Seúl (Agencia Fides) - El deseo de reconciliación y de paz en la península coreana debe alimentarse cotidianamente a nivel humano, político, social y espiritual: con esta convicción, el Comité para la Reconciliación de la Archidiócesis de Seúl ha organizado iniciativas dirigidas a «mantener viva la llama de la paz» entre Corea del Sur y Corea del Norte, en un momento en el que las relaciones bilaterales son muy tensas y difíciles.
La esperanza se confía siempre a los jóvenes: en los últimos días, la Iglesia de Seúl ha organizado una peregrinación internacional por la paz en la zona desmilitarizada, la franja de territorio que divide Corea del Norte y Corea del Sur. Bajo el título «Vientos de paz», la peregrinación que se celebra cada año desde 2012, patrocinada por el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo y el Ministerio de Unificación, ha contado con la participación de unos 300 jóvenes, la mayoría coreanos, y otros procedentes de España, Eslovaquia, Malasia y otros países. Guiados por sacerdotes y consagrados, los jóvenes han vivido la caminata con el espíritu de convertirse en «apóstoles de la paz».
Los peregrinos han visitado por primera vez el Observatorio de la Unificación en Odusan, pudiendo mirar hacia el Territorio Norte y vislumbrar la región de Hwanghae, más allá del río Imjin, la vía fluvial que, confluyendo con el río Han en el Sur, desemboca en el Mar Occidental. Después, los jóvenes han viajado en el «Tren de la Unificación», el KTX, donde están instaladas exposiciones y experiencias multimedia, con visores de realidad virtual, que han permitido una especie de «viaje en el tiempo» entre el pasado y el futuro.
A continuación, han ampliado sus conocimientos sobre la paz y la reconciliación intercoreanas escuchando el testimonio de un refugiado que huyó de Corea del Norte hace unos diez años. Durante la peregrinación, salpicada de momentos espirituales, los jóvenes han rezado por la paz en la península coreana recitando la oración «Señor, haz de mí un instrumento de tu paz», atribuida a San Francisco.
Entre los participantes, Raffaella Kim I-soo, coreana de 21 años, ha declarado: «Esta peregrinación ha sido una oportunidad para reflexionar profundamente sobre lo que es la paz». El hermano Daniel, que ha dirigido el encuentro de oración de Taizé durante la peregrinación, ha afirmado: «Por la reconciliación y la paz podemos hacer algo hoy, ahora. Y en la oración los jóvenes pueden percibirlo».
Otra iniciativa de oración por la paz ha sido la misa especial de acción de gracias celebrada en la Iglesia del Arrepentimiento y la Expiación de Uijeongbu, ciudad fronteriza, el sábado 7 de septiembre. A la misa han asistido refugiados norcoreanos residentes en el Sur. El encuentro ha sido coorganizado por tres comités diocesanos para la reconciliación de las diócesis de Seúl, Suwon y Uijeongbu, que han invitado a refugiados norcoreanos y a sus familias, establecidos en Corea del Sur.
«El dolor de la división lo han sentido profundamente los norcoreanos separados de sus familias, que aún permanecen en el Norte», ha dicho el padre Ignatius Sooyong Jung, vicepresidente del Comité de Reconciliación de Seúl, quien ha presidido la Eucaristía. El sacerdote ha recordado una frase utilizada a menudo en referencia a los hermanos y hermanas en la fe que han vivido o viven al otro lado de la frontera: «Mientras os acordéis de ellos, vivirán. Y sus deseos se harán realidad, mientras recéis por ellos». «En la misa de hoy, hemos recordado y hemos rezado juntos por nuestros queridos familiares que han fallecido, por nuestros parientes y vecinos que viven lejos de aquí, y por el pueblo natal de cada uno de vosotros: pidamos a Dios la gracia de poder volver a visitarlos algún día», ha añadido el padre Jung en su homilía.
Anna Han, una refugiada que vive actualmente en Seúl, ha dicho: «Me he reunido con amigos de mi ciudad natal que viven en la provincia de Gyeonggi y hemos tenido un reencuentro largamente esperado. Atesoro los recuerdos de mi familia en el Norte y he rezado por mis parientes durante la misa. Espero volver algún día a mi ciudad natal».
«Cada Año Nuevo y Acción de Gracias, llevo a mis hijos a lugares donde puedo ver Corea del Norte de cerca y les cuento historias sobre mis parientes en el Norte. El dolor de la división está profundamente presente en los corazones de los norcoreanos», ha declarado Francesca Romana Mikyung Kim, católica y directora del grupo "North Korean Defectors Team", con sede en Seúl, uno de los organizadores del encuentro. El grupo ha previsto organizar otras iniciativas culturales, sociales y espirituales en el año pastoral 2024-2025.
Como informa el padre Jung, miembro del Comité para la Reconciliación de Seúl, actualmente hay unos 34.000 refugiados norcoreanos en el Sur, y más del 90% de ellos llevan ya más de cinco años integrados permanentemente en el tejido de la sociedad surcoreana. «Mientras que en el pasado el apoyo de la Iglesia católica era sobre todo útil para la fase inicial de integración, ahora es necesario el acompañamiento espiritual y pastoral de estas personas. Esta misa, en la que han participado tres diócesis, ha sido una oportunidad para que creyentes y no creyentes se hayan reunido para rezar» ha añadido padre Jung.
La archidiócesis de Seúl creó en 1995 el Comité para la Reconciliación en Corea, como testimonio de la responsabilidad y el papel de la Iglesia católica en favor de la reconciliación y la unidad en la península coreana. El Comité participa en diversas actividades pastorales, educativas y espirituales dedicadas a la paz y la reconciliación en la península.
(PA) (Agencia Fides 12/9/2024)