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Yakarta (Agencia Fides) – «Las aspiraciones de los jóvenes indonesios son legítimas: hablan de transparencia, trabajo, desarrollo, buena política y futuro. El problema es que hay quienes las instrumentalizan para otros fines», afirma a Fides el padre Agustinus Purnama, sacerdote indonesio de 70 años, Superior General de los Misioneros de la Sagrada Familia (MSF), originario de la provincia religiosa de Java.
Al término de su mandato de seis años como Superior (2019-2025), el padre Purnama señala: «Ahora veremos si, tras la ola de protestas populares que ha atravesado el país a principios de septiembre, el Gobierno será capaz de escuchar esas demandas. No creo que el movimiento sea solo una llama pasajera; más bien considero que, al poner de relieve temas fundamentales de la democracia y de la vida civil, continuará».
El sacerdote reconoce en el movimiento juvenil «un impulso guiado por una ética de la responsabilidad que interpela a toda la nación y se inspira en los principios fundacionales de Indonesia, los de la Pancasila» (la carta de los cinco principios en los que se basa la nación).
Entre los problemas denunciados figura el alto desempleo juvenil. Indonesia registra una de las tasas más elevadas de Asia: según datos del Gobierno, casi el 20 % de los más de 44 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años carece de empleo, es decir, más del doble de la tasa registrada en países vecinos como Tailandia, Vietnam o Malasia.
«Los jóvenes sienten desconfianza hacia el Gobierno, al que piden un cambio de rumbo», explica el sacerdote. Esa desconfianza ha cristalizado en el movimiento universitario “Indonesia Gelap” (“Indonesia oscura”), nacido para protestar contra los planes gubernamentales de reducir el gasto en servicios públicos.
De acuerdo con varios economistas, entre las causas estructurales del desempleo juvenil en la mayor economía del sudeste asiático figuran la rigidez del mercado laboral -que dificulta la contratación-, los bajos salarios y la escasa inversión. Además, persiste el riesgo de “esclavitud moderna”, en la que los trabajadores sufren condiciones de explotación. «Este panorama de desigualdad económica, agravado por la corrupción, ha desembocado en las manifestaciones de las últimas semanas. Creo que la política, la sociedad e incluso la Iglesia católica están llamadas a aportar su granito de arena para responder a las aspiraciones de los jóvenes», concluye el padre Purnama.
(PA) (Agencia Fides 8/10/2025)
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