San Salvador (Agencia Fides) – “La Vida Religiosa del Continente, todas las hermanas y los hermanos dispersos por las parcelas del Reino, nos unimos al reconocimiento eclesial del testimonio martirial de cuatro hermanos nuestros, que entregaron su vida a la gente más humilde, en una época turbulenta en El Salvador, y cuyo compromiso y defensa de los más pobres fue su sentencia de muerte. Rutilo, Cosme, Manuel y Nelson vivieron los tensos y violentos años previos a la guerra civil que azotó el país durante 12 años y que dejó más de 80 mil muertos”. La Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas (CLAR) expresa con estas palabras su alegría por la beatificación del Padre Rutilio Grande, jesuita, del franciscano italiano Fray Cosme Spessotto, OFM, y de los laicos Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus Chávez, un acontecimiento “"esperado desde febrero de 2020”, que se celebra hoy, a las 17 horas, en San Salvador (véase Fides 01/09/2021; 17/1/2022).
El martirio del p. Rutilo y de fray Cosme nos ha dejado como legado “la obligación de constatar y denunciar el dolor de los más pobres y vulnerables que sufren el flagelo de la miseria y de las injusticias. Nos obliga a escuchar el grito de la destrucción de la casa común y la “cultura del descarte” que afecta sobre todo a las mujeres, los migrantes y refugiados, los ancianos, los pueblos originarios y afrodescendientes”. Además, continua el comunicado recibido en Fides, nos da lecciones para afrontar el impacto y las consecuencias de la pandemia, “que incrementa más las desigualdades sociales, comprometiendo incluso la seguridad alimentaria de gran parte de nuestra población”, nos invita a reaccionar ante todo lo que se constituye en obstáculo para la sinodalidad, confrontándonos ante nuestra falta de profetismo y de solidaridad efectiva con los más pobres y vulnerables. Su martirio es también un signo de esperanza para la Vida Religiosa, para que sea un signo del Reino de Dios, y “viviendo contracorriente den testimonio de la buena nueva del Evangelio”.
“La inculturación del Evangelio tiene en nuestro Continente un perfume marcadamente social y se caracteriza por una firme defensa de los derechos humanos” subraya la CLAR, remarcando que los laicos mártires, como Manuel y Nelson y tantos otros, “nos señalan el camino de una vida comprometida en la opción preferencial por los más pobres y en la defensa de la dignidad humana”. “Hoy la Iglesia da a la palabra mártir cuatro rostros concretos, quienes, junto a los numerosos religiosas y religiosos, de diversas Congregaciones en toda América Latina y el Caribe, y también de laicos comprometidos con la vida y con el evangelio han derramado su sangre martirial por el Reino de Dios y su justicia”.
La CLAR continúa remarcando que “esta Vida Religiosa martirial de América Latina se inscribe dentro de todo el numerosísimo martirologio de América Latina y el Caribe, que abarca a obispos como Romero y Angelelli, a sacerdotes, catequistas, agentes de pastoral, líderes campesinos, indígenas, mujeres, niños, ancianos, jóvenes, poblaciones enteras masacradas”. “El martirio – recuerda el texto – forma parte de la historia actual de la Iglesia de América Latina y el Caribe”. El ejemplo de estos hermanos y de tantas hermanas mártires, que han ofrendado su vida por el Reino de Dios en América Latina y el Caribe son una interpelación para toda la Vida Religiosa y para toda la Iglesia: ¿Somos legítimos compañeros y sucesores de estos mártires? ¿Continuamos viviendo sus opciones, su radicalidad, su testimonio martirial? “Hay que aprender de ellos a gastar la vida por los demás – concluye la CLAR -. Como Jesús y por las mismas razones que Jesús”.
(SL) (Agencia Fides 22/01/2022)