ASIA/INDIA - A Jesús por María: la Iglesia «matriarcal» en el Estado de Meghalaya

martes, 8 octubre 2024 misión   evangelización   mujeres  

Diocese of Nongstoin

Nongstoin (Agencia Fides) - «En nuestra zona, donde la sociedad es matrilineal, y donde las mujeres están en el centro de la vida familiar y social, la Iglesia también tiene un rostro femenino. Y la devoción a la Virgen María es fuerte y profundamente sentida», dice a la Agencia Fides Wilbert Marwein Obispo de Nongstoin, diócesis del estado indio de Meghalaya, uno de los siete estados del noreste de la India. Se trata de uno de los tres estados (Meghalaya, Mizoram y Nagaland, todos en la misma zona) en los que la población de religión cristiana es mayoría en la Federación india. En Meghalaya, los fieles católicos son casi un millón (de una población de 3,3 millones), pero los cristianos de diversas confesiones (con bautistas, presbiterianos y anglicanos) representan en total el 75% de la población.

«Recibimos la fe, de los misioneros salesianos italianos y españoles y estamos agradecidos por ello», dice el obispo. «Nuestra diócesis abarca un territorio montañoso, donde es muy difícil llegar a las aldeas aisladas, habitadas principalmente por comunidades de los tres principales grupos tribales: Khasi, Garo y Jaintia. A pesar de las dificultades geográficas, la misión de la Iglesia marcha muy bien y el amor de Cristo sigue atrayendo a nuevos creyentes. En 2006, cuando se creó la diócesis sustrayéndola al territorio de Shillong, éramos 120.000 católicos, ahora somos 175.000».

«Cada año -continúa- recibimos el regalo de muchos nuevos bautismos de niños y adultos, y registramos conversiones de nativos animistas. Esto sucede sobre todo gracias al testimonio de sacerdotes, religiosas y catequistas, que establecen relaciones amistosas con la gente y ayudan a los necesitados. A menudo, los que vienen a pedir el bautismo dicen que les impresiona la Eucaristía, Jesús convertido en pan para nosotros; o la intensa oración de la comunidad».

En Meghalaya, la organización social y la cultura de los tres principales grupos étnicos tienen una característica especial: se trata de hecho de una sociedad matriarcal, en la que la mujer lleva adelante la familia y es el principal punto de referencia. Los niños llevan el apellido de su madre y «hay una gran celebración en la familia cuando nace una niña», señala el obispo. «Además, es la última hija la que -según la antigua tradición social y cultural- hereda todo el patrimonio familiar», informa.

En este contexto cultural, las mujeres también tienen un papel especial en la comunidad eclesial: «Hay muchas catequistas, mujeres que dirigen comunidades alejadas, que están presentes y dirigen consejos pastorales y organizan la vida pastoral en las parroquias. La nuestra es definitivamente una Iglesia con rostro femenino, y no hay 'competencia' con el trabajo y la labor de los sacerdotes».

La presencia y la importancia de la mujer se manifiestan también en el número y la labor de las congregaciones religiosas femeninas, «donde miles de mujeres consagradas prestan un servicio apostólico con gran dedicación a la población más pobre, a menudo en escuelas anexas a las parroquias, y son muy apreciadas por la gente», prosigue el obispo Marwein.

Además, precisamente por este hecho cultural, «la relación espiritual con la figura de la Virgen María es algo muy querido y fácil de experimentar para las poblaciones locales, incluso para las más sencillas y analfabetas. Se vive una profunda devoción mariana. La figura de María es muy querida, se celebran procesiones con profunda veneración, ella es la mediadora que conduce la fe de sus hijos hacia Cristo, como vemos en tantos que se convierten 'pasando por María': Ad Jesum per Mariam ('A Jesús por María') como decía San Luis Grignion de Monfort. Ahora en octubre, en el mes especial del Rosario, el Rosario se reza en casa en cada familia católica de la diócesis. María es verdaderamente nuestra Madre, los fieles se sienten sus hijos, amados y protegidos por ella», apunta el Obispo.

El pastor de Nongstoin suele viajar a aldeas remotas, donde toca la fe del pueblo de Dios: «Disfruto y me edifican realmente las visitas a las aldeas. Allí hay gente sencilla y humilde. Quieren hablar y esperan los sacramentos. Cuando llego a un pueblo, a menudo paso más de tres horas administrando el sacramento de la confesión. Hay que tener en cuenta que una sola parroquia, (tenemos 22 en la diócesis, 16 de las cuales están fuera de la ciudad de Nongstoin, dispersas en el territorio impermeable) puede abarcar más de 30-40 aldeas, con pequeños núcleos de familias católicas que se conmueven cuando llega un catequista, un sacerdote o un obispo. Esta es mi misión y a menudo en este camino me encuentro con personas que no conocen al Señor Jesús: por eso intentamos anunciar y dar testimonio del amor de Dios que puede tocar el corazón de cada hombre y de cada mujer».
(PA) (Agencia Fides 8/10/2024)

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