Agenzia Fides
Por Paolo Affatato
Dili (Agencia Fides) - "Que vuestra fe sea vuestra cultura" es el lema de la visita del Papa Francisco, quien del 9 al 11 de septiembre visitará Timor Oriental, tercera etapa de su viaje a Oriente que, del 2 al 13 de septiembre, incluirá Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Este lema "es una exhortación a vivir la fe en armonía con la cultura", explica el Vicario General de la Arquidiócesis de Dili, don Graciano Santos Barros. En la nación más joven de Asia (que eligió su independencia en 1999 y la proclamó en 2002), de abrumadora mayoría católica, se está llevando a cabo la preparación de la Iglesia local para todos los eventos de la visita: el encuentro con sacerdotes y religiosos en la Catedral de María Inmaculada en Dili, donde se están realizando obras de restauración en su interior; el encuentro con los jóvenes en el Centro de Congresos, que podrá albergar a más de 4,000 jóvenes de diversas realidades, asociaciones y parroquias; y la celebración de la Eucaristía en el recinto de Tasi Tolu, en la periferia occidental de la capital, donde se está montando un gran escenario con el altar, y donde se esperan más de 700,000 fieles de toda Timor Oriental, así como de Indonesia y otros países de la región.
"La preparación no es solo material, sino también espiritual. La Conferencia Episcopal ha preparado material para un ciclo de catequesis - que se está llevando a cabo en las tres diócesis timorenses de Dili, Maliana y Baucau - sobre la biografía del Papa, el conocimiento de algunas encíclicas, su misión como Pontífice y sucesor de Pedro, y sobre el tema central de la visita, 'Que vuestra fe se convierta en vuestra cultura'", informa a la Agencia Fides el padre Bento Pereira, responsable nacional de comunicaciones y medios de la Conferencia Episcopal de Timor Oriental. Para acompañar a los fieles, también se ha creado una oración que se recita diariamente en las iglesias, comunidades religiosas y escuelas de todo el país.
"La reflexión sobre la relación entre fe y cultura", argumenta el Vicario p. Santos Barros, "para nosotros está vinculada a la reflexión sobre la relación entre fe e historia. La historia de la nación, la historia de sufrimiento y liberación de Timor Oriental, está intrínsecamente marcada y acompañada por la fe. Hoy, a 25 años del referéndum por la independencia, podemos mirar nuestra historia con un corazón reconciliado, reconociendo la obra de Dios que ha iluminado las mentes y los corazones de los hombres en muchos momentos cruciales", explica a la Agencia Fides mientras muestra un complejo de la Iglesia local que incluye la "Casa de los Padres", una residencia para el clero, incluidos sacerdotes ancianos o enfermos en Dili; el Instituto Superior de Filosofía y Teología; y el Seminario Mayor Interdiocesano, en el que hay aproximadamente 250 seminaristas.
En 1975, cuando Indonesia ocupó militarmente Timor Oriental convirtiéndolo en una de sus provincias, Barros era un niño y recuerda "a mis padres comprometidos con el movimiento de resistencia, la destrucción por parte de los indonesios, el llanto y luto de las familias". A principios de la década de 1980, el movimiento de resistencia comenzó a organizarse con el líder Xanana Gusmao (hoy Primer Ministro de Timor Oriental, ndr) en tres frentes diferentes: el clandestino, con activistas que vivían en las montañas, alejados de las ciudades; el de la formación de un ala militar; y el diplomático-político para buscar alianzas en el extranjero, "ya que la comunidad internacional desconocía lo que estaba ocurriendo en nuestra pequeña isla", señala. Como muchas otras familias, la de don Graciano experimentó la clandestinidad y el sufrimiento, y la dificultad de subsistir, "siempre vividos en la confianza en Dios, con la certeza de que el Señor acompañaría nuestros pasos y el camino hacia la libertad", un camino que, por elección política, no empleó métodos terroristas sino que se condujo siempre con formas de lucha no violenta.
“En ese tiempo, las religiosas, sacerdotes, catequistas y religiosos eran nuestros ángeles guardianes. Estaban siempre cerca, compartían nuestro destino. Se rezaba mucho, cada decisión, cada evento era precedido y acompañado por la oración, es decir, era un camino espiritual, ponían nuestras acciones en manos de Dios”, relata. “La fe acompañaba cada uno de nuestros pasos, en el sufrimiento y en la esperanza”, afirma.
Como observan analistas e historiadores, en 1975, durante la ocupación indonesia, aproximadamente el 30% de la población de Timor Oriental era católica. Según el Anuario Estadístico de la Iglesia Católica de 1972, había 680,000 habitantes en Timor Oriental, de los cuales 188,000 estaban bautizados, es decir, un 29.8% de la población, una cifra significativa desde el punto de vista histórico y "de la historia de la salvación en este rincón del mundo", señala el Vicario.
Hoy, la situación ha cambiado significativamente: más del 95% de los timorenses son católicos bautizados, de una población total de 1.4 millones. Esto muestra cómo, “en tiempos de opresión, la fe fue un pilar fundamental para el pueblo. La gente de Timor Oriental, con el corazón abierto, comprendió y percibió en su interior que el Evangelio era el único camino, la única salvación. Clamaron al Señor, confiaron en Él durante las dificultades y el Señor escuchó sus oraciones. En los momentos más duros, como en el desierto que vivieron, el Señor no los abandonó y los guió hacia su tierra prometida", recuerda, revisitando en clave salvadora los 25 años en los que la población luchó por la libertad y la independencia.
El Vicario recuerda un momento crucial, el 25 de noviembre de 1991, cuando ocurrió la conocida "masacre de Santa Cruz", que llevó a Timor Oriental a la atención de la comunidad internacional: "Los militares indonesios mataron a un joven timorense, Sebastiao. Hubo gran indignación y conmoción. Ese 12 de noviembre, después de participar en la misa en la iglesia de San Antonio en la zona de Motael, los jóvenes timorenses organizaron una marcha pacífica en el centro de Dili hasta el cementerio de Santa Cruz, una peregrinación a la tumba de Sebastiao. Era una marcha en la que se levantaba fuerte la voz contra el opresor. Allí ocurrió la tragedia: el ejército indonesio abrió fuego sobre la multitud desarmada y 200 jóvenes fueron asesinados. Ese evento, gracias a la valiente presencia del periodista holandés Max Stahl y sus grabaciones en video, llegó a las crónicas internacionales y suscitó consternación. Algo cambió en la comunidad internacional y en las Naciones Unidas, y el frente pro-independencia encontró apoyo a nivel diplomático". Tras ese momento de duelo y sacrificio, el camino hacia la independencia avanzó con mayor convicción y rapidez.
Durante ese tiempo, la Iglesia timorense tuvo figuras importantes que aún permanecen en la historia y en el corazón del pueblo. Una de ellas fue don Alberto Ricardo da Silva, quien en 2004 sería nombrado Obispo de Dili. Durante la lucha de resistencia de Timor Oriental, él “intentó proteger a muchos jóvenes acogidos en su parroquia de San Antonio en Motael. Era el párroco durante la masacre de Santa Cruz en noviembre de 1991. Como pastor, siempre buscó promover la justicia y la paz, y se dedicó a proteger y cuidar a su comunidad”, recuerda el Vicario.
También se destacó Carlos Ximenes Belo, el Obispo salesiano que hablaba a los jóvenes sobre libertad, dignidad y derechos humanos. Se convirtió en un referente para la población, insistiendo en la libertad y la paz para Timor Oriental. En 1996, recibió el Premio Nobel de la Paz junto con el líder político timorense José Ramos-Horta (actual presidente del país). Para entonces, Timor Oriental ya estaba en la etapa final de su lucha por la independencia. Tres años después, en 1999, la ONU organizó un referéndum que aprobó la independencia con un 73% de votos a favor, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia del país.
"En los años anteriores - agrega - no se puede olvidar a don Martino Da Costa Lopes, quien en 1977 fue nombrado Vicario Apostólico de Dili, directamente dependiente de la Santa Sede". Este hombre denunció abiertamente las atrocidades cometidas por el ejército indonesio, incluso en conversaciones con el dictador Suharto, entonces en el poder en Indonesia. "Don Martino fue una presencia importante para demostrar, desde el principio, la estrecha cercanía de la Iglesia con la población y su rol fue crucial: En una conversación con la entonces estrella emergente de la resistencia y la guerrilla, el líder Xanana Gusmao, Don Martino le dijo proféticamente que, para triunfar, el movimiento independentista tendría que abandonar la ideología marxista. Esa voz resonó en la mente y el corazón de Gusmao, que quiso escucharla”. En 1988, Gusmao presentó un documento político titulado «Reajuste estructural de la resistencia y plan de paz», con el que se creaba el «Consejo Nacional de la Resistencia Timorense», se esbozaba un futuro de unidad nacional, a través de un movimiento de resistencia unido y no partidista, y se sancionaba la disolución del partido marxista-leninista y la renuncia explícita a la ideología marxista. "Este pasaje fue decisivo, ya que, abandonada la vía de la ideología, la única referencia ideal para la población que luchaba por la libertad era la fe católica", recuerda don Graciano.
El Vicario General de Dili concluye: “Durante estos 25 años, los valores evangélicos que nos han guiado y servido de guía han sido: el respeto por la vida, que es sagrada, y la dignidad inalienable de cada persona creada a imagen de Dios; la libertad frente a la opresión, con la esperanza de autodeterminación que siempre hemos tenido, y el deseo de construir nuestra historia, nuestra patria y nuestro futuro. En este camino, he visto claramente la mano providencial de Dios en la historia del pueblo timorense, al igual que en la del pueblo de Israel. La fe en Cristo ha sido esencial en nuestra historia y cultura, y sigue siéndolo".
(Agencia Fides 31 luglio 2024)
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