Gaza (Agencia Fides) - Los cristianos de Gaza viven los actos de la Semana Santa mientras sobre ellos, una vez más, el cielo está desgarrado por los destellos de la guerra. En la noche entre el Jueves Santo y el Viernes Santo, los ataques aéreos de las fuerzas armadas israelíes golpearon el enclave palestino, una operación presentada como respuesta al lanzamiento de misiles sobre Israel desde los territorios palestinos. Una situación que intensifica aún más la oración y las prácticas compartidas estos días por los pocos bautizados residentes en la Franja, en medio de millones de musulmanes.
«Aquí en Gaza, por la gracia de Dios», confía a la Agencia Fides el padre Gabriel Romanelli, párroco de la Iglesia latina de la Sagrada Familia, «seguimos confesando así nuestra fe: el Resucitado no ha regresado al sepulcro, no ha vuelto a morir. Él es el Señor de la historia y de los siglos. Y su victoria sobre el mal y el pecado alimenta también la esperanza en las victorias humanas por toda causa buena y justa. Victorias por la paz, contra la guerra y contra la injusticia».
Todo el tiempo de Cuaresma ha brindado a los cristianos de Gaza numerosas ocasiones de volver a contemplar juntos los misterios de la salvación relatados en el Evangelio. Después de la semana del Miércoles de Ceniza, todos los viernes muchos de los bautizados han participado en la piadosa práctica del Vía Crucis. Ayer por la tarde, Jueves Santo, tras la misa en Coena Domini, el ruido de los misiles y los bombardeos aéreos obligaron a cancelar la procesión prevista a los "siete tabernáculos", los siete lugares -incluida la iglesia ortodoxa- que en Gaza custodian la Eucaristía. Hoy, Viernes Santo, si las condiciones lo permiten, después de la liturgia de la Pasión, un pequeño cortejo fúnebre llevará la estatua del Cristo yacente al pequeño cementerio parroquial. A continuación, a la vuelta, se plantará delante de la iglesia una cruz adornada con flores y se rezarán oraciones de consuelo ante la estatua de Nuestra Señora de los Dolores.
En medio de los conflictos que desgarran Oriente Medio, el padre Romanelli, misionero del Instituto del Verbo Encarnado, repite que la urgencia es «rezar por la paz, y trabajar por la paz, tratando de hacer florecer oasis de paz y justicia». Durante la Cuaresma, las obras de caridad y de ayuda a los más pobres también han sido compartidas por los cristianos con los musulmanes, que están viviendo el Ramadán, tiempo de ayuno y oración.
(GV) (Agencia Fides 7/4/2023)