ASIA/TIERRA SANTA - A un año del 7 de octubre. Patriarca Sabbah: sólo habrá paz si termina la tragedia palestina

sábado, 5 octubre 2024 oriente medio   tierra santa   Áreas de crisis   guerras   islam   hebraísmo   paz  

Jerusalén (Agencia Fides) - La catástrofe que envuelve a Tierra Santa y a todo Oriente Medio «no comenzó el 7 de octubre de 2023». Los ciclos de violencia que han generado el trágico presente que se vive en la tierra de Jesús «parecen no tener fin, comenzaron en 1917, se agudizaron en 1948 y 1967, y han continuado desde entonces hasta hoy». Ahora, la furiosa represalia de la fuerza militar israelí «puede destruir y traer la muerte», pero «no puede proporcionar la seguridad que los israelíes necesitan», porque la paz sólo podrá volver «cuando la tragedia del pueblo palestino llegue a su fin».

Son palabras impregnadas de un realismo muy lúcido, de dolor y a la vez de esperanza «contra toda esperanza», las que se recogen en el documento-apelación difundido por el Patriarca Emérito de Jerusalén de los Latinos Michel Sabbah y los miembros del grupo « Christian Reflection » a un año de la masacre perpetrada por Hamás contra judíos israelíes el 7 de octubre de 2023, masacre que abrió el nuevo vórtice de muerte y aniquilación que está absorbiendo a pueblos enteros y arrastrando al mundo al abismo de la guerra global.

«Christian Reflection» de Jerusalén es un grupo de cristianos de Tierra Santa -sacerdotes, religiosos y laicos- reunidos en torno al Patriarca Emérito Sabbah para compartir reflexiones sobre el papel de los cristianos ante los conflictos y en la sociedad. Es precisamente a nuestros hermanos y hermanas en la fe en Cristo a quienes el documento firmado por el Patriarca Emérito Sabbah plantea preguntas determinantes: «Como cristianos», reza el texto, titulado «Mantener viva la esperanza», «nos enfrentamos también a otros dilemas: ¿es ésta una guerra en la que somos simples espectadores pasivos? ¿Cuál es nuestra posición en este conflicto, presentado con demasiada frecuencia como una lucha entre judíos y musulmanes, entre Israel, por un lado, y Hamás y Hezbolá, apoyados por Irán, por otro? ¿Se trata de una guerra religiosa? ¿Debemos refugiarnos en la precaria seguridad de nuestras comunidades cristianas, aislándonos de lo que ocurre a nuestro alrededor? ¿Deberíamos limitarnos a observar y rezar en un segundo plano, esperando que esta guerra termine por pasar?»

“Estamos mirando fijamente a la oscuridad”

Tras un año de guerra implacable, «mientras el ciclo de muerte no cesa», el Patriarca Sabbah y los miembros del grupo de reflexión sienten la urgencia de «buscar la esperanza que brota de nuestra fe», ya que admiten estar «agotados, paralizados por el dolor y el miedo». Estamos mirando fijamente a la oscuridad», mientras «nuestra querida Tierra Santa y toda la región están siendo reducidas a la ruina» y «cada día lloramos a las decenas de miles de hombres, mujeres y niños que han muerto o han resultado heridos, especialmente en Gaza, pero también en Cisjordania, Israel, Líbano y más allá, en Siria, Yemen, Irak e Irán». En Gaza -continúa la trágica descripción de los hechos-, «casas, escuelas, hospitales y barrios enteros ahora son montones de escombros. Reinan la enfermedad, el hambre y la desesperación». «En medio de todo esto -se preguntan los autores del documento-, ¿ha aportado seguridad a los judíos el sueño sionista de un hogar seguro para ellos en un Estado judío llamado Israel?».

Ausencia internacional

«Increíblemente», señalan el Patriarca Sabbah y los miembros de Christian Reflection, «la comunidad internacional asiste casi impasible. Se repiten los llamamientos a un alto el fuego que ponga fin a la devastación, sin ningún intento significativo de frenar a quienes están sembrando el caos. Las armas de destrucción masiva y los medios para cometer crímenes contra la humanidad siguen llegando a la región».
«Si la comunidad internacional permanece ausente», prosigue el documento, «los cristianos, a pesar de su impotencia y su escaso número, están llamados a confiar en la Resurrección de Cristo, incluso en la trágica situación actual».

«Lo que está ocurriendo», insiste el documento, «no es una guerra de religión. Y debemos situarnos activamente del lado de la justicia y la paz, la libertad y la igualdad. Debemos estar con todos aquellos, musulmanes, judíos y cristianos, que buscan el fin de la muerte y la destrucción».

Sabbah y sus compañeros del grupo de reflexión se dirigen a los líderes cristianos, «a nuestros obispos y sacerdotes en busca de palabras de orientación. Necesitamos que nuestros pastores nos ayuden a comprender la fuerza que tenemos cuando estamos juntos. Solos, cada uno de nosotros está aislado y reducido al silencio».
Sobre todo -añaden- necesitamos pedir la ayuda de Dios «para no desesperar, para no caer en la trampa del odio. Nuestra fe en la Resurrección nos enseña que todos los seres humanos deben ser amados, iguales, creados a imagen de Dios, hijos de Dios y hermanos los unos de los otros». Por eso «nuestras escuelas, hospitales y servicios sociales son lugares donde atendemos a todos los necesitados, sin discriminación». Y la fe en Cristo «nos hace portavoces de una tierra sin muros, sin discriminación, portavoces de una tierra de igualdad y libertad para todos, de un futuro en el que podamos vivir juntos».

Acabar con la tragedia palestina

Con realismo y lucidez, los autores del llamamiento-documento reconocen que la paz sólo será posible «cuando la tragedia del pueblo palestino llegue a su fin». Para ello es necesario «un acuerdo de paz definitivo entre estos dos interlocutores y no un alto el fuego temporal o soluciones provisionales».
La enorme fuerza militar de Israel «puede destruir y traer la muerte, puede acabar con los líderes políticos y militares y con cualquiera que se atreva a levantarse y oponerse a la ocupación y la discriminación. Sin embargo, no puede aportar la seguridad que necesitan los israelíes». La comunidad internacional», añaden «debe ayudarnos reconociendo que la causa fundamental de esta guerra es la negación del derecho del pueblo palestino a vivir en su propia tierra, libre e igual».

«Somos un pueblo, cristianos y musulmanes. Juntos -prosigue el documento dirigido a los palestinos-, debemos buscar un camino que supere los ciclos de violencia. Junto con ellos, debemos comprometernos con los judíos israelíes que también están cansados de la retórica, las mentiras, las ideologías de muerte y destrucción».
(GV) (Agencia Fides 5/10/2024)


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