Buenos Aires (Agencia Fides) – “Como anunció Jesús, ellos son bienaventurados”. Son los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que fueron asesinados durante los años de la dictadura militar, mientras daban testimonio de palabra y obra de su fe en Cristo. Refiriéndose a su "bienaventuranza", el equipo de curas villeros conmemorará su labor en las Villas Miseria y en los barrios populares de las ciudades argentinas. El domingo 24 de marzo, día en que cada año se recuerda a los "nuevos mártires", el equipo de curas han convocado una concentración en torno a la "carpa misionera" que se instalará en la Plaza de Mayo de Buenos Aires para recordar a quienes en aquellos años de violencia "Desde la fe lucharon por la Justicia y fueron perseguidos, muchos de ellos, hasta el martirio".
El 24 de marzo, Domingo de Ramos, se celebra también la 32ª Jornada de los Misioneros Mártires. En 1992, el entonces Movimiento Juvenil de las Obras Misionales Pontificias italianas propuso por primera vez a la Iglesia italiana, la celebración de una Jornada para conmemorar a quienes son asesinados cada año durante su servicio pastoral. Desde entonces, la celebración se fijó en el día del asesinato de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo salvadoreño asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras celebraba misa en la capilla del Hospedalito, en San Salvador. El aniversario para conmemorar a los testigos de la fe recién asesinados se ha extendido desde entonces de Italia a otros países del mundo. En 2024 -recuerda el equipo de curas villeros en el comunicado difundido con motivo de la iniciativa de la Plaza de Mayo- se cumplirán 50 años del asesinato del padre Carlos Mugica, asesinado el 11 de mayo de 1974 frente a la parroquia de San Francisco Solano, donde acababa de celebrar la misa vespertina.
Carlos Mugica fue uno de los primeros sacerdotes argentinos en incorporarse al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que tras el Concilio Vaticano II, siguiendo la línea de figuras como el obispo brasileño Helder Càmara, se implicaron en las luchas populares en nombre de la opción de la Iglesia por los pobres, y optaron por ejercer su ministerio sacerdotal entre los pobres e inmigrantes que abarrotaban las villas miseria diseminadas por el tejido urbano de Buenos Aires y las metrópolis argentinas.
"Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia luchando junto a los pobres por su liberación", escribió el padre Mugica. A su funeral asistieron más de 20.000 personas. En las últimas semanas, una exposición itinerante dedicada a su persona ha sido expuesta y visitada en parroquias de la zona urbana del Gran Buenos Aires. La “carpa misionera” instalada en Plaza de Mayo el domingo 24 de marzo sirve también para dar a conocer las historias del padre Mugica y de otros testigos muy queridos por la memoria eclesial del equipo de curas que hoy trabaja en los barrios populares de la Argentina. “Seguimos acompañando a nuestros vecinos en la lucha por la justicia” escriben en el comunicado de convocación de evento, “abrazando “la vida como viene”, en los chicos, adolescentes y jóvenes, con “capilla, colegio y club” para enfrentar las injusticias de hoy”.
(GV) (Agencia Fides 23/3/2024)