ASIA/INDONESIA - Fuera de la hipoteca colonialista: La sorprendente historia de las misiones católicas en el archipiélago indonesio

jueves, 5 septiembre 2024 misión   evangelización   misioneros   viaje apostólico  

Foto histórica del Muntilan College. El misionero Frans van Lith Sj, fundador del Colegio, es el tercero por la izquierda, en primera fila.

Yakarta (Agencia Fides) En la historia de la misión de la Iglesia católica en Indonesia, hubo un período de dos siglos (1605-1807) durante el cual no hubo ningún sacerdote o misionero católico en las miles de islas que conforman el archipiélago. Este es un episodio significativo en la historia del catolicismo en Indonesia, un país donde misioneros portugueses ya habían llegado a principios del siglo XVI. Entre ellos, San Francisco Javier llevó el Evangelio a las islas Molucas en 1546.

La ausencia de misioneros católicos durante 200 años se debió a las hostilidades y conflictos entre cristianos en Europa, que tuvieron un impacto directo en las colonias. El padre Armada Riyanto, CM, sacerdote vicentino, documenta este hecho de manera exhaustiva en su ensayo titulado "The Catholic Mission in Indonesia and Propaganda Fide. A Historical Overview", publicado en el Hong Kong Journal of Catholic Studies (número 14, 2023).

Con la llegada de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (Vereenigde Oostindische Compagnie, VOC), fundada en 1602, todos los sacerdotes católicos fueron expulsados de Indonesia, y algunos de ellos asesinados. "Los católicos que permanecieron", afirma el padre Armada Riyanto, rector de la Escuela de Filosofía y Teología Widya Sasana en Malang (Java Oriental), "fueron registrados como cristianos calvinistas, y las iglesias católicas existentes fueron cerradas o convertidas en iglesias protestantes calvinistas". Las comunidades católicas en las islas Molucas se disolvieron, y, por ejemplo, la próspera comunidad católica de Ambon se transformó en una comunidad protestante.

Durante 200 años, en islas como Flores, los católicos bautizados, aunque sin pastores, continuaron rezando y viviendo su fe tal como la habían recibido de los misioneros portugueses. "Fue solo gracias a un milagro del Espíritu Santo", señala el padre Armada Riyanto. La VOC no era únicamente una asociación comercial; durante dos siglos también fue un instrumento político que protagonizó "guerras de religión" en las colonias, similares a las que ocurrían en Europa. Sin embargo, a finales del siglo XVII, la compañía fracasó debido a la corrupción y fue finalmente disuelta.

La intervención de Propaganda Fide

En 1807, un edicto real derogó las disposiciones de la Unión de Utrecht, vigentes desde el 20 de enero de 1579, que reconocían al calvinismo como la única fe legítima. Esta medida también se extendió a las Indias Orientales holandesas.
Ese mismo año, la Sagrada Congregación de Propaganda Fide erigió la primera Prefectura Apostólica en Indonesia, con J. Nelissen como el primer Prefecto Apostólico. En 1841, la Prefectura Apostólica de Batavia (actual Yakarta) fue elevada al rango de Vicariato Apostólico de Batavia. Si bien antes de 1600 los misioneros católicos que llegaban a la región eran principalmente portugueses o españoles, después de 1800 comenzaron a llegar misioneros de los Países Bajos, un reino protestante, así como de otras naciones.
No obstante, los misioneros holandeses que llegaron a las Indias Orientales después de 1800 se encontraban sujetos a las normativas coloniales y seguían subordinados a las autoridades políticas del gobierno colonial, que financiaba sus actividades y gastos.

El caso Groof

El llamado "caso Grooff" de 1845 marcó el inicio de un movimiento para separar la labor misionera de las estrategias coloniales.
El obispo Jakobus Grooff, primer vicario apostólico de Batavia (1842-1846), se enfrentó a J.J. Rochussen, gobernador general que representaba el poder político del gobierno holandés en Indonesia (1845-1851). Tras su llegada a Batavia el 1 de abril de 1845, Grooff detectó inmediatamente "irregularidades" en el comportamiento de algunos sacerdotes del Vicariato, lo que lo llevó a suspender a cuatro de ellos ese mismo año. Al enterarse de las suspensiones, Rochussen intervino, declarando que el obispo no tenía la autoridad para sancionar a los sacerdotes que contaban con cartas credenciales emitidas por la autoridad colonial. Según Rochussen, estos sacerdotes actuaban bajo el amparo del gobierno, y sólo el Estado tenía la potestad para "despedir" o trasladar a los sacerdotes católicos, dado que habían sido enviados a las Indias Orientales Holandesas bajo el auspicio del gobierno del Reino de los Países Bajos y a expensas del Estado.
El 19 de enero de 1846, el obispo Grooff fue convocado por el Gobernador, donde reafirmó su autoridad sobre los sacerdotes en el territorio. Como consecuencia, se le ordenó abandonar las Indias Orientales Holandesas en un plazo de 14 días. En los años siguientes, la Sagrada Congregación de Propaganda Fide mantuvo conversaciones con las autoridades holandesas para reabrir el camino a la labor misionera católica en Indonesia. En 1854, se acordó que el clero necesitaría un "permiso especial" para operar. La Santa Sede se comprometió a informar al Gobernador General sobre los destinos de sacerdotes y misioneros, mientras que el Gobernador General se comprometió a no interferir en asuntos reservados a la autoridad eclesiástica. A pesar de este acuerdo, los misioneros católicos se enfrentaban a una libertad de movimiento limitada, en parte para evitar conflictos con misioneros protestantes. Además, tenían prohibido bautizar a los nativos, lo que resultó en un crecimiento muy lento del número de fieles. En Surabaya, por ejemplo, después de casi un siglo de presencia misionera (1810-1900), solo había diez católicos javaneses.

Los Jesuitas

Los sacerdotes enviados a las Indias Orientales Holandesas eran mayoritariamente diocesanos hasta que el Vicario Apostólico de Batavia, Petrus Vranken, solicitó al provincial jesuita que asumiera la misión en la región. En 1859, los jesuitas llegaron a Surabaya. La misión católica en Java Central cobró un nuevo impulso con la llegada del jesuita Franciscus Georgius Josephus van Lith (1863-1926), conocido por su enfoque innovador en la evangelización y la educación. Van Lith, reconocido como el primer evangelizador entre los nativos javaneses, fundó varias escuelas y se destacó como un gran educador. En 1904, bautizó a 158 javaneses, y sus escuelas se convirtieron en símbolo de la labor misionera de la Iglesia católica. Entre sus alumnos estuvo Albertus Soegijapranata SJ, quien más tarde sería el primer obispo nativo de Indonesia. En los años siguientes, el movimiento de reflexión y lucha por la independencia de Indonesia encontró un fuerte aliado en la misión educativa católica, ya que varios líderes del movimiento nacionalista fueron formados en estas escuelas.
El año 1924 fue el año en que, por primera vez, los Apóstoles Vicarios de Indonesia (que en aquel momento estaban en Yakarta, Kalimantan, Nusa Tenggara y Maluku-Irian) y los Prefectos Apostólicos se reunieron para discutir el estado de la Iglesia en el territorio que empezaba a llamarse «Indonesia». La reunión se celebró en la catedral de Batavia (Yakarta), y fue el embrión de la reunión de la asamblea de la futura 'Conferencia Episcopal de Indonesia'. Entre los temas tratados, los Ordinarios acordaron sugerir la abolición del artículo 123 del Reglamento de 1854, que impedía a los misioneros ir donde quisieran a predicar el Evangelio. Se crearon seminarios para la educación del clero indígena y los misioneros se mostraron muy activos en la creación de escuelas en pueblos y ciudades. Se dijo que los misioneros católicos debían aprender el idioma y conocer la cultura local.
Los misioneros fundaron escuelas en numerosas aldeas, lo que facilitó un valioso vínculo con las comunidades locales. Los líderes de las aldeas y autoridades religiosas colaboraron en la creación y gestión de estas escuelas comunitarias. Al familiarizarse con la cultura javanesa, las misiones católicas adoptaron un carácter cada vez más "javanés" y menos "europeo".
Durante la ocupación japonesa (1942-1945), en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, este proceso se vio interrumpido. Los misioneros fueron internados en campos de concentración, y en muchas áreas las tierras del vicariato fueron expropiadas y numerosas capillas destruidas. Tras el final de la guerra, la misión se reanudó, centrada en la reconstrucción de lo devastado durante los años de conflicto.

La bula Quod Christus

En 1961, la Iglesia católica en Indonesia se consolidó definitivamente como la "Iglesia indonesia" gracias a la bula Quod Christus Adorandus del Papa Juan XXIII, que estableció la jerarquía eclesiástica y elevó a diócesis los distritos eclesiásticos del país. Ese mismo año se iniciaron programas de educación superior en disciplinas pastorales y catequéticas para laicos, además de la creación de institutos de formación filosófica y teológica en Java, Flores, Sumatra, Timor y otras islas.
Hoy, la Iglesia indonesia cuenta con 10 millones de católicos bautizados, según datos oficiales de la Conferencia Episcopal. Aunque sigue siendo una "Iglesia joven", desde los años sesenta ha evolucionado bajo el espíritu del Concilio Vaticano II. Los católicos están plenamente integrados en las diversas culturas de la nación indonesia y son reconocidos como parte esencial de la misma.
(PA) (Agencia Fides 5/9/2024)

La figura de Van Lith SJ tal como aparece en un dibujo de una exposición misionera

En el Museo de Historia de la Catedral de Yakarta, las figuras de los Vicarios y Prefectos Apostólicos que dirigieron la Iglesia en Indonesia.

En el Museo de Historia de la Catedral de Yakarta se relata la existencia de una «iglesia subterránea» en Indonesia en la época de la dominación holandesa

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