Chiang Mai (Agencia Fides) - “Sostenido por la fuerza del Espíritu y con la protección de la Madre de la Iglesia, declaro abierto, a nombre del Santo Padre Benedicto XVI, el primer Asian Mission Congreso”: con estas palabras el Card. Crescenzio Sepe, Enviado Especial del Santo Padre Benedicto XVI ha abierto oficialmente los trabajos del Congreso Misionero Asiático esta mañana, 19 de octubre, en Chiang Mai. Inmediatamente después ha tenido lugar la solemne Concelebración Eucarística presidida por el Card. Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización para los Pueblos, que ha invocado la particular bendición del Señor sobre todos los congresistas, más de 1.000.
Generar conciencia del envió misionero de la Iglesia, revigorizar el anuncio y encontrar nuevos caminos para contar la historia de Jesús en el continente asiático, continente en el cual la historia de Jesús tuvo lugar, continente que ve en Jesús su representante más respetado y conocido en el mundo, pero que aún fatiga en reconocerlo y acogerlo como único Salvador. De aquí nace la exigencia de un Congreso que celebre la fe cristiana en Asia, que nos ayude a acoger el testimonio de los otros y nos empuje a ir más allá de nuestros miedos, timidez e incertidumbres para anunciar con entusiasmo nuestra fe en Jesucristo, único Salvador. Como ha recordado Mons. Orlando Quevedo, Arzobispo de Cotobato en las Filipinos y Secretario general de la FABC, Cristo ha nacido en Asia, y no obstante esto la Iglesia en este continente es una pequeña bandera que representa solo el 1.5% de la población total.
La pregunta a la que este Congreso tratará de dar respuesta no se refiere a la necesidad o no de la Evangelización, sino de cómo este anuncio pueda ir al encuentro de las exigencias de los pueblos de este continente. Como Mons. Quevedo ha destacado, el anuncio debe ser realizado en el respeto, en la atención y en el diálogo con las otras religiones, con una gran atención a los problemas que este inmenso continente vive pero también con el valor y la conciencia del gran don del que los cristianos son portadores.
La idea de este Congreso nace muy lejano: el mismo Papa Juan Pablo II, dada la gran ola de entusiasmo generado por los congresos continentales realizados en América Latina, había expresado el deseo que el mismo evento eclesial pudiese sostener la misión también en el continente más poblado del mundo: Asia. No obstante la acogida de tal propuesta, el camino hacia este Congreso ha sido largo y lleno de insidias. Las diversidades lingüísticas, culturales y las distancias considerables, hacen difíciles los recorridos comunitarios. Sin embargo, en estos días, los primeros encuentros y las primeras relaciones hacen decir a los Delegados que la misma fe en Cristo y la esperanza que de esta brota puede ayudar a remotivarnos en nuestro anuncio y en la búsqueda de lenguajes y prioridades comunes hacia las cuales movernos como única comunidad de fieles enriquecidos por la diversidad y por las peculiaridades de las que cada comunidad se hace portadora. (M.R.) (Agencia Fides 19/10/2006)