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Shijiazhuang (Agencia Fides) - En la República Popular China, los complejos procesos sociales ligados a la modernidad cuestionan la realidad de la vida familiar y producen efectos preocupantes como la baja natalidad. Las jóvenes generaciones están condicionadas por factores económicos, culturales y psicológicos que parecen debilitar la voluntad de fundar nuevas familias y traer hijos al mundo.
Las comunidades católicas chinas también se ven interpeladas por estos fenómenos, poniendo en marcha iniciativas pastorales que tienden a tener en cuenta la situación e intentan hacerse cargo de las nuevas urgencias, ofreciendo así también una contribución original al desarrollo armonioso de la sociedad china.
En la diócesis de Baoding (provincia de Hebei), en presencia del obispo Francis An Shuxin, se celebró lo que el sitio web de información católica xinde.org ha calificado de "matrimonio con dote cero".
En China, sobre todo en las zonas rurales más aisladas y menos desarrolladas, sigue vigente la práctica según la cual, antes de celebrar un nuevo matrimonio, la familia de la novia debe garantizar a su hija una dote de carácter económico-patrimonial (dinero, cuenta bancaria, oro y joyas, etc.). La costumbre, ligada a contextos sociales del pasado, acaba siendo en muchos casos una carga para las familias y un obstáculo objetivo para la celebración de nuevos matrimonios.
Dependiendo de las costumbres locales, la cuantía de la dote también se define en sus 'mínimos'. La dote "media" ronda los 180.000 yuanes (equivalentes a 23.000 euros), con picos de hasta 300.000 yuanes.
En Baoding, dos jóvenes católicos han decidido casarse "sin dote", haciendo pública su intención de romper esta costumbre arcaica. Su decisión, apreciada por todos, ha sido acogida por la comunidad local como un testimonio de cómo la fe puede liberar de las limitaciones impuestas por la cultura mundana.
Los dos jóvenes matrimonios proceden de familias de larga tradición católica. Han asistido a cursos prematrimoniales ofrecidos en las parroquias, donde les han ayudado a reconocer que el sacramento del matrimonio tiene una naturaleza propia, distinta de las relaciones basadas en intereses económicos y contratos, y que "la bendición de Dios es más importante que cualquier cantidad de dinero". "Aunque no podamos cambiar ciertas costumbres", afirma la pareja, según el sitio católico de noticias xinde.org, "podemos mostrar con nuestra elección cuál es para nosotros la verdadera naturaleza del matrimonio celebrado en la fe católica".
También en la diócesis de Ningbo, algunas iniciativas pastorales intentan desde hace tiempo hacer frente a la emergencia que representa el descenso de la natalidad, relacionado a su vez con la crisis de la vida familiar. En Nochebuena, la parroquia de Cixi ofreció una ayuda a 23 familias católicas que habían tenido su segundo y tercer hijo en los dos últimos años, como contribución material para sostener los compromisos relacionados con la maternidad y la paternidad. Don Xia Jingxiao ha animado a los padres católicos a acoger a los niños y niñas que nacen con alegría, y con la confianza de que la comunidad eclesial puede apoyar el camino de criar y educar a los hijos, incluso en los aspectos más concretos. "Esperamos", ha dicho el sacerdote, "que más familias católicas respondan positivamente a la llamada a seguir el ejemplo de la Sagrada Familia y construyan familias santas".
La decisión de ofrecer pequeños incentivos a la natalidad en la diócesis de Ningbo a las familias con dos y tres hijos se remonta a antes de 2010. El obispo y los sacerdotes de la diócesis tuvieron la previsión de tener en cuenta la situación actual de la sociedad, poniendo en marcha iniciativas que responden también a la exhortación de las autoridades civiles para contrarrestar la crisis de natalidad y el envejecimiento de la población. La cantidad ofrecida a las familias individuales, que en el pasado oscilaba entre 800 y 1.500 yuanes, se ha incrementado este año a 2.000 yuanes (unos 255 euros) para las familias con dos hijos y a 4.000 yuanes (unos 510 euros) para las familias con tres hijos.
Otra manifestación de la preocupación real por los problemas materiales de la sociedad civil son las nuevas obras de caridad hacia los ancianos, como las realizadas por la parroquia de Fushan (diócesis de Hangzhou) en favor de los 42 huéspedes de una residencia de ancianos del barrio, en Navidad. Una manera concreta de seguir la llamada de Jesús a "amar al prójimo como a uno mismo".
(NZ) (Agencia Fides 3/1/2024)