Por Chiara Dommarco
Moscú (Agencia Fides) - "Advertencia: éste no es un libro para leer", ha comenzado con ironía el Padre Stephan Lipke, director del Instituto Santo Tomás de Moscú, al abrir la velada organizada en la sede del Instituto para presentar la reedición en ruso de los "Ejercicios espirituales" de San Ignacio de Loyola. Con su singular incipit, el Padre Lipke ha señalado inmediatamente una de las características peculiares de la obra: "Es un libro que habla a quienes han experimentado el método ignaciano de oración: leerlo sin haber vivido nunca esta experiencia es como leer una receta sin haber visto ni probado nunca el plato que se quiere preparar".
El evento, celebrado en la tarde del miércoles 6 de marzo, ha ofrecido a los participantes (tanto a los presentes como a los muchos conectados online) la oportunidad de profundizar en algunos aspectos de la rica espiritualidad ignaciana, capaz de hablar tanto de la tradición de la Iglesia latina como de la tradición de las Iglesias orientales.
Tras la primera edición en ruso, aparecida en los años ochenta, la nueva edición, publicada en 2010, se ha agotado y, en respuesta a las numerosas peticiones recibidas por los jesuitas de la Región Rusa, ha vuelto a publicarse ahora.
"Si nos acercamos al texto después de experimentar el método propuesto por San Ignacio, empezamos a entender el lenguaje que utiliza y a leer nuestras vidas como un Evangelio que hay que escribir, aprendiendo a mirar con la mirada de Jesús a las personas con las que nos encontramos y las circunstancias en las que vivimos", ha dicho el Padre Tadeusz Drozdowicz SJ, ecónomo del Instituto Santo Tomás. Como él, el padre Viktar Zhuk SJ, párroco de la iglesia de San Vladislav en Vitebsk (Bielorrusia), conectado a distancia, ha compartido también algunas reflexiones basadas en su propia experiencia como jesuita y predicador de retiros.
Varios participantes han intervenido en el transcurso de la velada, subrayando cómo las enseñanzas de Ignacio de Loyola también pueden ser fructíferas para los cristianos pertenecientes a la tradición oriental, como ha atestiguado un cónyuge católico, que ha podido participar con su esposa ortodoxa en una semana de ejercicios espirituales ofrecidos por los jesuitas.
Desde su primera edición en 1548, publicada en latín con el título "Exercitia Spiritualia", la obra de San Ignacio ha sido traducida y reeditada a lo largo de los siglos en todo el mundo y sigue siendo hoy uno de los textos fundamentales de la espiritualidad cristiana.
La historia de la Orden en los territorios del Imperio zarista es peculiar. Cuando el Papa Clemente XIV suprimió la Compañía de Jesús en 1773 con el breve apostólico Dominus ac Redemptor, Catalina II, que había prohibido la proclamación de cualquier disposición pontificia dentro de las fronteras de su Imperio, no decretó la expulsión de los jesuitas de los territorios que gobernaba. Así, la Compañía siguió existiendo y prosperando bajo el emperador Pablo I y durante los primeros años de la regencia de Alejandro I, ofreciendo escuelas públicas gratuitas a miles de estudiantes. Sin embargo, en 1820, es decir, seis años después de la restauración de la Orden, auspiciada por el Papa Pío VII y sancionada en 1814 por la bula Sollicitudo omnium ecclesiarum, los jesuitas fueron expulsados del Imperio.
La actual Región Rusa de la Compañía de Jesús incluye Rusia, Bielorrusia y Kirguizistán. Actualmente hay once jesuitas en Rusia, divididos en tres comunidades y situados en Moscú, San Petersburgo, Tomsk y Novosibirsk. Los dos jesuitas de Bielorrusia viven en Vitebsk; mientras que los diez de Kirguizistán viven en Biškek, Oš, Talas e Issyk-Kul', localidad esta última donde tienen una casa de retiros. Los ejercicios espirituales según el método ignaciano, de una semana de duración, se ofrecen regularmente en Bielorrusia y Kirguizistán, y ocasionalmente en Rusia. (Agencia Fides 8/3/2024)