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de Gianni Valente
Erbil (Agencia Fides) – El viaje apostólico del Papa Francisco a Mongolia es “una iniciativa bienvenida”, que ayuda también a redescubrir “la bien documentada y conocida historia del cristianismo en ese país y entre el pueblo mongol”. Así lo subraya Mar Awa III, patriarca de la Iglesia asiria de Oriente, que comparte con la Agencia Fides algunas consideraciones sobre el alcance ecuménico de la visita que el obispo de Roma está realizando al gran país asiático.
Mar Awa destaca que la visita del Papa Francisco a Mongolia “es, sin duda, una iniciativa bienvenida, una visita hecha para encontrar uno de los rebaños más pequeños y periféricos del mundo”. Además, “aunque hoy la comunidad católica en Mongolia es muy pequeña, recordamos la historia bien documentada y conocida del cristianismo en ese país y entre el pueblo mongol. De los anales de la historia de la Iglesia aprendemos que el primer encuentro entre la Iglesia y las tribus mongolas se debió en realidad a la labor de proclamación del Evangelio realizada por los misioneros de la Iglesia Asiria de Oriente. Ya a finales del siglo VI el cristianismo comenzó a extenderse entre los pueblos de las estepas euroasiáticas, gracias a los monjes de la Iglesia de Oriente”.
El Patriarca recuerda que en el año 1281 “la Iglesia asiria de Oriente tenía un patriarca turco-mongol, Mar Yahb'Alaha III (1281-1317). En aquella época, la presencia eclesiástica de la Iglesia asiria en lo que hoy es el Estado mongol y la provincia china de Mongolia era muy sólida”. “Hoy hay una creciente conciencia entre los mongoles de su antigua herencia cristiana que se remonta a antes de la llegada de los misioneros occidentales, quienes llegaron a principios del siglo XII. Hoy en día, muchos en Mongolia están tratando de recuperar la antigua Iglesia de sus antepasados, es decir, la Iglesia Asiria de Oriente”.
En una entrevista anterior con la Agencia Fides (véase Fides 5/12/2022), el Patriarca Mar Awa habló de los rasgos distintivos de la gran aventura misionera de la antigua Iglesia oriental, de la que se siguen encontrando restos de iglesias y monasterios también en la Península Arábiga: “Los misioneros de la antigua Iglesia de Oriente”, subrayó en aquella ocasión el patriarca asirio, “eran un 'ejército' de tipo espiritual. Eran sobre todo monjes y monjas, y acudían a contextos moldeados por otros pensamientos, por culturas y mentalidades religiosas antiguas. Cautivaron el corazón de las personas con dulzura, y no por la dinámica de la conquista. Y luego ayudaron a las poblaciones locales a encontrar los signos gráficos para poner por escrito sus lenguas y sus palabras habladas. Y cada urgencia, cada problema concreto de la vida se convirtió en una oportunidad para hacer el bien, haciéndonos amigos y hermanos de todos”.
(Agencia Fides 1/9/2023)