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Pekín (Agencia Fides) - En los días previos a la celebración de la Santa Navidad, que en China está marcada por los efectos de un devastador terremoto, los católicos del país están poniendo en práctica con prontitud el mandamiento del amor dado por Jesús, que también se expresa en forma de responsabilidad comunitaria ante las catástrofes y las emergencias sociales. Las comunidades católicas chinas se han movilizado con una amplia red de iniciativas caritativas para llevar ayuda concreta a las poblaciones afectadas por el terremoto.
Se ha enviado más de un millón de yuanes en material de emergencia a las zonas afectadas por el seísmo, bajo la coordinación de Jinde Charities, la mayor organización caritativa católica de China continental, mientras que Joseph Shen Bin, obispo de la diócesis de Shanghai, ha ofrecido un millón de yuanes en fondos de ayuda. Además, la pequeña y humilde comunidad católica de Pingliang, en la provincia de Gansu (una de las dos provincias afectadas por el seísmo) también ha hecho todo lo que ha podido, recaudando unos 7.000 yuanes (unos 900 euros) en los primeros momentos tras el terremoto, junto con la Asociación Religiosa de Pingliang, que reúne a las distintas comunidades de creyentes de esa prefectura.
El lunes 18 de diciembre, un seísmo de magnitud 6,2 sacudió el condado de Jieshishan, en la prefectura de Linxia, provincia de Gansu, al noroeste de China continental, causando cuantiosos daños personales y materiales. Los devastadores efectos del seísmo se registraron también en la adyacente provincia de Qinghai. Estas zonas ya se caracterizan de por sí, por unas condiciones económicas difíciles.
Según los datos registrados hasta el 20 de diciembre, el seísmo se ha cobrado al menos 135 vidas. La calamidad ha devastado pueblos enteros. El crudo invierno también está dificultando gravemente las operaciones de socorro para las poblaciones afectadas, que necesitan urgentemente grandes cantidades de materiales y utensilios para sobrevivir al frío.
La catástrofe ha conmovido inmediatamente los corazones de muchos católicos chinos. Jinde Charities, que cuenta con una larga e histórica experiencia en la puesta en marcha de iniciativas caritativas también frente a catástrofes naturales, se ha movilizado de inmediato, suministrando material de emergencia por valor de 1.290.000 yuanes (equivalentes a 167.700 euros). Y encargándose de la entrega y distribución de los materiales en las zonas afectadas por el terremoto.
En la diócesis de Shanghai, el obispo diocesano, Joseph Shen Bin, ha dispuesto inmediatamente destinar un millón de yuanes (equivalentes a 130.000 euros) a las primeras labores de socorro en la zona del terremoto. La mitad de los fondos han sido donados a la Shanghai Charity Foundation, organización promovida por el Comité Municipal de Shanghai de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC), por la Oficina Cívica Municipal de Shanghai y por la Oficina Municipal de Asuntos Civiles de Shanghai; la otra mitad ha sido donada por la comunidad eclesiástica al fondo especial de recogida de donativos para la ayuda de emergencia a los afectados por los terremotos de Gansu y Qinghai.
En la zona del terremoto, las temperaturas alcanzan los quince grados bajo cero. También hace falta ropa de abrigo, tiendas de campaña, camas plegables, colchones y estufas eléctricas. Las comunidades católicas colaboran con las autoridades políticas competentes para hacer frente a la emergencia, que se ha complicado aún más por el frío intenso de estas fechas. De este modo, Jinde Charities y toda la comunidad católica china responden al llamamiento lanzado por el Papa Francisco al final de la audiencia general del miércoles 20 de diciembre: «Dirijo mis pensamientos» ha afirmado el Obispo de Roma en esta ocasión «a las víctimas y a los heridos causados por el devastador terremoto que, el pasado lunes, sacudido las provincias chinas de Gansu y Qinghai. Me uno con afecto y oración a las poblaciones que sufren, animo a los servicios de socorro e invoco la bendición del Todopoderoso sobre todos, para que brinde consuelo y alivio en medio del dolor»
(Agencia Fides 23/12/2023)