Dushanbe (Agencia Fides) – “Tras las elecciones presidenciales de Tayikistán el 11 de octubre, el presidente Emomali Rahmon ganó por sexta vez con más del 90% de los votos: esto significa que el poder en el país de Asia central está en las mismas manos desde hace 28 años y, si Rahmon cumpliera todo el mandato, el plazo se ampliaría a 35 años”. Así lo comenta a la Agencia Fides, Davide Cancarini, investigador de la revista geopolítica internacional “Limes”, y estudioso de Asia Central, refiriéndose al contexto sociopolítico que ha caracterizado las últimas elecciones presidenciales en Tayikistán. “El presidente de Tayikistán -observa el investigador- había acariciado la idea de inaugurar una sucesión dinástica en 2020: hace cuatro años, de hecho, el gobierno había aprobado una reforma constitucional con la que la edad mínima de los candidatos presidenciales se rebajaba de 35 a 30 años. Esta operación parecía hecha ad hoc para uno de los hijos de Rahmon, Rustam Emomali, que ahora tiene 32 años, protagonista de una brillante carrera política: actualmente es alcalde de la capital y presidente del Parlamento. Ante esto, se creía que las elecciones presidenciales del 2020 podrían marcar un traspaso del poder de padre a hijo. Pero no ha sido así: algunos argumentan que los desacuerdos en el clan Rahmon habían bloqueado la iniciativa; otros creen que ha podido ser incluso Rusia quien ha impedido la sucesión. En realidad, el presidente de Tayikistán ha considerado inadecuado el momento, porque hubiera sido arriesgado poner en el poder a un hombre de 32 años en una fase de crisis y de tanta incertidumbre económica”.
Con una nueva victoria electoral, Emomali Rahmon se ha convertido en el presidente de la ex Unión Soviética con más años de servicio: “Esta cifra desorbitada es el resultado de un largo trabajo: en los noventa, el poder de Rahmon no era tan fuerte, pero con el tiempo, pudo eliminar todas las formas de oposición y prohibir partidos que él creía que no debían operar en el país”, explica Cancarini.
Según el investigador, “hasta la fecha, Tayikistán, junto con Turkmenistán, es el país más autoritario de Asia Central: por eso a nadie se le ocurriría salir a la calle para manifestarse contra el gobierno como ha sucedido en el vecino Kirguistán”.
Los datos de las ONG sobre la vida social confirman un enfoque político autoritario: según el último informe sobre libertad de prensa, publicado en abril de 2020 por la ONG “Reporteros sin Fronteras”, Tayikistán se encuentra en el ranking de los 180 países del mundo es el 161º. El país también está muy bajo en el ranking de la ONG “Transparencia Internacional”: ocupando la posición 153: Tayikistán se encuentra entre los gobiernos más corruptos del mundo. Según ONG como “Human Rights Watch” y “Amnistía internacional”, el agravamiento de la represión de los derechos civiles y políticos por parte del gobierno tayiko constituye una degradación general continua del respeto de los derechos humanos, que también se ha puesto de relieve en el proceso de las elecciones presidenciales.
Mientras que el tema de la libertad religiosa está caracterizado por luces y sombras. La Constitución de Tayikistán, aprobada en 1994 y enmendada en 2003, reconoce el derecho a la libertad de conciencia, dando a cada ciudadano el derecho a determinar independientemente su relación con la religión y a profesar cualquier creencia, individualmente o en comunidad. Sin embargo, la “ley de religión”, que entró en vigor en 2009, ha supuesto limitaciones, entre ellas, por ejemplo, la obligación de registrar a los grupos de fieles y la prohibición de la educación religiosa privada. En este marco La Iglesia Católica en el país es una pequeña comunidad en un contexto social al 98% musulmán: los fieles son actualmente alrededor de un centenar, distribuidos entre las dos parroquias de Dushambe y Qurǧonteppa. La presencia católica en Tayikistán se registra desde los años setenta del siglo pasado: los primeros fieles eran en su mayoría alemanes de Rusia, Ucrania y Lituania, deportados al país en la época de la Unión Soviética. Debido al régimen comunista, durante años las comunidades de Tayikistán estuvieron completamente aisladas de la Iglesia universal. Para estructurar la presencia católica local el Papa Juan Pablo II, estableció la Missio sui iuris el 29 de septiembre de 1997.
(LF-PA) (Agencia Fides 28/10/2020)