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Ruteng (Agencia Fides) - Promoviendo el respeto, la protección y el amor por la Creación, se entra en contacto con el Creador, en el espíritu de Francisco de Asís y la encíclica "Laudato si'". El Obispo de Ruteng, Mons. Siprianus Hormat, presidente de la Comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Indonesia, explica que “el simple gesto de plantar un árbol puede adquirir una profunda conciencia espiritual”. Así lo expresa al presentar el nuevo Programa de Pastoral Ecológica Integrada, puesto en marcha en su diócesis en la isla de Flores, el "corazón católico" de Indonesia, una isla de mayoría cristiana en un archipiélago predominantemente islámico. La diócesis de Ruteng cuenta con un 90% de católicos (851.000) de una población total de 950.000 habitantes.
El innovador programa pastoral pretende integrar acciones de "cuidado de la casa común" con los sacramentos y otras actividades importantes de la Iglesia. Durante la celebración de bautizos y primeras comuniones, por ejemplo, cada familia recibe un árbol para plantar, "símbolo del crecimiento de la fe y de la responsabilidad personal hacia el medio ambiente", explica el obispo.
El objetivo del programa es "fomentar una nueva mentalidad de respeto y cuidado de la Creación en nuestras comunidades, promoviendo una profunda conexión entre la fe y el cuidado del medio ambiente", afirma Mons. Hormat. Según el obispos, el programa "ayuda a hacer frente a la cultura del despilfarro" y a reducir el uso del plástico y los residuos alimentarios.
Uno iniciativa que el fraile franciscano Fr. Wilibrodus Andreas Bisa ya promueve. Encarga a todos los chicos que desean recibir los sacramentos y asisten a la comunidad parroquial para la catequesis una tarea: plantar árboles o cultivar frutas en jardines o terrenos baldíos. "Los llamamos árboles sacramentales", señala el párroco de la iglesia de San Francisco de Asís, en Tentang. "Los chicos se convierten en 'padres adoptivos' de los árboles que han plantado, y son responsables del cuidado continuo de esa criatura". Los más de ocho mil feligreses de las siete estaciones misioneras de la diócesis de Ruteng aprecian lo que se denomina "pastoral transformadora basada en la ecología".
Cada año se encomienda a las personas que reciben los sacramentos la responsabilidad de plantar y cuidar árboles, creciendo así la conciencia ecológica, entendida como una sensibilidad profundamente espiritual que "se inspira en la vida de San Francisco de Asís y pretende acoger las sugerencias del Papa Francisco, que siempre pone el acento en el cuidado de la casa común y que queremos que se manifieste en lo que hacemos, en obras concretas: así lo afirma la encíclica Laudato si', que llama a la acción colectiva de todos los creyentes para cuidar la tierra como nuestra casa común".
Esta es la experiencia del padre Robertus Pelita que, en la misma diócesis de Ruteng, descubrió el desarrollo de las energías alternativas a partir del biogás y, tras informarse y activarse, en sólo dos años ha conseguido producir biogás a partir de la descomposición de residuos orgánicos que se convierten en combustible utilizando biodigestores domésticos fabricados con viejos bidones de aceite. El proceso consiste en que, al descomponerse la materia orgánica en un medio anaeróbico -un entorno sin oxígeno-, libera gases, principalmente metano y dióxido de carbono.
Tras ser nombrado presidente de la Comisión de Desarrollo Socioeconómico de la diócesis, el padre Pelita empezó a formar a laicos católicos de la diócesis (en los distritos de Manggarai, Manggarai Este y Manggarai Oeste) para instalar biodigestores en los diversos territorios, parroquias o comunidades religiosas. La producción de biogás reduce la dependencia de la leña, la parafina y el gas natural para uso doméstico para los católicos de la diócesis, se apunta. Lo que se ha hecho, señala el obispo, es el resultado del compromiso de la diócesis con la preservación del medio ambiente, como confirman las actividades existentes, como el desarrollo de la horticultura biológica para producir frutas y verduras ecológicas.
Monseñor Hormat también ha hablado de la construcción prevista de una central geotérmica en Manggarai Occidental, en el territorio de la diócesis. La Iglesia, afirma, apoya este tipo de producción energética, pero "con una gestión prudente": "El respeto de las costumbres locales es fundamental, sobre todo en Manggarai, donde las tradiciones locales y el bienestar de la comunidad son fundamentales: Hay que asegurarse de que los proyectos geotérmicos no alteren estas costumbres y tengan un efecto positivo en la población local".
En octubre de 2023, el Banco Mundial, que anteriormente participaba en la financiación del proyecto -a través del gobierno indonesio-, decidió cancelar la financiación del proyecto debido a la creciente oposición de los residentes locales. El proyecto energético forma parte del plan estratégico nacional del gobierno indonesio para generar 35 megavatios de energía geotérmica en 17 emplazamientos del archipiélago.
(PA) (Agencia Fides 20/6/2024)