Red Clamor
Bogotá (Agencia Fides) – Más de 7 millones de personas son desplazadas forzosas y buscan asilo en América Latina y el Caribe. Países como El Salvador, Guatemala y Venezuela han experimentado un fuerte aumento debido a la influencia de la delincuencia organizada, los grupos al margen de la ley y los efectos económicos de los sistemas políticos, entre otras causas. Con estas estimaciones de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) como telón de fondo, se ha celebrado el Encuentro Latinoamericano de Casas del Migrante, que finaliza hoy, 3 de diciembre. Los trabajos, acogidos en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), comenzaron el 28 de noviembre sobre el tema bíblico "Fui forastero y me acogisteis".
Organizado por Red Clamor ‘y ACNUR, según informa Adn Celam, el encuentro reúne a los responsables de 23 Casas del Migrante de 13 países del continente, quienes, entre otros objetivos, pretenden desarrollar un protocolo global de asistencia a migrantes y refugiados en las casas de paso gestionadas por la Iglesia latinoamericana y caribeña, y compartir buenas prácticas en la atención humanitaria a migrantes y refugiados. Red Clamor es "una red de redes" que, vinculada al CELAM, coordina y apoya la labor pastoral de las organizaciones de la Iglesia católica en América Latina y el Caribe que acogen, protegen, promueven e integran a migrantes, desplazados, refugiados y víctimas de la trata.
La intención de estos días de reuniones ha sido trabajar en la creación de diversas articulaciones que fortalezcan las acciones de la Red Clamor, con el apoyo técnico del ACNUR, para ofrecer un mejor servicio que responda a las necesidades de los migrantes en diferentes regiones de América Latina. Se han reafirmado los principios humanitarios que guían la asistencia a las personas en condiciones de movilidad, refugio o migración: una constante en la realidad de este tiempo para el continente latinoamericano. No hay que escatimar esfuerzos para ofrecer el debido acompañamiento a las personas que, por una u otra razón, han decidido o se han visto obligadas a abandonar sus lugares de origen para reconstruir su proyecto de vida, mejorarlo o transformarlo por completo.
Entre los temas abordados figuran la urgencia de prepararse para prestar una asistencia eficaz, dar prioridad a la edad de quienes la reciben y las necesidades de los distintos grupos de población. También se ha destacado la necesidad de implantar y mejorar los sistemas de registro e identificación precoz de las necesidades de la población migrante, así como mecanismos que ayuden a prevenir problemas como la explotación sexual, los abusos sexuales y la violencia de género. Todas situaciones dramáticas que forman parte del dolor de las personas que acceden a los servicios de los Hogares de Migrantes.
Para alcanzar estos objetivos, los centros de acogida temporal de inmigrantes deben contar con una infraestructura básica, que cumpla unas normas mínimas de asistencia, porque la buena voluntad por sí sola no basta. También hay que formar al personal para que escuche las necesidades de los inmigrantes, les ofrezca orientación útil para su futuro y coopere con este fin. Todo ello requiere recursos económicos suficientes, tanto de fondos privados como de ayudas públicas, para que los hogares de los inmigrantes dispongan de espacios seguros y adecuados para los acogidos.
(SL) (Agencia Fides 03/12/2022)