San Salvador (Agencia Fides) – “El Padre Rutilio Grande, el 12 de marzo de 1977, fue a San José para presidir una celebración eucarística durante la novena de preparación a la fiesta patronal de San José. En el viaje de vuelta a Aguilares, le acompañaban en el coche un catequista, Manuel Solórzano, el joven Nelson Rutilio Lemus y tres niños. A mitad de camino, su coche fue ametrallado por unos hombres armados y Rutilio, Manuel y Nelson murieron en el acto. Los niños se salvaron. San Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, se sintió profundamente conmovido por el asesinato y presidió personalmente la misa de funeral en la Iglesia Catedral de San Salvador. El padre Rutilio tenía 49 años”. Así lo explica a la Agencia Fides Mons. Rafael Urrutia, Arzobispo Canciller de San Salvador, recordando que hoy, sábado 22 de enero, serán proclamados Beatos el Padre Rutilio Grande, jesuita, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus Chávez, laicos, y el franciscano italiano Fray Cosme Spessotto.
Mons. Rafael Urrutia es también el postulador diocesano de las causas de Mons. Romero y del P. Rutilio Grande.
“Rutilio - dice Mons. Rafael - se comprometió a desarrollar métodos creativos de evangelización, comenzando a reunirse periódicamente con los miembros de su parroquia para interpretar la realidad social y política a la luz del Evangelio. Creando unidades eclesiales de base que enseñaban a leer la Biblia -continúa-, empezó a alfabetizar y a formar a dirigentes y líderes comunitarios, proclamando la legitimidad y el derecho de los pobres a organizarse en asociaciones y sindicatos”.
En nombre del Evangelio, el padre Grande denunció una realidad que se oponía a la voluntad de Dios para su pueblo, que no era la pobreza, sino un proyecto de fraternidad y justicia: “Quiero mesas largas para todos - repetía a menudo el padre Rutilio -, con sillas para todos y Jesús sentado en el centro. Una Iglesia como espacio de consuelo para los más pobres”.
La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), en las últimas semanas, ha publicado unas ayudas para preparar espiritualmente a la beatificación, exhortando a todos los bautizados a ser “mártires”, es decir, “testigos” de Jesucristo en las distintas situaciones de la vida y constructores del Reino de Dios, como lo han sido los beatos mártires. “Recordar a los mártires -concluye Mons. Urrutia- no significa cultivar el odio y la venganza hacia sus asesinos, sino que nuestra vocación es seguir al Señor crucificado y trabajar por la reconciliación de los pueblos”.
La misa con el rito de beatificación tendrá lugar a las 17 horas en la Plaza del Divino Salvador del Mundo, frente a la Catedral de San Salvador, y será presidida por el Cardenal Gregorio Rosa Chávez, Obispo Auxiliar de San Salvador.
(ES) (Agencia Fides 22/1/2022)