Lusaka (Agencia Fides) - Zambia y Zimbabwe están sufriendo una hambruna. En los últimos meses, una larga temporada de sequía, con temperaturas constantemente superiores a los 40 grados, ha destruido la mayoría de los cultivos y en las últimas semanas los dos países están experimentando una grave escasez de alimentos. Según el Programa Mundial de Alimentos (World Food Programme, Wfp), en Zimbabwe más de ocho millones de personas (sobre una población de 12 millones de habitantes) y en Zambia, 2.3 millones de personas (de un total de 11 millones) viven actualmente en condiciones de grave inseguridad alimentaria Las consecuencias pueden ser verdaderamente trágicas.
“En Zambia, la sequía también ha golpeado fuertemente al país y la gente está sufriendo. Los mismos líderes tradicionales confirman que se está viviendo un momento particularmente difícil", explica en una nota enviada a la Agencia Fides Albert Mulanda de Caritas Mongu y Manuel Castelletti de la ONG Celim. "En 2019, la región experimentó una gran falta de lluvias durante un largo periodo que causaron una severa sequía. La Provincia Occidental, la región en la que trabajamos, está sufriendo de forma particular".
Cuán dramática es la situación se puede entender por la cancelación de un evento simbólico: el "Kuomboka", el viaje tradicional del rey del grupo étnico Lozi que, en botes especiales, se traslada a la sabana inundada para trasladarse de la residencia de la estación seca a la de la temporada de lluvias. "En el pasado ya había sucedido que la ceremonia, profundamente amada por el pueblo, fuese cancelada - se observa – pero este año era desolador ver la sabana seca, las plantas amarillas, la aridez que envolvía todo".
La población Lozi ha sufrido mucho por la disminución de la producción de arroz y maíz. "La falta de agua ha dañado los cultivos de arroz. Solo aquellos que plantaron variedades que crecen sin agua han tenido una cosecha decente. Los que plantaron la variedad tradicional han obtenido rendimientos muy bajos". Esto ha afectado los ingresos de las personas porque el arroz tradicionalmente se vende para obtener un excedente de ingresos que este año no tendrán.
Peor aún, es el caso del maíz. "La falta de lluvias, especialmente en el momento del crecimiento del maíz – explican los dos líderes -, ha provocado el colapso de la producción. Los precios del saco de harina de maíz se han duplicado. El drama es que esta harina es la base de los alimentos locales y la escasez pone en crisis todo el sistema nutricional. Muchos agricultores viajaban a la ciudad a vender carbón vegetal (obtenido cortando plantas, a menudo ilegalmente) para comprar harina". El gobierno ha comenzado a vender sacos de harina a precios bajos y la gente se reúne a millares en los lugares de distribución.
La situación en Zimbabwe es aún más delicada. "La temporada de lluvias - explica el padre jesuita Bian MacGarry a Fides - debería haber comenzado en octubre, pero en casi todas partes la primera lluvia llegó los primeros días de enero. Aun así, en muchas provincias la lluvia era insuficiente. El drama es que los meteorólogos predicen que febrero, generalmente el mes más húmedo, será seco".
En esta situación, la corrupción y la mala conducta se han infiltrado. "La distribución de semillas y fertilizantes ha sido llevada a cabo por las fuerzas armadas de manera corrupta durante años - concluye el padre Brian - con un resultado trágico: muchas poblaciones rurales no tienen suficientes alimentos para llegar a la próxima cosecha de abril y necesitan donaciones de alimentos. Si la cosecha es baja tendremos más problemas. En los próximos meses, el régimen militar podría enfrentarse a la revuelta más violenta de los últimos 40 años y, si esto sucede, todo el aparato estatal estará en riesgo, con graves consecuencias de inestabilidad social y política". (EC) (Agencia Fides 4/2/2020)