Túnez (Agencia Fides) - La decisión del presidente de Túnez, Kaïs Saïed, de congelar el Parlamento, privar de poder al Gobierno y asumir plenos poderes “ha sido acogida con alivio por la mayoría de la población, agotada por una situación que parecía sin vía de salida”. Así lo informa el arzobispo Ilario Antoniazzi, jefe de la archidiócesis de Túnez, en una conversación con la Agencia Fides. “Ahora -añade el Arzobispo- sólo han pasado veinticuatro horas desde las medidas presidenciales, la euforia parece haber pasado, hay un estado de espera respecto a las nuevas decisiones que tomará el presidente. Pero en esta espera, la confianza y la esperanza siguen prevaleciendo”.
El contexto social y político en el que se produce esta sorprendente iniciativa presidencial se puede entender en toda su gravedad gracias al relato del arzobispo: “La población estaba harta de la situación y de los gobernantes que estaban aquí. Se ha llegado a un punto en el que no hay puestos de trabajo, el turismo ha desaparecido, y lo único que parece ir viento en popa son los contagios de Covid-19. Es triste decirlo, pero es así: los hospitales están llenos, no hay oxígeno, estamos cerca del desastre. Al visitar algunos hospitales, tuve la impresión de volver a ver las imágenes que vi en los hospitales italianos en los momentos más oscuros del inicio de la pandemia”.
En este contexto, “la población depositó inicialmente su confianza en el gobierno, pero luego, ante la inacción gubernamental, esta confianza se agotó pronto. Los ministros han sido acusados de corrupción y de defender sus intereses privados. Así que el Presidente tras esperar que pasase la fiesta nacional, ha terminado dando un puñetazo en la mesa. Después de su discurso, en el que prácticamente destituyó al Gobierno, la gente salió a la calle a celebrarlo, a pesar del toque de queda, hasta las 2 de la madrugada, con cánticos, caravanas de coches y manifestaciones”. Ahora Saïed ha anunciado su intención de nombrar un nuevo primer ministro y un nuevo gobierno, que tendrá que responder ante él. “Todos los viejos partidos, incluidos los que estaban en el poder, también han dicho que lo apoyan”. La oposición más consistente proviene del Partido de los Trabajadores (izquierda), que ha acusado al presidente de querer poner al país “bajo la dictadura de un solo hombre”, y sobre todo del partido islamista Ennahda, cuyo líder Rached Ghannouchi - informa el arzobispo Antoniazzi - ha puesto el grito en el cielo. Pero por ahora, la mayoría de la población está con el presidente, y éste cuenta también con el apoyo del ejército, que ha rodeado las oficinas institucionales, impidiendo que sean asediadas por los militantes de Ennahda”.
Ahora hay una creciente expectación sobre los futuros movimientos del presidente, así como el temor a que aumenten los enfrentamientos violentos entre los grupos militantes a favor y en contra de las decisiones presidenciales. “Según las informaciones que circulan”, informa Mons. Antoniazzi, “el Presidente ha dado órdenes a las fuerzas de seguridad para que vigilen los aeropuertos y eviten que algunos 'peces gordos' salgan del país. En su discurso de anuncio de sus decisiones, insistió en que ante la ley no hay ricos y pobres, poderosos o débiles, y que todos son iguales. Por primera vez he visto acalorarse al presidente, que suele leer con frialdad. ‘Los que no tengan la conciencia tranquila serán juzgados según la justicia’, dijo en su discurso. Él, que es jurista, también participó en la redacción de la nueva Constitución, y la conoce bien”. “Ahora - concluye el arzobispo Antoniazzi - la incógnita es que puede haber una restricción de la libertad y que vamos hacia un régimen autoritario. Se han cerrado algunas emisoras de televisión. Pero ciertamente por ahora la población está del lado del presidente. Ha pasado demasiado poco tiempo desde que las nuevas disposiciones, no se pueden pedir milagros. Veamos cómo avanzan las cosas. Ha prometido directivas, cambios. Cosas que seguramente hará, pero que aún no ha hecho”.
(GV) (Agencia Fides 27/7/2021)