ASIA/IRAK - Caminar juntos en la fe de los Apóstoles. Entrevista con Mar Awa III, Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente

lunes, 5 diciembre 2022 oriente medio   iglesias orientales   ecumenismo   sinodalidad   misión   islam   pascua  

Por Gianni Valente

Erbil (Agencia Fides) – Un programa eclesial sinodal es fecundo si «ayuda a todos a caminar en la fe de los Apóstoles custodiada por la Tradición». Por ello, los llamamientos a las dinámicas sinodales «no pueden utilizarse para abrir fisuras entre los miembros de la Iglesia en cuestiones de fe o de moral». Con estas palabras, Mar Awa III, Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, ofrece unas coordenadas sugerentes y útiles desde una perspectiva oriental para mirar también hacia el proceso sinodal iniciado en la Iglesia Católica.

El sábado 19 de noviembre, Mar Awa III realizó una visita fraternal al Papa Francisco, que le recibió en el Palacio Apostólico. Con ocasión de su primer viaje a Roma como Patriarca, Mar Awa III pronunció una conferencia en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) sobre la “teología de la sinodalidad en la Iglesia de Oriente”, en el marco del simposio ecuménico internacional “Listening to the East” (A la escucha de Oriente), promovido por el Angelicum y la Fundación Pro Oriente para presentar ponencias, debates y testimonios sobre la sinodalidad en la vida y la misión de las Iglesias ortodoxas y de las antiguas Iglesias orientales.

En una amplia entrevista con la Agencia Fides, el Patriarca asirio critica las campañas de “demonización” de la Iglesia Ortodoxa Rusa y de su Patriarca Kirill. Mar Awa también ofrece respuestas esclarecedoras y para nada descontadas sobre la condición de los cristianos en Oriente Medio, sobre la búsqueda de una fecha común para la celebración de la Pascua y sobre el camino hacia la plena comunión entre la Iglesia Asiria de Oriente y la Iglesia de Roma. El primado de la Iglesia asiria menciona también el “secreto” de la gran progresión misionera de la antigua Iglesia de Oriente, que en los primeros siglos cristianos había llevado el anuncio del Evangelio hasta China, Mongolia y la Península Arábiga.

El 122º Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, elegido el 8 de septiembre de 2021 (véase Fides 9/9/2021), procede de los Estados Unidos y completó parte de su formación en academias católicas. Nacido hace 47 años en Chicago, e hijo, por tanto, de la diáspora asiria en Estados Unidos, David Royel se ordenó diácono a los 17 años, y posteriormente se licenció en teología sagrada en la Universidad Loyola de Chicago y en la Universidad de Santa María del Lago. Más tarde obtuvo la Licenciatura en Sagrada Teología y el Doctorado en el Pontificio Instituto Oriental de Roma. Fue ordenado obispo por el entonces Patriarca Mar Dinkha IV en 2008, tomando el nombre de Awa (que significa "padre" en lengua asiria) y convirtiéndose en el primer obispo de la Iglesia Asiria nacido en los Estados Unidos. Antes de su elección patriarcal, Mar Awa era obispo de la diócesis asiria de California (EE.UU.) y secretario del Santo Sínodo.

- En el proceso sinodal iniciado en la Iglesia católica, algunos siguen sugiriendo mirar a las Iglesias de Oriente para “aprender” la sinodalidad. En la experiencia de las Iglesias de Oriente, ¿cuál es el criterio que guía y puede hacer fructífero eclesialmente el ejercicio de la sinodalidad?
- La dinámica sinodal de la Iglesia consiste en caminar juntos en la fe de la Tradición Apostólica. La modalidad sinodal sirve para preservar y confirmar la unidad de la fe en este camino, facilitándolo para todos y liberando a todos de cargas innecesarias y prácticas eclesiales que lo obstaculizan. Por tanto, el criterio para evaluar la validez y la fecundidad de un proceso sinodal es si este, en el tiempo presente y en la condición histórica actual, ayuda a todos a caminar en la fe de los Apóstoles custodiada por la Tradición.
El ejercicio de la sinodalidad, si es realmente el camino de todos los bautizados y de todos los obispos como sucesores de los Apóstoles, no puede servir nunca para apartarse de la Tradición Apostólica, de la fe que nos han transmitido los Apóstoles y que une a la Iglesia católica con las antiguas Iglesias de Oriente. Compartimos el mismo ‘Depositum fidei’ recibido de los Apóstoles.

- En muchos casos, el camino sinodal se presenta como un proceso dialéctico entre diferentes posiciones que buscan el consenso para mantener o cambiar la posición de la Iglesia en una agenda de temas eclesial y doctrinalmente sensibles. Con dinámicas que se parecen a aquellas políticas y parlamentarias...
- Alguien me ha mencionado esto. Tal vez se corra este riesgo al pasar de una gestión centralizada en la que todo está en manos de una sola persona a un modo sinodal de conducción de las dinámicas eclesiales. Sin embargo, el modelo sinodal practicado en las Iglesias de Oriente no es interesante porque estar más cerca de los sistemas modernos de gestión del poder, sino porque es más propicio para manifestar el consenso en torno al ‘Depositum fidei’, y para custodiarlo juntos. Una dinámica sinodal auténtica surge precisamente del hecho de que los obispos y todos los bautizados caminan juntos en la misma fe, y convergen en la búsqueda conjunta de las formas y prácticas más adecuadas para dar testimonio de esta misma fe en el tiempo presente. Me imagino que la mayoría de los obispos católicos también comparten el deseo y la voluntad de mantener la doctrina tradicional, también en temas como el matrimonio.
Si las dinámicas sinodales expresan el caminar de toda la Iglesia siguiendo los pasos en la fe de los Apóstoles, no pueden ser utilizadas para abrir fisuras entre los miembros de la Iglesia en cuestiones de fe o de moral. Más bien, el ejercicio de la sinodalidad sirve para mantener la unidad de las distintas sensibilidades, en el mismo camino, incluidas las de quienes desearían una mayor adaptación a la mentalidad del mundo actual.

- Muchos cristianos abandonan Oriente Medio. En cambio, el Patriarcado Asirio regresó a Mesopotamia hace unos años, tras ocho décadas de ‘exilio’ primero en Chipre y luego en Estados Unidos. Ahora reside en Erbil, en el Kurdistán iraquí. Desde su punto de vista, en Irak, ¿qué se necesita realmente para salvaguardar la presencia de los cristianos en Oriente Medio?
- Es necesario un compromiso a nivel de las autoridades políticas y militares para garantizar la seguridad, y que no regrese un día, quizás dentro de unos años, otro “Estado Islámico” para sembrar el miedo y la angustia entre los cristianos. También hay que crear oportunidades de empleo para garantizar un mínimo de seguridad económica. La situación ahora parece difícil para todos, y aún más para los grupos sociales más débiles y minoritarios. Y la corrupción generalizada en el país lo empeora todo. Sin embargo, hay lugares en los que se observan buenas señales de esperanza, como en el Kurdistán iraquí.

- El patriarca latino emérito de Jerusalén, Michel Sabbah, ha dicho que el futuro de los cristianos en Oriente Medio no es una cuestión de número, sino de fe…
- Si no existe un vínculo de afecto y gratitud con la tierra en la que se ha nacido y en la que se ha recibido el don de la fe, es más fácil que muchas personas se marchen por motivos legítimos. No todo se explica por la discriminación y el maltrato sufridos. Los cristianos sólo pueden quedarse si se reaviva en ellos el vínculo de afecto con una tierra y una historia rica de fe, como atestiguan nuestros antiguos monasterios. Y las autoridades civiles también pueden hacer algo al respecto. He sugerido a Masrour Barzani, primer ministro de la región autónoma del Kurdistán, que fomente el turismo religioso y las peregrinaciones a los antiguos monasterios y lugares queridos por la memoria de nuestras Iglesias. De este modo, nuestros emigrados y sus descendientes nacidos en la diáspora podrán volver a visitar sus antiguos pueblos de origen, con sus iglesias, y reavivar sus vínculos con las tierras de sus padres.

- El diálogo del Papa Francisco con destacados representantes del Islam, centrado en el redescubrimiento de la fraternidad universal e inspirado en el Documento de Abu Dhabi, ¿qué repercusión tiene sobre la condición de los cristianos en Oriente Medio?
- Tal vez algunos piensen que el diálogo sobre la fraternidad expresa una perspectiva idealista con pocas posibilidades de generar consecuencias concretas. También hablé de esto en mi encuentro con el Papa Francisco. Creo que estos encuentros y diálogos son útiles, aunque se queden solo en el plano de los deseos y las declaraciones de intenciones. Sin embargo, es reconfortante ver que el Papa y otros líderes de la Iglesia tienen en mente el destino de los cristianos de Oriente Medio, y por eso también tejen relaciones fraternas y diálogos con los líderes musulmanes. Incluso los compatriotas musulmanes, cuando ven a sus dirigentes dialogar con altos representantes de las Iglesias, pueden liberarse de prejuicios y sentimientos hostiles hacia los cristianos. Esto no resuelve mágicamente todos los problemas, pero ayuda mucho.

- Entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Asiria de Oriente nunca ha habido una ruptura directa en cuestiones dogmáticas y teológicas. Se han conseguido importantes resultados en el diálogo teológico entre las dos Iglesias. El Papa Francisco, en el discurso que le ha dirigido, ha manifestado su esperanza de que la Iglesia asiria se convierta en la primera entre las antiguas Iglesias de Oriente con la que la Iglesia de Roma pueda recuperar la plena comunión sacramental.
- No hubo ningún anatema entre la antigua Iglesia Asiria de Oriente y la Iglesia de Roma. La separación comenzó en el Concilio de Éfeso en el 431, pero el ‘Depositum fidei’ que celebramos antes de Éfeso es compartido, y estamos llamados a custodiarlo juntos. En 2025 celebramos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea. Hemos empezado a hablar de la posibilidad de tener un encuentro para celebrar ese Concilio todos juntos: la Iglesia de Roma, las Iglesias ortodoxas, las antiguas Iglesias de Oriente... Nicea nos une. Nicea es de todos. En todas nuestras diferentes liturgias recitamos el Credo de Nicea, aunque no estemos en plena comunión.

- ¿En qué punto se encuentra el diálogo ecuménico entre la Iglesia Asiria y la Iglesia de Roma tras la declaración cristológica fundamental conjunta firmada por Juan Pablo II y el Patriarca Mar Dinkha IV?
- En 2017, firmamos un texto en el que católicos y asirios reconocen mutuamente la validez de los sacramentos celebrados y administrados en la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente. Por lo tanto, puede decirse que la segunda etapa del viaje se ha completado con éxito. Hemos entrado en la tercera fase de nuestro diálogo, que trata de la Constitución de la Iglesia. Y, por supuesto, también está implicada en esta fase la cuestión del primado del Obispo de Roma y la cuestión de la comunión y el primado a nivel local y también a nivel universal.

- ¿Qué implica el consenso sobre la validez de los sacramentos?
- Todavía no hemos alcanzado la posibilidad plena e incondicional de recibir los sacramentos administrados por sacerdotes y obispos de la otra Iglesia. Pero ya desde 2001, con un acuerdo que entró en funcionamiento en la época del Papa Juan Pablo II y Mar Dinkha IV, se puede practicar una “hospitalidad sacramental” especial entre las dos Iglesias, por razones pastorales de necesidad. Esto permanece. A esto se añade el reconocimiento de que la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria coinciden en la doctrina y la teología sacramental. Sin embargo, llegar a la plena comunión es un camino a largo plazo y sería un camino a compartir con todas las demás Iglesias no católicas, un camino guiado por la oración intensa y el Espíritu Santo.

- El cardenal Louis Raphael Sako, como patriarca de la Iglesia Caldea -que comparte la misma herencia litúrgica y teológica con la Iglesia Asiria- ha propuesto iniciar un camino de reunificación entre las dos Iglesias, ambas “herederas” de la antigua Iglesia de Oriente...
- Con los caldeos, que son ciertamente nuestros hermanos, estamos siempre dispuestos a hablar de la unidad y la reunificación en una única Iglesia de Oriente. Pero rechazamos totalmente el uniatismo, que estuvo en el origen del cisma de 1552. La propuesta del Patriarca Sako, creo, es la siguiente: los dos Patriarcas, el caldeo y el asirio, renuncian a sus cargos, y los obispos asirios y caldeos eligen juntos a otro Patriarca de la Iglesia de Oriente, pero ese Patriarca debe estar en comunión jerárquica con el Papa. Y este procedimiento no me parece viable. En mi opinión, el camino es volver a las raíces de la Iglesia de Oriente, remontarse a antes de 1552, para ver cuál era la eclesiología compartida en el momento de la separación.

- También en el encuentro que ha mantenido con el Papa Francisco se ha tocado la cuestión de encontrar una fecha común para celebrar la Santa Pascua. ¿Cree que es realmente una posibilidad factible?
- En el Sínodo de 2019, bajo mi predecesor Mar Gewargis III, aceptamos la idea de encontrar una fecha común fija para celebrar la Pascua con las demás Iglesias. Por lo que sé, los coptos y los siro-ortodoxos también están de acuerdo con esta posibilidad. El Papa Francisco es muy disponible al respecto. Y últimamente Bartolomé I, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, también ha expresado su apertura. Tal vez se podría intentar primero acordar una fecha común para la celebración de la Pascua entre la Iglesia Católica, la Iglesia Asiria y las demás Iglesias Antiguas de Oriente. Los ortodoxos podrían unirse después de forma gradual, si el consenso madura en cada Iglesia ortodoxa individual.

- Antes de venir a Roma y reunirse con el Papa Francisco, usted se ha reunido con Kirill, el Patriarca de Moscú.
- Sí, la semana anterior estuve en Rusia, para reunirme con nuestra comunidad en ese país, y también me reuní con el Patriarca Kirill en Moscú. Hablamos largo y tendido sobre la situación actual de los cristianos de Oriente Medio. También me pidió que llevase sus más sinceros saludos al Papa Francisco, lo que hice unos días después.

- El Patriarca Kirill es atacado como cómplice y casi corresponsable de la guerra en Ucrania. ¿Usted como lo ha visto? ¿Y qué opina de las medidas adoptadas contra él y la Iglesia Ortodoxa Rusa?
- El Patriarca Kirill me pareció muy sincero. Y en cualquier caso, la demonización de la Iglesia rusa o del propio Kirill no es correcta. Es el jefe de una Iglesia, no dirige la política del país. Y uno entiende que está en una posición muy difícil. Esto también debe tenerse en cuenta. La decisión de la Unión Europea de imponerle sanciones ad personam también es inapropiada, crea un grave precedente y contradice todos los llamamientos a distinguir las esferas eclesial y política, la Iglesia y el gobierno secular. Si se toma este camino, puede ocurrir lo mismo con otros líderes y exponentes de la Iglesia que son objeto de valoraciones negativas por parte de algunos aparatos políticos.

- La guerra en Ucrania es también una gran tragedia cristiana. ¿Ha hablado con Kirill sobre esto?
- Yo le he expresé el deseo de que se alcance pronto un alto el fuego y que se encuentre una solución para poner fin al sufrimiento de la población. Los ucranianos y los rusos comparten el mismo bautismo, beben de la misma fuente espiritual. Tampoco me pareció justificada la presión para marginar a los ortodoxos rusos en las reuniones ecuménicas, como se intentó en la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) celebrada entre agosto y septiembre en Karlsruhe, Alemania. Siempre hay que dejar las puertas abiertas al diálogo. Mientras que si se sigue cierto razonamiento, habría que eliminar, por coherencia, a todos los capellanes militares que bendicen a los soldados enviados a la guerra, de un lado o de otro.

- La teología y la espiritualidad de la Iglesia Asiria hacen hincapié en la naturaleza humana de Cristo. ¿No podría esta perspectiva espiritual ser más valorada para el anuncio cristiano en los tiempos que vivimos?
- En los libros de texto de teología clásica se dice que la Iglesia asiria hace hincapié en la humanidad de Cristo. Pero primero debe quedar claro que confesamos la unidad de la divinidad y la humanidad en la única persona de Cristo. Como muestra la Escritura y como afirman también varios Padres de la Iglesia comunes, reconocemos que llegamos a contemplar el misterio de la divinidad de Cristo a través de los actos concretos de su humanidad. Esto forma parte de la experiencia diaria de los cristianos cuando rezan, cuando van a misa y reciben la Eucaristía.

- Al proclamar el Evangelio con este énfasis, la antigua Iglesia Asiria de Oriente ha vivido una de las aventuras de progresión misionera más impresionantes de la historia. ¿Qué puede enseñar esa experiencia de los primeros siglos del cristianismo a los misioneros de hoy?
- En 1904, en Turfan, en la actual provincia china de Xinjiang, encontraron un libro de oraciones en el que las fórmulas estaban en siríaco y las rúbricas en la lengua local. En la actual Mongolia y en toda la Península Arábiga se siguen encontrando restos de iglesias y monasterios pertenecientes a ese cristianismo. Los misioneros de la antigua Iglesia de Oriente eran un “ejército” espiritual. Eran en su mayoría monjes y monjas, y acudían a contextos formados por otros pensamientos, culturas antiguas y mentalidades religiosas. Se ganaron el corazón de la gente con dulzura, y no por la dinámica de la conquista. Y luego ayudaron a las poblaciones locales a encontrar los signos gráficos para poner sus lenguas y su habla en forma escrita. Y cada urgencia, cada problema concreto de la vida se convirtió en una oportunidad para hacer el bien, haciéndose amigos y hermanos de todos.
(Agencia Fides 5/12/2022)


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