ASIA/MYANMAR - El pueblo de Dios se reúne a los pies de María para pedir paz, justicia, sanación y reconciliación

lunes, 13 febrero 2023 oración   devoción mariana   paz   reconciliación   justicia  

Nyaunglebin (Agencia Fides) - La población de Myanmar se reúne a los pies de la Virgen María para rezar fervientemente, con profunda emoción y participación espiritual, por la sanación y la paz. Miles de peregrinos y devotos se congregaron ayer, 12 de febrero -a pesar de la guerra civil-, en el santuario mariano de Nyaunglebin, en la región de Bago, a unos 150 km al norte de Yangon, la diócesis a la que pertenecen, para rezar y hacer peticiones de intercesión a Nuestra Señora de Lourdes, a quien está dedicado el santuario, celebrando la "Fiesta Mariana Nacional". Esta fiesta en Myanmar tiene raíces muy antiguas: se celebraba ya en 1892, cuando monseñor Ambrose Bigandet decidió abrir una nueva misión en Nyaunglebin, confiándola a los Padres de las Misiones Extranjeras de París (MEP). Allí construyeron una pequeña iglesia de madera, que fue la primera de Myanmar dedicada a Nuestra Señora de Lourdes. Con la afluencia de peregrinos, se construyó y consagró una nueva iglesia en 1902 y, a partir de entonces, la Iglesia de Myanmar retomó la celebración de Nuestra Señora de Lourdes, proclamando la "Fiesta Mariana Nacional" en 1957.
Ayer, el pueblo de Dios de la archidiócesis de Yangon y de muchas otras diócesis se reunió a los pies de la Virgen para pedir la paz y la reconciliación en el país devastado por la guerra. "Nuestra Madre es una sanadora. Ella es la Señora de Lourdes donde millones de personas son curadas. Ella es la Señora de la Salud porque miles de personas son curadas cada año. Porque ella es la madre del eterno sanador, Jesús", ha dicho el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangón, al celebrar la Eucaristía a la que ha asistido una asamblea compuesta por miles de fieles, junto a muchos no cristianos.
"Nuestra situación es la de los judíos sufrientes, descrita conmovedoramente en el Salmo 122", ha señalado el Cardenal, comparando a los ciudadanos birmanos con los judíos "en peligro, perseguidos por su fe, desplazados, hambrientos y siempre junto a la ciudad santa de Jerusalén", un poderoso símbolo de paz, "la ciudad de la paz". "Como una madre amorosa, hoy la Virgen nos acoge con los brazos abiertos, como Madre del consuelo. Ella ha conocido nuestro sufrimiento como Nuestra Señora de los Dolores, como la madre que estuvo al pie de la cruz y sostuvo el cuerpo de su hijo torturado y asesinado. Ella conoce nuestras lágrimas, conoce nuestra debilidad, nos acoge con un corazón compasivo en este santuario nacional", ha señalado.
A la Virgen de Lourdes, los fieles birmanos le han pedido que hoy se produzca una "curación física, emocional, psicológica, espiritual, económica, social y nacional", encomendándole el destino de la nación: "Con gratitud nos reunimos todos aquí, en este Santuario Nacional de Nuestra Señora de Lourdes, con la misma oración del salmista: Ruega por la paz de Jerusalén; que haya paz dentro de tus muros", ha proseguido el cardenal Bo.
Los fieles piden a María que interceda ante su Hijo, como hizo en las Bodas de Caná: "Madre Santa, lloramos con los brazos extendidos, nuestras seis tinajas están vacías del vino vivificante de la esperanza. Rezamos y llenamos esas seis tinajas vacías con el vino vivificante de la esperanza". Las tinajas se han vaciado de seis males: violencia, hambre, desplazamiento, muerte y pobreza. Como en Caná, el pueblo de Dios dice: "María, que comience la celebración de la paz y la reconciliación en este país, en nuestras familias y en nuestras vidas personales. Que las seis vasijas se llenen con seis bendiciones de Dios: paz, reconciliación, alimentos, regreso a casa, seguridad humana y resiliencia comunitaria".
Recordando que, en el momento del nacimiento de Jesús, "los pastores y la Sagrada Familia vieron la estrella en el cielo", el Cardenal ha observado a este respecto: "Cuando todo parece desolado, la fe, como la estrella en el cielo, nos guía en nuestro camino". "El mensaje de la Virgen -ha explicado- no es de desesperación, sino de esperanza. Como decimos en el Rosario, María tuvo sus misterios dolorosos, pero también misterios gozosos. A pesar de todo lo que sufrió en su vida, fue capaz de cantar el gran Magnificat diciendo: el Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mí, santo es su nombre".
"Durante los últimos tres años nuestra fe ha sido puesta a prueba. Sin embargo, Jesús nos llama a tener la fe de un grano de mostaza. Todas las cosas cooperan para el bien de los que creen en el poderoso nombre de Jesús y en la poderosa protección de María, nuestra Madre. Nunca nos abandona. Este es el sencillo mensaje que llevamos hoy en el corazón", ha concluido el Arzobispo.
Subrayando que Myanmar es "una nación bendecida", la comunidad bautizada birmana reconoce que le falta "una paz basada en la justicia", y afirma: "Necesitamos la Paz, necesitamos las aguas vivas de la Justicia". Paz y Justicia son los dos ojos que traerán luz a esta nación". Reunidos para invocar la paz, la justicia y la reconciliación para todo el pueblo de Myanmar, los fieles birmanos se encomiendan a la "Reina de la Paz", rezando sin cesar el Rosario, "para disipar las tinieblas y el sufrimiento": “Te rogamos hoy - resonó ayer la oración de los fieles durante la Celebración Eucarística - por el pueblo de Myanmar. Te pedimos, María, que traigas consuelo a los que sufren y paz a una nación desgarrada por el conflicto y la división. Rezamos por el fin de la violencia y por la seguridad de todas las personas atrapadas en el fuego cruzado. Confiamos, oh Madre nuestra, en tu amoroso cuidado e intercesión, y te pedimos que traigas la paz a Myanmar, ahora y siempre”.
(PA) (Agencia Fides 13/2/2023)


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