Abuja (Agencia Fides) – “En estos tiempos difíciles, este Dicasterio ofrece su más profunda y sentida solidaridad al pueblo nigeriano, que se está enfrentando a una crisis que se está ampliando en alcance e intensificando en proporción”, Así, el cardenal Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto de la Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares del Dicasterio para la Evangelización, y el Secretario del mismo Dicasterio, el arzobispo nigeriano Fortunatus Nwachukwu, han expresado la solidaridad del Dicasterio y la suya personal, con la Iglesia y el pueblo de Nigeria al conocer “con pesar de diversas fuentes de información la frecuencia de los secuestros en Nigeria, situación que ha empeorado considerablemente en los últimos tiempos”.
"Entre los que se encuentran tragicamente atrapados en el fuego cruzado de estos actos reprensibles están los miembros del clero, los religiosos y los fieles laicos", subraya el mensaje enviado a Lucius Iwejuru Ugorji, arzobispo de Owerri y presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria.
"Nada puede justificar el crimen del secuestro", afirma el mensaje, porque "la violencia física y la tortura mental que acompañan a los secuestros socavan los pilares de la armonía civil y social, ya que traumatizan a las personas implicadas, a sus familias y a la sociedad en general".
"Nuestros pensamientos y oraciones están con los obispos, el clero y los religiosos, los seminaristas, los miembros devotos de la Iglesia, todos los cristianos y las personas de buena voluntad de toda la nación", prosigue el mensaje en el que se expresa "un profundo sentimiento de empatía por las víctimas inocentes de estos secuestros y sus familias." "Del mismo modo, pedimos al gobierno de Nigeria que actúe con rapidez para hacer frente a esta amenaza y detener la crisis en curso". En el mensaje a la iglesia nigeriana, se manifiesta la esperanza de que "además de tomar medidas para proteger vidas y propiedades, el Estado, con el apoyo de la Iglesia, busque formas de reposicionar a la nación en la senda del crecimiento económico, la estabilidad política y la cohesión religiosa".
"Nuestra esperanza es que esta Cuaresma resulte espiritualmente fructífera para cada creyente y cada comunidad eclesial de Nigeria. Que el Señor os bendiga y que María Reina y Patrona de Nigeria os guarde", concluye.
Desde hace años, Nigeria tiene que hacer frente a la plaga de los secuestros, que afectan, además de a sacerdotes y religiosos, a extranjeros, hombres de negocios, políticos, funcionarios del gobierno, diplomáticos, gobernantes tradicionales, junto con ciudadanos de a pie, incluidos estudiantes y escolares, que a menudo son víctimas de secuestros masivos.
No es fácil distinguir entre los secuestros cometidos por formaciones terroristas o por grupos criminales que sólo buscan un beneficio económico. Tanto si son cometidos por terroristas como por bandidos, se han clasificado varias formas distintas de secuestro: secuestros planificados de personas concretas identificadas de antemano; secuestros aleatorios, especialmente a lo largo de carreteras, tomando víctimas al azar; secuestros masivos (con incursiones generalmente planificadas en pueblos, lugares de culto, incluidas iglesias y mezquitas, escuelas, trenes y estaciones de ferrocarril). En el caso de secuestros de víctimas elegidas con precisión, se han observado tanto secuestros a lo largo de la ruta habitual de la víctima que va a ser secuestrada, como asaltos nocturnos al domicilio y trampas de tipo sentimental para atraer a la víctima al lugar donde va a ser secuestrada.
En Nigeria, desde mayo de 2023 y el comienzo del mandato del presidente Bola Ahmed Tinubu, la consultora de gestión de riesgos SBM Intelligence ha registrado el secuestro de 3.964 personas. Los secuestros no perdonan tampoco a la capital federal, Abuja, donde Mansoor Al-Kadriyar, fue secuestrado junto con seis de sus hijas el 5 de enero. El hombre fue liberado posteriormente a cambio de pagar 50 millones de nairas (35.336 dólares estadounidenses) por la liberación de sus hijas. Una de ellas fue asesinada tras no pagar la suma solicitada. Las otras recuperaron la libertad tras el pago del rescate. El 11 de enero, en la zona de la capital federal, hombres armados con uniforme militar llevaron a cabo un secuestro masivo, secuestrando a 11 personas. Una de ellas, una niña de 13 años, fue asesinada por no pagar el rescate. El 18 de enero, el complejo militar de Kurudu fue atacado y secuestraron a dos personas.
(Luca Mainoldi) (Agencia Fides 16/2/2024)