Beirut (Agencia Fides) - «El asesinato de Sayyed Hassan Nasrallah ha abierto una herida en el corazón de los libaneses». Pero «el martirio incesante de los líderes cristianos y musulmanes que creían en las causas de la verdad, de la justicia y de la defensa de los débiles refuerza la unidad entre los libaneses, una unidad de sangre, de pertenencia y de destino». Con estas palabras, el Patriarca maronita Béchara Boutros Raï ha pronunciado sus primeras palabras públicas sobre el final del jefe del movimiento chií Hezbolá, asesinado el viernes por la noche por las bombas lanzadas sobre Beirut por el ejército israelí. Las ha pronunciado en el transcurso de la homilía de la misa dominical celebrada hoy, 29 de septiembre, en la residencia patriarcal de verano de Dimane. Una misa - ha dicho el cardenal libanés - para pedir el descanso de las almas de las víctimas de estos días, y también para implorar la paz.
«El martirio por la patria común - ha proseguido el Patriarca maronita - es el martirio elegido por los creyentes de todas las componentes libanesas que lo han compartido, dejándonos una invitación a la lealtad y a la fidelidad hacia su sacrificio por una patria que amaban, aunque su visión de cómo gestionarla y de cómo practicar la política fuera diferente».
«La sangre derramada por quienes se sacrificaron por la patria libanesa -ha proseguido el cardenal Raï, refiriéndose a la crisis político-institucional que paraliza el país desde hace años- nos pide a gritos que defendamos el Líbano contra toda agresión y que elijamos a un Presidente de la República que devuelva al país su lugar entre las naciones». El cargo de Jefe de Estado, que en el sistema institucional libanés recae en un cristiano maronita, está vacante desde hace casi dos años debido a los vetos interpartidistas y sectarios.
En su homilía, el cardenal libanés - que también se ha mostrado crítico en el pasado reciente con las estrategias de las milicias de Hezbolá que han abierto su flanco a las represalias israelíes - ha reiterado que «la comunidad internacional está llamada a actuar seriamente para detener el ciclo de guerra, muerte y destrucción en este país, preparando el terreno para una paz justa que garantice los derechos de todos los pueblos y componentes de la región. Ha llegado el momento -ha añadido el Patriarca maronita- de que todos los libaneses comprendan que no tienen a nadie que les ayude y apoye, sino a ellos mismos, unidos y solidarios entre sí, comprometidos en la gestión de los asuntos de la casa libanesa en el espíritu del Pacto Nacional, en un estado de derecho e institucional».
(GV) (Agencia Fides 29/9/2024)