VIAJE APOSTÓLICO - El Papa en Indonesia: pasajes clave del discurso a las autoridades civiles y al cuerpo diplomático

miércoles, 4 septiembre 2024

Vatican Media

Yakarta (Agencia Fides) - El Viaje Apostólico del Papa Francisco a Asia y Oceanía está en pleno desarrollo. Después de un día de «pausa» en la Nunciatura, el Pontífice ha celebrado esta mañana la Misa en privado. Luego, en coche, ha llegado al Palacio Presidencial Istana Merdeka para la Ceremonia de Bienvenida en Indonesia y la visita de cortesía al Jefe de Estado.

El Papa ha sido recibido por el Presidente de la República de Indonesia, Joko Widodo, mientras un grupo de niños interpretaba una danza de bienvenida. Tras la Guardia de Honor, la ejecución de los himnos y los Honores a las Banderas, se ha procedido a la presentación de las respectivas Delegaciones. Al final, el Presidente de la República y el Papa han llegado a la Sala de Credenciales para la firma del Libro de Honor y la foto oficial.

«Inmerso en la belleza de esta tierra, lugar de encuentro y diálogo entre culturas y religiones diferentes, deseo al pueblo indonesio que crezca en la fe, la fraternidad y la compasión. Que Dios bendiga a Indonesia», son las palabras que el Obispo de Roma ha escrito.

A continuación, se ha celebrado el encuentro privado entre Francisco y el Presidente. Al final de la reunión bilateral, el Papa con las Autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático, el primero de los cuatro discursos que el Santo Padre pronunciará en Yakarta. Un discurso, el de hoy, centrado en el tema del diálogo interreligioso como antídoto contra el extremismo y la intolerancia religiosa. Estos son algunos de los pasajes más destacados:

Al igual que el océano es el elemento natural que une todas las islas indonesias, así el respeto mutuo de las particularidades culturales, étnicas, lingüísticas y religiosas específicas, de todos los grupos humanos que componen Indonesia, es el hilo conductor indispensable que hace que el pueblo indonesio se mantenga unido y se sienta orgulloso.

Este sabio y delicado equilibrio entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad, debe ser defendido continuamente contra cualquier desajuste. Se trata de un trabajo artesanal, que corresponde a todos, pero de manera especial a la tarea que realiza la política.

A fin de favorecer una armonía pacífica y constructiva que garantice la paz y unifique los esfuerzos para vencer los desequilibrios y bolsas de miseria que aún persisten en algunas zonas, la Iglesia desea incrementar el diálogo interreligioso.

De este modo, se podrán eliminar los prejuicios y se fomentará un clima de respeto y de confianza mutua, factores imprescindibles para afrontar los retos comunes, entre los cuales, el de contrastar el extremismo y la intolerancia, que —tergiversando la religión— intentan imponerse sirviéndose del engaño y la violencia.

La Iglesia católica se pone al servicio del bien común y desea fortalecer la cooperación con las instituciones públicas y otras organizaciones de la sociedad civil, pero nunca haciendo proselitismo, nunca; sino que respeta la fe de cada persona. Y con esto estimula la formación de un tejido social más equilibrado y garantizar una distribución más eficiente y equitativa de la asistencia social.

En otros contextos, además, las personas consideran que pueden o deben prescindir de la búsqueda de la bendición de Dios, juzgándola superflua para el ser humano y para la sociedad civil. Y a la inversa, hay casos en los que la fe en Dios se coloca continuamente en primer plano, pero a menudo, lamentablemente para ser manipulada y servir no para construir la paz, la comunión, el diálogo, el respeto, la colaboración y la fraternidad, para construir el país, sino para fomentar las divisiones y el odio.

De cara a estas sombras, es grato observar cómo la filosofía que inspira la organización del Estado indonesio manifiesta sabiduría y equilibrio. Deseo que todos, en su quehacer cotidiano, sepan inspirarse en estos principios y hacerlos efectivos en el desempeño ordinario de sus respectivas funciones, porque opus justitiae pax, la paz es fruto de la justicia.
(F.B.) (Agencia Fides 4/9/2024)


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