ASIA/EMIRATOS ÁRABES - Custodiar la Tierra, custodiando la paz. Discurso del Papa Francisco a la COP28

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El Papa Francisco firma la Encíclica "Hermanos todos" ante la tumba de San Francisco de Asís (3 de octubre de 2020)

Por Gianni Valente

Dubai (Agencia Fides) - «Lamento no poder estar reunido personalmente con ustedes, como hubiera querido, pero me hago presente porque la hora es apremiante. Me hago presente porque, ahora más que nunca, el futuro de todos depende del hoy que escojamos».

Así comienza el discurso enviado por el Papa Francisco a la COP 28, la Cumbre Mundial sobre Acción Climática que se celebra bajo los auspicios de la ONU del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

El Papa Francisco iba a participar personalmente en la COP 28. Pero el viaje del Pontífice ha sido cancelado por consejo de los médicos debido a su estado de salud. Sin embargo, el discurso del Pontífice ha sido leído hoy, sábado 2 de diciembre, durante los trabajos de la Conferencia por el secretario de Estado de Su Santidad, el cardenal Pietro Parolin, ante el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y una audiencia de más de 200 jefes de Estado, representantes de gobiernos y expertos internacionales reunidos en la sala Expo City de Dubái.

La Creación devastada y el "delirio de omnipotencia”

La «devastación de la creación» señala el Papa Francisco en las primeras líneas del discurso leído por el cardenal Parolin «la devastación de la creación es una ofensa a Dios, un pecado no sólo personal sino estructural que repercute en el ser humano, sobre todo en los más débiles», e ora amenaza con «desencadenar un conflicto entre generaciones».

Está demostrado -reitera el Papa Francisco, alejándose de las tesis que pretenden relativizar el impacto de las actividades ligadas al desarrollo económico sobre el destino de la Tierra- «que los cambios climáticos actuales derivan del calentamiento del planeta, causado principalmente por el aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera, provocado, a su vez, por la actividad humana, que en los últimos decenios se ha vuelto insostenible para el ecosistema». El Obispo de Roma indica «la ambición por producir y poseer se ha convertido en una obsesión», en una «avidez sin límites», que ha hecho del ambiente objeto de una explotación desenfrenada. El cambio climático se muestra como una advertencia para abandonar tales «delirios de omnipotencia» y para ayudarnos a reconocer «nuestro límite». Se trata de un reconocimiento obstaculizado y suprimido por la presión de quienes dejan que sus intereses mezquinos de grupos de presión o de poder nacional prevalezcan sobre el bien común mundial.

El Papa Francisco hace referencia directa a las operaciones manipuladoras llevadas a cabo por lobbies y poderes en pos de sus perversas opciones en detrimento del medio ambiente, incluidos los que hoy intentan justificarse apelando a «lo que otros han hecho en el pasado». Los cambios que hay que llevar a cabo -señala el Papa- no tienen que ver con el pasado, sino con el mañana: «un mañana que, nos guste o no, será de todos o no será».

Tabú a desmentir sobre los pobres y los nacimientos

En su discurso, pronunciado en Dubai por el cardenal Parolin, el Papa Francisco también ha rechazado enérgicamente los intentos de atribuir la responsabilidad de la crisis medioambiental a los pobres o a la natalidad. El Pontífice ha subrayado con decisión que se trata de «tabús que hay que objetar con decisión», dado que «casi la mitad del mundo, la más pobre, es responsable de apenas el 10% de las emisiones contaminantes». Los pobres - prosigue el obispo de Roma - son, en realidad, las víctimas de lo que está sucediendo». Las víctimas de la deforestación, del hambre, de la inseguridad hídrica y alimentaria, de los flujos migratorios provocados. Y los nacimientos «no son un problema, sino un recurso», mientras que la trampa de la que hay que cuidarse está más bien representada por «ciertos modelos ideológicos y utilitaristas» que «se les imponen a las familias y poblaciones, con guantes de seda, son verdaderas colonizaciones».

Relanzar el multilateralismo

El camino a seguir -ha añadido el Pontífice- no consiste en bloquear o socavar el desarrollo de tantos países ya sobrecargados por la deuda económica. Más bien, es necesario considerar el impacto de las economías de unas pocas naciones, responsables de una preocupante «deuda ecológica» con el resto del mundo. Siguiendo esta perspectiva, merece la pena buscar formas adecuadas de condonar la deuda económica que pesa sobre diversos pueblos, teniendo en cuenta precisamente la «deuda ecológica» acumulada por otros hacia ellos.

El camino para afrontar la grave emergencia ambiental que pone en riesgo a todos -insiste el Papa Francisco- sólo puede emprenderse como un camino compartido. El Pontífice hace varias referencias al multilateralismo, único método para afrontar los problemas comunes en un mundo multipolar y complejo, y define como «preocupante» el hecho de que el calentamiento del Planeta se produzca en un momento marcado por un «enfriamiento general del multilateralismo» y una creciente desconfianza en la comunidad internacional.

Custodiar la Tierra, preservar la paz

La custodia de la Creación -subraya el Papa Francisco en uno de los pasajes más intensos del discurso pronunciado en su nombre en Dubai por el cardenal Parolin- está ligada a la custodia de la paz. Estas son las cuestiones «más urgentes»; y están mutuamente relacionadas. En las guerras que ensangrientan el mundo, incluidas las de Israel y Palestina, de Ucrania, se derrochan inmensos recursos en armas e instrumentos de muerte que «destruyen vidas y arruinan la casa común», mientras que serían preciosos también para combatir la emergencia ambiental. El Papa Francisco, en su discurso, relanza de nuevo la propuesta -ya esbozada en la Encíclica "Hermanos todos"- de utilizar el dinero destinado a armamento para crear un Fondo Mundial de lucha contra el hambre.

La inútil agitación de los “fans”

Il Pontefice richiama l’urgenza «de un cambio político», para sentar las bases de un «nuevo multilateralismo» y alejarse de particularismos y nacionalismos que «son esquemas del pasado». El Pontífice asegura a este respecto el compromiso y la contribución de la Iglesia católica, también en el campo de la educación y la «promoción de estilos de vida» adecuadas para la protección de la "Casa común". El Papa, citando la Encíclica Laudato Si' y la reciente Exhortación Apostólica Laudate Deum, recuerda también la urgencia de pasar de las declaraciones abstractas de principio a la puesta en práctica de opciones concretas, recordando que varios acuerdos y compromisos asumidos hasta ahora en foros internacionales como el que se está celebrando en Dubai «han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos» (Lardato Si’, 167).

Las decisiones operativas - desea el Papa en su discurso pronunciado en Dubai por el cardenal Parolin - deben tomarse en cuatro ámbitos, el de la eficiencia energética, las fuentes renovables, la eliminación de los combustibles fósiles y la educación sobre estilos de vida menos dependientes de ellos. Mientras que para el Pontífice las guerras mediáticas entre 'seguidores' opuestos parecen completamente estériles «catastrofistas o indiferentes, ambientalistas radicales o negacionistas climáticos», ya que las contraposiciones teatrales no conducen a ninguna solución.

Rezando con San Francisco

El discurso del Pontífice en la COP 28 concluye con un llamamiento para que 2024 marque un punto de inflexión. Además, el Papa en su discurso introduce como señal de buen auspicio una evocadora referencia a un episodio de la vida de San Francisco de Asís, ocurrido exactamente 800 años antes, en 1224. En ese año - recuerda el Papa que lleva su nombre - San Francisco compuso el Cántico de las Criaturas. Lo compuso «tras una noche de sufrimiento físico, ya completamente ciego. Después de esa noche de lucha, con el ánimo reconfortado gracias a una experiencia espiritual, quiso alabar al Altísimo por todas aquellas criaturas que ya no podía ver, pero que percibía como hermanos y hermanas, porque provenían del mismo Padre y eran comunes a todos los hombres y mujeres». Poco después, Francisco añadió otro verso, en el que alababa a Dios por los que perdonan, y también lo hizo con la intención de zanjar una escandalosa disputa que se estaba produciendo entonces entre el Podestá y el Obispo local. El obispo de Roma ha concluido diciendo «también yo, que llevo el nombre de Francisco, quisiera decirles con sinceridad de corazón: ¡dejemos atrás las divisiones y unamos las fuerzas! Y, con la ayuda de Dios, salgamos de la noche de la guerra y de la devastación ambiental para transformar el futuro común en un amanecer luminoso». (Agencia Fides 2/12/2023)


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