ASIA/SIRIA - Los “caminos abiertos” por el padre Jacques Mourad, arzobispo de Homs

martes, 7 marzo 2023 oriente medio   iglesias orientales   obispos   islam   diálogo   vida monástica  

Cécile Massie/Fides

El arzobispo Jacques Mourad con el padre Jihad Youssef

Por el padre Jihad Youssef
Monje de la comunidad de Deir Mar Musa

Homs (Agencia Fides) - Son días extraños, para los cristianos de Siria y también para nosotros de la comunidad monástica de Deir Mar Musa. Nuestro hermano, el monje Jacques Mourad, nacido en Alepo, acaba de ser ordenado Arzobispo siro-católico de la Archieparquía de Homs, a la que están unidos los títulos de Hama y Nabk.
En su discurso durante la liturgia de consagración, celebrada el viernes 3 de marzo en la catedral siro-católica de Homs, y después en su primera homilía como arzobispo, Jacques Mourad ha trazado, por así decirlo, una especie de "hoja de ruta" para la archidiócesis y, yo diría, para la Iglesia en Siria, con indicaciones y referencias que merece la pena que repasemos.
Al final de su ordenación episcopal, y tras dar las gracias a las autoridades eclesiásticas y civiles presentes, el nuevo arzobispo Mōr Youlian Yagop (Jacques) Mourad ha saludado a los hombres y mujeres «creyentes, pueblo del Dios vivo, cristianos y musulmanes». Y ha recordado «con mucha gratitud y reconocimiento a quien ha preparado mi camino y ha sido para mí padre y guía, el monje jesuita Paolo Dall'Oglio, testigo y mártir en la Iglesia, que ha seguido a Cristo hasta el final, ofreciéndose a sí mismo siguiendo el ejemplo de su Maestro Jesús». El nuevo obispo ha continuado diciendo: «El Padre Paolo ha fundado una comunidad grande en su testimonio, aunque pequeña en número, que vive en la Iglesia del monasterio de Deir Mar Musa, en el desierto». Y seguidamente ha agradecido a la comunidad monástica suya y nuestra «el sacrificio de uno de sus miembros por el fin más noble, que es el servicio al pueblo de Dios».
A continuación, Mons. Jacques se ha dirigido al Consejo Ecuménico de los Obispos de Homs. «Soy el más pequeño entre ustedes - les ha dicho - y estoy dispuesto a compartir con ustedes todo lo que es para el bien de las almas, el consuelo del pueblo y la gloria de Dios». El nuevo obispo se ha presentado «en primer lugar como el padre espiritual de todos y cada uno de vosotros, lo que significa que estaré presente, disponible y cercano. La puerta del obispado estará siempre abierta para todos los amantes de Dios». Tras su ordenación, presidida por el Patriarca sirio católico Ignace Youssif III Younan, el nuevo obispo Jacques, que pasa a ser Ordinario de la archieparquía que antiguamente llevaba el nombre de Haemesa, ha celebrado su primera misa como obispo el domingo 5 de marzo en la catedral sirio católica de Homs, dedicada al Espíritu Santo. «Os ruego - ha dicho el nuevo obispo, reconociendo sus limitaciones - que me ayudéis con franqueza y participando, cada uno como pueda, en llevar nuestra Eparquía a la medida de la plenitud de Cristo». Tras citar al papa Francisco, el padre Jacques -como prefiere que le llamen- ha confirmado la comunión con las demás diócesis católicas y la apertura a las Iglesias hermanas, ortodoxas y protestantes, en la unidad de la familia eclesial en Cristo.
«Intuyo que la economía divina que conduce a la Iglesia, la guía y la consuela - ha proseguido el nuevo obispo - ha hecho que la misma Iglesia me eligiera de entre una comunidad monástica a la que Dios ha confiado un carisma particular de apertura y armonía con los musulmanes. Una comunidad que ha reconocido y seguido la intención de Dios, que quiere que nuestra Iglesia siríaca sea hija de esta tierra, una tierra que también ha acogido al Islam y en la que hasta ahora han caminado y vivido juntos, en la alegría y en las dificultades».
Por fin, después de mucha resistencia e incomprensión hacia la vocación de nuestra comunidad monástica, el carisma particular del Padre Paolo Dall'Oglio es aceptado, reconocido y proclamado como un don precioso en la Iglesia Oriental Siríaca.
El Padre Jacques, en su primera homilía episcopal, ha subrayado también que la misión del obispo es ser profeta, testigo y servidor de la esperanza cristiana, especialmente en este tiempo de emergencia. Ha precisado que quiere ser el obispo de los alejados y de los marginados, alimentando «la esperanza en Jesús, el buen pastor que busca a la oveja perdida», en colaboración con los sacerdotes y a través de ellos. El nuevo obispo se ha detenido varias veces en pasajes significativos del Concilio Vaticano II y del Magisterio del Papa Francisco, anunciando que le gustaría colaborar con todos, sacerdotes y laicos de la diócesis, también a través de los consejos parroquiales y de un consejo diocesano. A continuación, ha subrayado que sus prioridades pastorales incluirán el cuidado de los jóvenes, las mujeres y el catecismo. Para poder anunciar el Evangelio, el nuevo obispo se ha declarado dispuesto «a escuchar todos los carismas dados a las personas». En cuanto a las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, el arzobispo ha recordado la urgencia de «trabajar juntos para mejorar la formación tanto de los laicos como de los sacerdotes, para que los laicos reconozcan y asuman su papel en la edificación de la Iglesia y contribuyan también al crecimiento de seminaristas dignos e idóneos para convertirse en sacerdotes que amen a Dios y a los hombres».
El Arzobispo, padre Jacques, ha terminado su homilía de la misma manera que la había empezado, pidiendo ayuda: «sabéis que la responsabilidad que se ha puesto sobre mis hombros no es fácil para mí, que soy un siervo débil y que no podría llevarla solo. Me encomiendo ante todo a la gracia de Dios que guía y cuida la Iglesia de Cristo, a mis hermanos sacerdotes y compañeros de peregrinación, a vuestras oraciones y apoyo, cada uno según sus carismas y talentos». Las últimas palabras de su homilía han sido una cita del Papa Francisco: «Un obispo no trabaja para sí mismo, sino para su rebaño y para el bien común». (Agencia Fides 7/3/2023)


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