por Paolo Affatato
Yakarta (Agencia Fides) - Cada año, en la fiesta islámica del Sacrificio, la comunidad católica de Yakarta regala una vaca a la comunidad musulmana. Y el imán de la gran mezquita avisa a todos de que se trata de un regalo y “viene de nuestros hermanos”. Es uno de los detalles que cuenta el cardenal indonesio Ignazio Suharyo Hardjoatmodjo para ejemplificar lo que define como “el alma de Indonesia”. En la segunda parte de la entrevista concedida a la Agencia Fides, el cardenal arzobispo de Yakarta parte de la cotidianidad de las comunidades católicas que se preparan para recibir al Papa Francisco, y se centra en describir la convivencia fraterna entre creyentes de diferentes confesiones como una “connotación genética” del país de mayoría musulmana más poblado del mundo.
¿Cómo se estructura la vida ordinaria de la comunidad cristiana en vuestro contexto?
Puedo hablar con pleno conocimiento de causa de las parroquias de la archidiócesis de Yakarta, una realidad en la que hay una amplia participación de los fieles en la vida pastoral, en las liturgias y en las obras de caridad. Las iglesias siempre están llenas, también de niños y jóvenes. El modelo más arraigado y que funciona bien es el de las pequeñas comunidades (siguiendo el modelo de las comunidades eclesiales de base) que en la lengua local llamamos lingkungan, término que significa “círculo”, utilizado por primera vez en 1934 por Alberto Soejapranata.
Son pequeñas comunidades de familias cristianas que en diferentes barrios se reúnen en los hogares para compartir la lectura de la Biblia y rezar. Es el modelo de parroquia “amplia”, no centralizada, que prospera en los barrios. Luego, en un camino de sinodalidad, los representantes del lingkungan informan a toda la comunidad de sus experiencias y necesidades, “sal de la tierra, levadura para la masa, luz del mundo”. Es un modelo de vida eclesial muy extendido especialmente en la isla de Java y es el modelo que, después de cien años de vida, ha hecho de nuestra Iglesia lo que es hoy. El objetivo es ser una comunidad según Gaudium et Spes, es decir, inmersos en el mundo, una comunidad que acoja las alegrías, las esperanzas, las penas y los sufrimientos de la humanidad. A todo ello parece aludir también el lema elegido para la visita del Papa: “Fe, fraternidad, compasión”.
El don de la fe genera fraternidad y compasión. Y la compasión parece ser un rasgo distintivo del pueblo indonesio. Leí un informe internacional del World Giving Index, publicado por la Charities Aid Foundation, que decía que en el período 2018-2023 el pueblo indonesio es el primero del mundo en donaciones entre 146 naciones. Es un índice que mide la generosidad y las donaciones voluntarias en distintas emergencias o necesidades a nivel internacional. Recuerdo que, en tiempos de pandemia, muchos de los recursos para los necesitados, en todos los ámbitos, procedían de donaciones privadas y, por tanto, de la compasión de los ciudadanos.
Nosotros, los cristianos, nos sentimos particularmente inspirados por la compasión de Dios: pensemos en las parábolas evangélicas del Padre misericordioso y del buen samaritano. La compasión es también para nosotros una forma de misión. Lo vemos en los aproximadamente 4.000 bautismos de adultos que registramos cada año en Yakarta, que son un gran regalo de Dios. Son personas que, tal vez, participan en un funeral católico o asisten a él, contactan con nosotros en otras situaciones, y se sienten conmovidos por la oración y, sobre todo, por la forma en que se ayuda a la familia del difunto, quedan impactados por el testimonio de comunión, por la ayuda y el amor mutuo que ven entre miembros de la comunidad cristiana. Viendo este testimonio, pueden florecer nuevas conversiones.
¿Este enfoque caracteriza también la relación de la Iglesia con el Islam?
Nuestras relaciones con la comunidad islámica son realmente buenas. Y esta relación armoniosa se mantiene desde el origen de la nación. El símbolo de esta relación es, en Yakarta, la misma posición de la catedral y la mezquita Istiq'lal, juntas para dar a todos un mensaje de diálogo fructífero y de armonía. La catedral se construyó a principios del siglo XX y luego se construyó la mezquita al otro lado de la calle. Sukarno, el padre del país y el primer presidente, lo quería aquí por dos razones. En primer lugar, porque en esa tierra había un castillo holandés y quería reemplazar la memoria del colonialismo; y, en segundo lugar, porque la presencia de la catedral y la mezquita en la gran plaza de la independencia se convertiría en un poderoso símbolo de nuestra armonía religiosa.
Es el símbolo de nuestra amistad que la reciente finalización del “túnel de la fraternidad” - deseado, restaurado y definido así por el presidente Joko Widodo - expresa cada vez más claramente. Como arzobispo tengo un vínculo de estima y amistad con el imán de la mezquita. Pero también entre la gente normal, las relaciones son buenas. Hay un clima de intercambio y de amistad que se manifiesta durante las respectivas fiestas religiosas. En la fiesta islámica del sacrificio, como comunidad católica regalamos una vaca a la comunidad musulmana de enfrente y el imán no deja de decir a los fieles que es nuestro regalo, “viene de nuestros hermanos”, comenta con alegría. Durante nuestras vacaciones de Navidad y Pascua, los fieles musulmanes vienen a la iglesia, saludan a la gente y expresan sus buenos deseos. Es una costumbre que se ha vuelto común en muchas iglesias de Indonesia, no solo aquí. Son gestos que se difunden en los medios de comunicación y que hablan del alma de Indonesia.
¿Y qué pasa cuando hay un caso de problemas entre musulmanes y cristianos?
Generalmente el gobernador, el alcalde, las autoridades civiles, junto con los líderes religiosos, se ponen en marcha juntos. Tenemos un Foro de comunicación y diálogo interreligioso llamado a resolver problemas de convivencia. En general, hay una fuerte presencia del Estado -cualquiera que sea el gobierno de turno- que desea mantener la armonía social y religiosa. Y luego cabe señalar que los grupos radicales o violentos son un número reducido. Las dos grandes asociaciones islámicas, Muhammadiyah y Nahdlatul Ulama (NU), que acogen a millones de fieles musulmanes, están a la vanguardia en la promoción y el mantenimiento de la convivencia interreligiosa y en el aislamiento de los radicales. Tenemos relaciones muy estrechas con ellos. Estas dos asociaciones guían a los creyentes de fe musulmana. Si en los últimos años ha habido intentos, siempre procedentes del extranjero, de crear un Islam transnacional similar al ISIS, el Islam indonesio ha estado muy atento y pronto para rechazarlos. Me gustaría recordarles que el Islam llegó a Indonesia no a través de las armas, sino a través del comercio y tiene una cara específica que llamamos “Islam Nusantara”, es decir, el Islam del archipiélago. Es un Islam “muy indonesio”, diría yo. Lo que significa profundamente tolerante, profundamente acogedor, que sabe construir fraternidad y entablar un “diálogo de vida”. Gracias a este tipo de diálogo, trabajamos juntos por el bien de la población, por la educación, por la salud, por la humanidad.
De hecho, todos los líderes religiosos son conscientes de su responsabilidad de mantener la vida social en armonía. Y si hay casos aislados de conflicto, hay que señalar que son pocos y poco significativos en comparación con el inmenso territorio indonesio de 17 mil islas y la masa de la población, 275 millones de personas. Por último, quisiera subrayar que los conflictos, cuando ocurren, muchas veces no tienen razones verdaderamente religiosas, sino que estallan cuando la religión se utiliza con fines políticos. El uso instrumental de la religión en la política, con fines políticos, puede explicar casos de conflicto.
¿Cómo están preparando la visita del Papa Francisco?
Serán tres días, un tiempo corto pero muy significativo. En primer lugar, quisiera recordar la continuidad histórica: la visita del Papa no es ajena a la historia de las relaciones entre Indonesia y la Santa Sede. En el pasado, el Papa Pablo VI visitó Indonesia en 1970 y el Papa Juan Pablo II en 1989. Hoy, la visita de Francisco es una señal de un creciente respeto mutuo que comenzó desde la época de la independencia de Indonesia. En segundo lugar, es un signo del aprecio del Papa por el pueblo indonesio, especialmente en el sentido de la libertad de religión y de la convivencia interreligiosa y la armonía entre las comunidades de fe. La visita es un signo importante y un regalo para todos nosotros, digo muchas veces, pero, para nosotros los cristianos aquí presentes, más allá del momento de celebración, es igualmente importante profundizar y actualizar la enseñanza del Papa, por ejemplo, intentando cada día practicar y vivir la declaración de Abu Dabi sobre la fraternidad humana y las encíclicas Fratelli Tutti y Laudato si' sobre el cuidado de nuestra casa común.
A quienes, especialmente en Occidente, me preguntan, sorprendidos o dudosos, cómo se puede vivir en armonía o en libertad en Indonesia, una nación de mayoría islámica, a menudo les digo: Vengan y vean. La visita del Papa será también un momento en el que el mundo entero -a través de los medios de comunicación con resonancia internacional- podrá “venir y ver”.
¿Cómo viven esta espera del Papa los católicos y todos los indonesios?
Hay una gran expectación, se puede comprobar ya en los fieles que frecuentan las parroquias que visito cada domingo. Los eventos con el Papa serán muy concurridos, a Yakarta vendrá gente de todas las diócesis, se esperan 80 mil personas en el Estadio Nacional para la misa. Existe un Comité Organizador que aglutina a la Iglesia Católica y al gobierno. Hay gran entusiasmo. En este tiempo, la preparación espiritual en las comunidades parte del lema “Fe, fraternidad y compasión”. A partir de ese lema, un compositor ha creado un canto litúrgico que se canta en todas las parroquias. Nos sentimos muy cercanos al Papa Francisco, a su estilo, y muchas veces sus enseñanzas están en boca de funcionarios gubernamentales o líderes musulmanes. Baste decir que el primero en confirmar públicamente la visita del Papa a Indonesia -ante el gobierno y antes de la Conferencia Episcopal- fue el imán de la mezquita Istiq'lal, donde irá el Papa. No pudo contener su alegría.
¿Qué ve al mirar el futuro de la Iglesia en Indonesia?
Para el futuro de la fe en Indonesia y para que el Evangelio pueda seguir floreciendo y dando frutos en las diferentes culturas de Indonesia, se puede lograr, sobre todo, a través de nuestro testimonio en el campo de la educación, la salud, a través de obras sociales y la caridad. ¡Pero no a través de una estrategia, sino solo con nuestro amor por las personas! Ser hermanos y hermanas es lo mejor que podemos ofrecer en educación, salud e iniciativas solidarias. Esta es la fe en la Providencia: nosotros hacemos nuestra parte, ponemos nuestros cinco panes y dos peces, para dar testimonio de su amor a la humanidad y el Señor hará el resto.
(Agencia Fides 23/8/2024)