Tokio (Agencia Fides) - En los locales de la iglesia católica de Meguro, en Tokio, se respira y se promueve la “convivencia multicultural”, conocida en japonés como “tabunka kyōsei”. Esta filosofía se manifiesta a diario en el funcionamiento del “Centro Internacional Católico de Tokio” (CTIC), una institución fundada en 1990 con el propósito de servir a los inmigrantes y refugiados, y que hoy en día es reconocida como un punto de referencia vital para la pastoral y el apoyo a la comunidad extranjera. El Centro Internacional Católico de Tokio fue establecido con visión de futuro para conmemorar el centenario de la fundación de la Diócesis de Tokio en 1890. En aquel entonces, la comunidad eclesial ya estaba experimentando un crecimiento significativo con la llegada de inmigrantes. Actualmente, la Iglesia católica en Japón cuenta con aproximadamente 450,000 fieles japoneses y alrededor de 500,000 provenientes de diversos países asiáticos, Sudamérica y Europa
El propósito fundamental del Centro es acoger a los inmigrantes, contribuir a la renovación de la sociedad japonesa y avanzar hacia una comunidad eclesial y una sociedad multiculturales. En 2008, el entonces arzobispo de Tokio, monseñor Takeo Okada, al anunciar la reorganización del Centro, resaltó su misión de fortalecer los vínculos con las comunidades eclesiales y las parroquias, con el fin de involucrar activamente al territorio diocesano.
En palabras del arzobispo actual de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi, quien también se desempeña como presidente del comité directivo del CTIC, "a menudo se piensa que los migrantes y refugiados perturban la paz del lugar al que se trasladan. El Papa Francisco se atreve a llamarlos 'hombres y mujeres en busca de paz'. Nuestra Iglesia quiere compartir el viaje con todos los viajeros porque Dios, dador de vida, tiende la mano a todos los viajeros con amor y misericordia".
En la actualidad, el Centro desempeña dos roles fundamentales: respaldar a las parroquias en el establecimiento de comunidades multiculturales e inclusivas, y promover el anuncio de Cristo y la evangelización entre aquellos que no son japoneses. Un ejemplo de esto es la celebración de la misa y los sacramentos en diversos idiomas aparte del japonés: algunas iglesias en Tokio ofrecen servicios religiosos en alemán, francés, español, portugués, polaco, coreano, chino mandarín, indonesio, vietnamita y tagalo. En segundo lugar, el Centro sigue y apoya individualmente a los inmigrantes y sus familias para resolver los problemas a los que se enfrentan en su vida cotidiana, incluidas situaciones de penuria como la pobreza, la enfermedad y el encarcelamiento.
La labor del Centro se desarrolla en un momento en que la inmigración en Japón está siendo vista cada vez más como una solución al desafío demográfico que enfrenta el país, caracterizado por una disminución constante de la tasa de natalidad y un envejecimiento de la población.
El misionero scalabriniano filipino padre Edwin D. Corros, CS, quien actúa como supervisor y asistente del Centro Internacional Católico de Tokio, explica: "Nuestro objetivo es ayudar a los católicos extranjeros a integrarse en las parroquias locales. Esto implica ofrecerles no solo servicios sacramentales y religiosos, sino también brindarles formación continua y asistencia para abordar sus necesidades psicoemocionales y socioeconómicas. En el contexto japonés, la atención pastoral a los migrantes es de suma importancia".
La Iglesia católica japonesa es una ínfima minoría dentro de una sociedad relativamente religiosa, donde el budismo y el sintoísmo ejercen una gran influencia.
La presencia significativa de una gran comunidad de católicos extranjeros plantea un desafío adicional para la Iglesia local, que también busca preservar una identidad católica japonesa. El servicio equitativo tanto a los extranjeros como a los locales requiere una gran sabiduría evangelizadora. El concepto de "convivencia multicultural", basado en la unidad en Cristo Jesús, es siempre un esfuerzo comunitario esencial y un objetivo a alcanzar".
(PA) (Agencia Fides 8/3/2024)