Kinshasa (Agencia Fides) – El movimiento guerrillero M23 continúa su avance en el territorio de Lubero, en la provincia de Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo (RDC). Las fuerzas rebeldes han tomado el control de los pueblos de Matembe, Butsorovya, Mambasa y Alimbongo, obligando a miles de personas a huir de las zonas afectadas por los combates.
La situación humanitaria es cada vez más crítica en los alrededores de Lubero, capital del territorio homónimo. Las condiciones sociales y sanitarias, ya precarias, corren el riesgo de deteriorarse aún más debido al flujo masivo de desplazados y a la persistente inestabilidad. Organizaciones humanitarias advierten sobre una crisis inminente, mientras que cubrir las necesidades básicas de la población se vuelve cada vez más difícil.
La reciente caída de Alimbongo ha generado pánico entre los habitantes de Lubero, ya que facilita el avance del M23 hacia esta localidad estratégica. La situación se ve agravada por la escasa información oficial proporcionada por las Fuerzas Armadas Congolesas (FARDC). La Coordinación Urbana de Butembo, una influyente asociación de la sociedad civil local, ha instado a la población a mantener la calma «a pesar de la amenaza inminente» que representa el M23.
El panorama se complica aún más con las escaramuzas entre grupos armados locales que apoyan a las fuerzas gubernamentales, conocidos genéricamente como Wazalendo. El pasado 14 de diciembre, dos grupos Wazalendo se enfrentaron en un campamento militar ubicado en Tabor Hill (Tabora), dentro de la concesión de la Universidad Católica de Graben (UCG), al oeste de Butembo. Según informes, el enfrentamiento se habría originado por motivos triviales, pero la violencia generó alarma y confusión entre los residentes.
Por otro lado, los llamamientos de las fuerzas de seguridad congoleñas a desconfiar de camioneros y taxistas provenientes de áreas controladas por el M23, sospechándolos de ser espías o saboteadores, han incrementado aún más la sensación de inseguridad y desconfianza en la región.
En medio de esta situación crítica, el padre Aurélien Kambale Rukwata, director de la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de Butembo-Beni, ha recordado la urgente necesidad de hacer justicia a las víctimas de violaciones de los derechos humanos. Con motivo del Día Mundial de los Derechos Humanos, celebrado el pasado 10 de diciembre, el sacerdote ha declarado: «De estos miles de personas que han sido gratuitamente asesinadas, un día la Justicia tendrá que ocuparse. Si el Estado no logra garantizarla, siempre existen mecanismos internacionales a los que se puede recurrir». En este sentido, ha destacado con esperanza la noticia de que el Tribunal Penal Internacional (TPI) examinará próximamente la situación en Kivu Norte.
(L.M.) (Agencia Fides 18/12/2024)