Colombo (Agencia Fides) – “La situación en Sri Lanka sigue deteriorándose, y esto es muy peligroso debido a la inestabilidad social. Faltan productos de primera necesidad, alimentos, combustible. La crisis se agrava y la gente sufre, no hay trabajo, no hay salarios. Necesitamos la ayuda de las instituciones internacionales”, declara a la Agencia Fides el P. Basil Rohan Fernando, sacerdote de la Archidiócesis de Colombo y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Sri Lanka, en una nación que se enfrenta a la peor crisis económica desde la independencia de Gran Bretaña en 1948.
El Director Nacional de las OMP continúa: “La supervivencia será difícil para muchos, ya que no hay bienes. En un contexto de grave crisis, la Iglesia trata de mostrarse solidaria y cercana a los necesitados en la medida de lo posible. La red de las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo también está haciendo su parte. No podemos dejar morir a nuestra gente. Hagamos una contribución material, pero también espiritual, ofreciendo el consuelo de la fe. Dios no abandona a su pueblo cuando está sufriendo”.
“Para nosotros, este momento de prueba - señala el padre Fernando - es un paso hacia la unidad. No podemos ser egoístas, sino que estamos llamados a compartir. Esperamos y rezamos para que esta situación desfavorable pase y haya una recuperación. Este momento difícil es también una oportunidad para evangelizar, para anunciar la Buena Noticia de que Dios ama y cuida a cada persona”.
Sri Lanka está atravesando una crisis económica multidimensional, agravada por la inseguridad alimentaria y la escasez de productos básicos que amenazan la vida y los medios de subsistencia, como ha afirmado la ONU, que ha solicitado 47,2 millones de dólares para proporcionar ayuda urgente a la nación.
En respuesta a la petición de ayuda internacional, las Naciones Unidas y otros socios han lanzado un plan conjunto de prioridades humanitarias para llegar al menos a 1,7 millones de personas más afectadas por la crisis económica. Esta ayuda - se afirma - pretende atender las necesidades más urgentes, centrándose en la atención sanitaria y los medicamentos esenciales, la alimentación y la agricultura, incluidos los servicios de nutrición específicos, el agua potable y los medios de subsistencia.
Según la ONU, en Sri Lanka unos 5,7 millones de ciudadanos necesitan ayuda humanitaria inmediata, en 25 distritos del país. La coordinadora residente de la ONU en Sri Lanka, Hanaa Singer-Hamdy, ha subrayado: “El sistema sanitario de Sri Lanka está en peligro; la falta de medios de subsistencia afecta sobre todo a los más vulnerables”.
Las dificultades económicas y financieras comenzaron en 2019, con la creciente deuda pública, agravada por el colapso del turismo; el aumento de los precios de los alimentos y la energía a principios de 2022 -agravado por la guerra en Ucrania- condujo a una crisis de la deuda y la balanza de pagos. El repunte de la inflación y la devaluación de la moneda (que se ha depreciado un 80% desde marzo) han conducido a la nación hacia el colapso, mientras la población acusa al gobierno de la familia Rajapaksa de corrupción: el Primer Ministro Mahinda Rajapaksa ha dimitido en un intento de calmar las protestas generalizadas, mientras que el Presidente Gotabaya Rajapaksa ha anunciado que terminará los dos años que le quedan de mandato pero no se presentará a la reelección.
(PA) (Agencia Fides 14/5/2022)