ASIA/MYANMAR - Guerra y narcotráfico: Myanmar consolida su posición como principal productor mundial de opio

jueves, 12 diciembre 2024

UNODC

Bangkok (Agencia Fides) – Myanmar continúa siendo el principal productor mundial de opio, una tendencia agravada por el colapso económico tras el golpe militar del 1 de febrero de 2021. Así lo denuncia la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) en su informe «Myanmar Opium Survey 2024: Cultivation, Production and Implications», publicado el 12 de diciembre.

El informe revela que, aunque la superficie cultivada de adormidera ha disminuido ligeramente –de 47.100 hectáreas en 2023 a 45.200 hectáreas en 2024–, la producción de opio permanece elevada. Se estima que Myanmar alcanzará una producción de más de mil toneladas de opio este año, el doble que Afganistán, que tradicionalmente lideraba este ranking hasta la reciente prohibición en ese país. «La dinámica del conflicto en Myanmar sigue siendo intensa, y la cadena de suministro global se ha adaptado a la prohibición afgana. Esto aumenta el riesgo de un crecimiento continuado en la producción birmana de opio en los próximos años», señala el informe de la ONUDD.

El informe destaca que la región de Shan, controlada en su mayoría por fuerzas rebeldes, concentra el 88% del cultivo total. En 2024, mientras que Shan del Norte y del Sur registraron leves descensos, Shan del Este, fronterizo con Laos y Tailandia, experimentó un aumento del 10%. En otras regiones como Chin y Kayah, el cultivo creció un 18% y 8% respectivamente, mientras que el estado de Kachin registró una leve reducción del 10% en 2024.

El aumento de los precios del opio tras el descenso de producción en Afganistán ha impulsado a más agricultores a optar por el cultivo de adormidera como medio de supervivencia. Las comunidades rurales, afectadas por la pobreza extrema, el endeudamiento y la falta de servicios básicos, se encuentran atrapadas en esta economía ilícita.

Al ofrecer un análisis en profundidad de los factores socioeconómicos que impulsan el cultivo de amapola en Myanmar, el estudio confirma la estrecha interdependencia entre el cultivo de opio y las malas condiciones de desarrollo socioeconómico. En concreto, los pueblos y hogares que cultivan adormidera se caracterizan por unas condiciones económicas difíciles, falta de servicios públicos, altos niveles de endeudamiento y una gran inestabilidad debida a la guerra.

«Los cultivadores de opio en Myanmar no se están enriqueciendo; luchan por sobrevivir y cubrir las necesidades básicas de sus familias», subraya Yatta Dakowah, representante de la ONUDD en Myanmar. «Para cambiar las perspectivas económicas de estas comunidades, es necesario apoyar las oportunidades de generación de ingresos a largo plazo, disuadiéndolas de dedicarse al cultivo del opio».

Así se confirma la «fuerte correlación» entre la producción de opio (destinado al mercado de heroína de los países occidentales) y la escalada del conflicto. Por un lado, las milicias armadas que se oponen al régimen utilizan la producción de opio como «motor financiero», subvencionando desde armas hasta medicamentos. Pero la producción de drogas también es facilitada por otras unidades paramilitares afiliadas al ejército regular de Myanmar y, según los analistas, algunos sectores de las fuerzas armadas también están directamente implicados en el comercio.

El conflicto y la inestabilidad general de la nación han atrofiado amplios sectores de la economía (como la agricultura y el comercio tradicionales) y han ampliado las condiciones de inseguridad en las que pueden prosperar los narcotraficantes. No es de extrañar, pues, que la producción y el tráfico de opio, e incluso la producción local de heroína, hayan aumentado constantemente en los tres años transcurridos desde el golpe.
(PA) (Agencia Fides 12/12/2024)


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