VaticanMedia
por Pascale Rizk
Beirut (Agencia Fides) – También hoy, en las noches del Líbano, se pueden “encontrar las pequeñas luces que brillan” capaces de abrir los corazones a la gratitud. Y reconocer, como siempre, que el Reino que Jesús viene a inaugurar es como “un brote, un pequeño retoño que surge de un tronco, una pequeña esperanza que promete el renacimiento cuando todo parece morir”. Son signos que solo pueden vislumbrar “los pequeños, aquellos que sin grandes pretensiones saben percibir los detalles ocultos, las huellas de Dios en una historia aparentemente perdida”.
Las palabras de renacimiento que el Papa León XIV ha dirigido a todos los libaneses -en el último día de su viaje al País de los Cedros- beben del corazón mismo de la esperanza cristiana. En la homilía de la misa final, celebrada en el Beirut Waterfront, el Obispo de Roma ha abrazado todos los dolores del pueblo libanés y ha invitado a “reconocer la pequeñez del retoño que surge y crece incluso en medio de una historia dolorosa. Pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que despuntan, pequeñas semillas plantadas en el árido jardín de este tiempo histórico, también nosotros podemos verlos, aquí y también ahora”.
Como primera luz y primer brote de renovación, el Papa ha citado “su fe sencilla y genuina, arraigada en sus familias y alimentada por las escuelas cristianas”.
La oración en el Puerto y el abrazo a las personas con discapacidad
Poco antes de la liturgia eucarística -celebrada ante 120.000 personas- el Papa León XIV ha visitado el Puerto de Beirut, donde se ha recogido en oración silenciosa ante el monumento dedicado a las víctimas de la explosión del 4 de agosto de 2020, para después saludar uno por uno a sus familiares.
El Pontífice ha comenzado su tercera y última jornada del viaje apostólico visitando el Hospital psiquiátrico para personas con discapacidad mental “De la Croix”, en Jal el Dib. Pacientes, médicos y asistentes lo han recibido con los gritos de «ahla w sahla» (bienvenido) y «Allah yehmik» (que Dios te proteja), con la alegría incontenible de quienes son los más amados por Dios.
«Bonjour» y «sabah el kheir» (buenos días), ha dicho el Papa al llegar al hospital, “el hospital que no elige a sus pacientes, sino que acoge a quienes no son acogidos por nadie”, como lo ha descrito la Superiora general, hermana Maria Maakhlouf, agradeciendo al Papa una visita que “confirma a los más pequeños que son amados por el Señor, tienen un lugar especial en su corazón y son un tesoro para la Iglesia”.
“A ustedes, queridos hermanos y hermanas marcados por la enfermedad, quisiera sólo recordarles que están en el corazón de Dios, nuestro Padre”, ha dicho el Papa. “Él los lleva en la palma de sus manos, los acompaña con amor, les ofrece su ternura a través de las manos y las sonrisas de quienes cuidan de su vida”.
El Convento de la Cruz es el lugar de fundación de las Hermanas Franciscanas de la Cruz, cuya vocación es acoger a las personas más necesitadas que sufren todo tipo de enfermedades mentales y psicológicas.
La despedida del Papa: que cesen los ataques y las hostilidades
En sus palabras de despedida, pronunciadas en el aeropuerto de Beirut antes de partir hacia Roma, León XIV ha recordado “todas las regiones del Líbano que no ha sido posible visitar: Trípoli y el norte, el valle de la Bekaa y el sur del país, Tiro, Sidón -lugares bíblicos-, todas esas áreas, especialmente en el sur, que viven en continua situación de conflicto e incertidumbre”.
“A todos -ha añadido el Papa-, mi abrazo y mi deseo de paz. Y también un llamamiento apremiante: que cesen los ataques y las hostilidades. Que nadie siga creyendo que la lucha armada aporta algún beneficio. Las armas matan; la negociación, la mediación y el diálogo construyen”.
(Agencia Fides 2/12/2025)