Por Gianni Valente
Luján (Agencia Fides) - Miles de jóvenes, adultos y niños, acompañados por tambores, banderas y pancartas de colores, han llegado en autobús desde el “cono urbano” y diferentes áreas de la región de Buenos Aires. Estos jóvenes forman parte de la red “Familia Grande Hogar de Cristo”, una realidad eclesial que ha crecido de manera espontánea durante los últimos 15 años en torno a iniciativas de acogida y acompañamiento fraterno dirigidas a personas en situación de vulnerabilidad en los barrios populares y Villas Miserias de las ciudades argentinas.
A última hora de la mañana del domingo 10 de marzo, una corta y festiva procesión se trasladó al son de los tambores de “la murga” hasta el Santuario de Nuestra Señora de Luján (véase el vídeo). Encabezando la procesión iba la pancarta con el pedido que vienen repitiendo desde hace tiempo y que también se ha convertido en campaña en las redes sociales: «Vení Francisco, tu pueblo te espera».
Durante la liturgia eucarística, presidida por Mons. Gustavo Carrara, entre el Ave María y “Viva la Virgen”, todos los presentes tuvieron la oportunidad de depositar ante Nuestra Señora de Luján los estandartes llevados en procesión, junto con su gratitud por los pequeños y grandes milagros de sanación y redención que marcan la vida cotidiana que se desarrolla en torno al Hogar de Cristo. También se compartieron los muchos sufrimientos y nuevas preocupaciones que acompañan el tiempo presente.
En su homilía, el padre Gastón Colombres, párroco de Villa Miseria en la localidad bonaerense de Ciudad Oculta, explicó que, en momentos difíciles, siempre vale la pena dirigir la mirada hacia la cruz de Cristo, porque solo de Él puede provenir la fuerza para abrazar nuevamente la vida, «tal como viene».
Cabe señalar que el himno «Abracemos la vida como viene» es una de las canciones más queridas que entonan en la “Familia Grande” del Hogar de Cristo.
Con la misa y celebración popular del domingo 10 de marzo, se dio cierre a tres días de encuentros, asambleas, oraciones y momentos de convivencia compartidos por más de 300 representantes de toda la red del Hogar de Cristo, distribuidos por la nación, desde las provincias del norte hasta la Patagonia. Durante su asamblea anual, los “enviados” de todos los Hogares de Cristo repasaron juntos los 16 años de su aventura misionera y reflexionaron sobre la mejor manera de hacer frente a las urgencias y los desafíos que se presenten en el futuro.
En los barrios populares y Villas Miseria crece el cansancio y el desconcierto. El desmantelamiento ultraliberal de las formas de economía popular y de los instrumentos de apoyo social -incluidas las redes de comedores populares- anunciado y llevado a cabo por el nuevo gobierno amenaza las condiciones de supervivencia de millones de personas. Incluso aquellos de la 'Familia Grande Hogar de Cristo' sienten que crecen los prejuicios y los nuevos obstáculos en torno a su trabajo.
«Los tiempos cambian, y en tiempos cambiantes estamos llamados a abrirnos, a adaptarnos, a redescubrir nuestro camino», señaló el padre Carlos 'Charly' Olivero, párroco de la iglesia San Roque de Villa Palito, en una de las presentaciones más intensas y aplaudidas de la asamblea.
En su discurso, el Padre Charly reiteró la síntesis de los factores elementales que caracterizan la identidad histórica de la Familia Grande y que alimentan su misión permanente. Se refirió a cómo «en la Iglesia, las personas más devastadas de la patria encuentran una familia que los abraza, irradiando la alegría y la luz que provienen del encuentro con los más necesitados en los centros del Hogar de Cristo». «Sostenemos como un acto de fe», añadió el padre Charly, recordando las numerosas historias de renacimiento que acompañan el trabajo en el Hogar de Cristo, «el reconocimiento de que precisamente en estas personas, Dios dibuja la salvación para la comunidad».
Incluso frente a viejas y nuevas incomprensiones y hostilidades, Charly recordó en su discurso que el Hogar de Cristo no es una “ONG”, un centro de rehabilitación o un organismo político, sino que nace y camina en el misterio de salvación anunciado por la Iglesia. «Incluso cuando lo tienes todo en contra, empezando por el esquema cultural impuesto por los medios de comunicación», señaló el sacerdote, «para seguir acogiendo la vida tal como viene estamos llamados a permanecer fieles a nuestra misión, haciendo todo lo que podamos, y reconociendo al mismo tiempo que, en última instancia, los resultados son de Dios. Nuestra fecundidad es todo obediencia al Padre».
(Agencia Fides 11/3/2024)