ÁFRICA/MOZAMBIQUE - "Espero que la votación de hoy sea libre, justa y pacífica", dice el Presidente de la Conferencia Episcopal

miércoles, 9 octubre 2024 elecciones   obispos   iglesias locales   guerras   jóvenes  

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Maputo (Agencia Fides) – "Esperamos que las elecciones sean libres, justas y, sobre todo, pacíficas", dice a la Agencia Fides Monseñor Inacio Saure, Arzobispo de Nampula y Presidente de la Conferencia Episcopal de Mozambique. Hoy, 9 de octubre, se celebran elecciones generales en este país del África austral para elegir al Presidente y al Parlamento. No se esperan grandes sorpresas, ya que el Frelimo (Frente de Liberación Nacional), en el poder desde la independencia en 1975, probablemente lo mantendrá.

Mozambique, que salió en 1992 de una guerra civil que comenzó en 1975, en los últimos años se está enfrentando a una insurgencia yihadista en la provincia de Cabo Delgado, en el norte del país (véase Fides 19/10/2022)
Hemos pedido al obispo Saure que analice la situación del país a la luz de la votación de hoy.

-¿Qué espera de la votación de hoy?
-Ante todo, espero que las elecciones sean libres y justas y, sobre todo, pacíficas. Los preparativos de la votación han estado marcados por algunas dificultades. Sabemos que hubo algunos retrasos y problemas en el registro de votantes, debidos a cuestiones burocráticas, pero quizá también a otros problemas políticos. Digamos que no había interés en que ciertas personas se inscribieran en el censo electoral. También hay un cierto cansancio y decepción por parte de los votantes, porque las primeras elecciones libres se celebraron en 1994, hace 30 años, y desde entonces el voto se ha visto seguido por la polémica y la impugnación.

-La guerra en el norte se atribuye a la presencia de al menos una formación yihadista. ¿ Pero no resulta un poco simplista esta lectura?
-Decimos que son los yihadistas, pero no creo que sean la única motivación de esta guerra. Están los recursos de la zona; el gas en primer lugar, pero no sólo: hay minas de minerales estratégicos como el grafito, por ejemplo, en Balama, que son cruciales para las nuevas tecnologías y la transición energética. Por eso no sabemos realmente cuál es la verdadera causa de fondo de esta guerra. ¿Es sólo religiosa? No lo creo. Por otra parte, el conflicto estalló más o menos coincidiendo con el inicio de la explotación del gas natural.

-Usted es arzobispo de Nampula, ciudad que ha acogido a varios desplazados internos de la guerra. ¿Puede describir su situación?
-Después de Cabo Delgado, la capital de la provincia donde se libra la guerra, Nampula es la provincia que ha acogido a la mayoría de los refugiados que huyen de la violencia. Es un reto porque Nampula es la provincia más poblada del país y la repentina incorporación de miles de personas más ha planteado problemas a las estructuras de la zona. Al principio, cuando empezaron a llegar los primeros refugiados, varias organizaciones internacionales intervinieron para ayudar. Pero luego la ayuda se redujo mucho. Se olvidaron de nosotros y de los más de 6.000 refugiados que seguían alojados en Nampula. Al principio eran hasta 8.000, pero algunos han regresado a Cabo Delgado, donde todavía hay muchos desplazados de las aldeas afectadas por la inseguridad.
Como Iglesia estamos plenamente comprometidos, a través de nuestra Cáritas diocesana y nacional, a ayudar a estas personas. El problema es que no disponemos de recursos suficientes, sobre todo porque la ayuda internacional casi ha desaparecido.

-¿Se teme que el conflicto del norte se extienda a otras zonas de Mozambique?
-Gran parte de Mozambique vive en paz, pero existe el temor de que la inestabilidad del norte se extienda al resto del país, alimentada por la grave pobreza, especialmente entre los jóvenes desempleados, sobre todo en las ciudades.

-El otro gran problema es la pobreza generalizada...
-Sí, sobre todo entre los jóvenes. Muchos jóvenes del campo se han trasladado a las ciudades pero no han encontrado trabajo. Esto es, entre otras cosas, un gran desafío a nivel pastoral. Lo ideal sería crear oportunidades de formación profesional para estas personas. La Iglesia por sí sola no tiene los medios para hacerlo. En nuestra anterior visita ad Limina, el Papa Francisco nos recomendó no olvidar nunca a nuestros jóvenes, ofreciéndoles espacios de formación. En la visita de este año, señalé al Santo Padre las dificultades que tenemos para ayudar a los jóvenes en la formación profesional, porque como Iglesia mozambiqueña no tenemos los medios para hacerlo. Intentamos hacer lo que podemos, pero realmente los medios son muy limitados.
Por otra parte, las escuelas católicas son muy apreciadas por la calidad de su enseñanza. Sin embargo, el Estado ha subido los impuestos a nuestras escuelas, equiparándolas a empresas privadas, y eso nos ha puesto en dificultades.

-En medio de estos problemas, ¿cómo describiría la situación de la Iglesia en Mazambique?
-Es una Iglesia viva. Tenemos muchas vocaciones, los seminarios están llenos. Es una verdadera gracia. Los jóvenes acuden en masa a la Iglesia. La mayoría del clero es mozambiqueño. También tenemos algunos sacerdotes que van a otros países africanos como misioneros.
Además, el papel de los laicos es muy importante, porque en 1977 la asamblea nacional de pastoral decidió crear una Iglesia ministerial, es decir, de ministros laicos. Los catequistas desempeñan un papel fundamental, sobre todo en los pueblos donde no hay presencia fija de un sacerdote.
(L.M.) (Agencia Fides 9/10/2024)


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