ÁFRICA/CONGO RD - Esperanza cauta del retorno de la paz en Kivu del Sur, pero en Kivu del Norte e Ituri la situación sigue siendo preocupante

lunes, 7 noviembre 2022 grupos armados   onu   ong  

Kinshasa (Agencia Fides) - "Si esta situación de pacificación se extendiera a toda la provincia de Kivu del Sur, habría espacio y esperanza para un desarrollo socioeconómico continuado para los agricultores y ganaderos", afirma la organización de defensa de los derechos humanos ACMEJ, activa en la provincia de Kivu del Sur, al este de la República Democrática del Congo, informando sobre la situación que se ha producido en algunas zonas desde el inicio de la retirada de los cascos azules de la ONU. Kivu del Sur, junto con Kivu del Norte e Ituri, son las tres provincias orientales de la República Democrática del Congo (RDC) que llevan décadas sumidas en la inestabilidad provocada por diversos grupos armados de origen local y extranjero.
La Misión de la ONU en la RDC (MONUSCO) se ha desplegado en estas zonas, pero su actuación es muy criticada por las poblaciones locales, hasta el punto de que el gobierno de Kinshasa ha pedido su retirada (véase Fides 6/10/2022).
“Hoy podemos decir que en algunas aldeas de Kivu del Sur, desde que los soldados de la MONUSCO han dejado de entrar en las zonas calientes bajo el control de grupos armados nacionales y extranjeros, se empieza a sentir la paz y la seguridad. De hecho, estamos notando un movimiento de civiles que empiezan a regresar a algunos de los pueblos situados en la carretera nº 5 de la llanura de Ruzizi, hacia el pueblo de Uvira”, dice ACMEJ. Según la ONG local, los miembros de algunos grupos armados estarían dispuestos a integrarse en las filas del ejército regular, pero, advierte ACMEJ, “hay que dispersarlos en provincias alejadas de sus países de residencia habitual” para evitar que vuelvan a sus grupos de origen. La integración en el pasado de soldados de diferentes grupos armados en el ejército congoleño ha dado lugar a graves violaciones de los derechos humanos cometidas por los propios soldados.
Por tanto, si el gobierno de Kinshasa intenta recuperar el control del este del país apoyándose ya no en la ONU, sino en su propio ejército y en una fuerza de intervención promovida por los Estados de la Comunidad de África Oriental (Burundi, Kenia, Ruanda, Tanzania, Sudán del Sur, Uganda y la RDC), la situación está lejos de estabilizarse. Lo que preocupa no es tanto Kivu del Sur como Kivu del Norte e Ituri. A pesar del establecimiento de la ley marcial el 6 de mayo de 2021, el número de personas asesinadas en estas dos provincias se ha duplicado o, en algunas zonas, incluso triplicado en comparación con el periodo anterior al establecimiento de la ley marcial. Así lo afirma un informe sobre los crímenes presuntamente cometidos por las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, grupo de origen ugandés que luego se unió al Estado Islámico) en Kivu Norte e Ituri, en los once meses anteriores y posteriores al establecimiento de la ley marcial, presentado en marzo por Katembo Mbusa Tembos Yotama, diputado nacional, y Mbenze Yotama, diputado provincial, ambos elegidos en Butembo (Kivu Norte).
A esto se añaden las acusaciones de connivencia entre los militares regulares y algunos grupos armados locales para luchar contra el M23, movimiento armado del que Kinshasa sospecha que está en connivencia con la vecina Ruanda (véase Fides 5/11/2022). En resumen, si los cascos azules de la ONU son mal vistos por la población local por su supuesta ineficacia o incluso por su connivencia con las guerrillas locales, las fuerzas armadas regulares también deben demostrar que son capaces de restablecer la seguridad respetando los derechos humanos.
(L.M.) (Agencia Fides 7/11/2022)


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