León XIV a la Iglesia de Francia: vuestros santos os ayudarán a renovar vuestro impulso misionero.

sábado, 31 mayo 2025 santos   misión   evangelización   papa león xiv  

CCO/Torsade de Pointes

Por Gianni Valente

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El «programa misionero» más bello y sencillo para la Iglesia que está en Francia no es una estrategia ideada para resistir a la secularización. Tampoco consiste en una operación de «ingeniería genética» para redistribuir poderes y competencias en los aparatos eclesiásticos. Es mucho más útil y fructífero buscar cada día el rostro de los propios santos, los santos de la propia historia. Y pedir a Dios mismo que, con su ayuda, renueve «las maravillas que ha realizado en el pasado», también a través de ellos.

Es la sugerencia, sencilla y sorprendente, que el papa León XIV ha querido enviar a los obispos franceses y «a todos sus fieles», dirigiéndoles un mensaje con motivo del centenario de la canonización de san Juan Eudes, san Juan María Vianney y santa Teresa del Niño Jesús.
El mensaje, publicado hoy en el boletín de la Santa Sede, lleva la fecha del miércoles 28 de mayo.

Cerca del corazón de Jesús

El papa Pío XI canonizó a los tres santos franceses en mayo de 1925 (Teresa de Lisieux el 17, Juan María Vianney y Juan Eudes el 31).
Cien años después, señala hoy el obispo de Roma, resalta con fuerza la «pertinencia cada vez más actual» de las tres figuras de santos ante la «amplitud de los desafíos que, un siglo después, se presentan a la Iglesia en Francia».

En algunos pasajes del mensaje, el papa Prevost reconoce con realismo que el Pueblo de Dios en Francia camina a menudo «con valentía, bajo los vientos contrarios y a veces hostiles del indiferentismo, el materialismo y el individualismo». Recuerda que «la falta de vocaciones se hace dolorosamente sentir en vuestras diócesis y los sacerdotes se ven cada vez más puestos a prueba».

En tal situación, los tres santos son propuestos por el mensaje papal no como testimonios de contraofensivas culturales, sino solo por «un rasgo espiritual que Juan Eudes, Juan María Vianney y Teresa tienen en común y ofrecen de manera muy elocuente y atractiva a los hombres y mujeres de hoy».

Los tres, sencillamente, «amaron sin reservas a Jesús de manera sencilla, fuerte y auténtica; experimentaron su bondad y su ternura en una particular cercanía cotidiana, y lo testimoniaron con un admirable impulso misionero».

Los tres vivieron y dieron testimonio de la cercanía al Corazón de Cristo, que también «el difunto Papa Francisco» quiso recordar en su última encíclica Dilexit nos, la «bella encíclica sobre el Sagrado Corazón», la que «nos dejó, un poco como un testamento». Y, sugiere el papa León, «no podría haber un programa de evangelización y misión más bello y más sencillo para vuestro país: hacer descubrir a cada uno el amor tierno y predilecto que Jesús le profesa, hasta el punto de transformar su vida». Como lo hizo Juan Eudes, el primero en celebrar el culto litúrgico de los Corazones de Jesús y María; como lo hizo Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, para quien «el sacerdocio es el amor del corazón de Jesús». Como lo hizo Teresa de Lisieux, «ella que «respiraba» el nombre de Jesús en cada instante de su vida» y «enseñó a los más pequeños un camino «muy fácil» para acceder a él».

La via “más fácil” para los más pequeños

Conmemorar a los tres grandes santos canonizados hace 100 años por el papa Ratti -subraya hoy el obispo de Roma- es también «dar gracias al Señor» por «las maravillas que ha realizado» en tierra francesa durante los siglos de historia cristiana. Los santos -recuerda el Pontífice- no florecen por casualidad y por su propia fuerza, sino «por la gracia, surgen en el seno de comunidades cristianas vivas que han sabido transmitirles la fe, encender en sus corazones el amor de Jesús y el deseo de seguirlo». Y recordar a los santos de Francia no sirve para «evocar con nostalgia un pasado que podría parecer desaparecido». Más bien, puede convertirse en una ocasión para pedirles también hoy «que despierten la esperanza y susciten un nuevo impulso misionero». Porque «Dios puede, con la ayuda de los santos que os ha dado y que vosotros celebráis, renovar las maravillas que ha realizado en el pasado».
(Agencia Fides 31/5/2025)


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