foto Damian Wojciechowski SJ
Bishkek (Agencia Fides) - Kirguistán tendrá pronto su primera catedral católica. El edificio de culto se levantará en el centro de la capital, Biškek, y su primera piedra ya ha sido bendecida por el Papa Francisco. Las obras de construcción comenzarán en los próximos meses de invierno, y se espera que el proyecto -presentado durante una conferencia de prensa celebrada en Biškek el 9 de noviembre- esté terminado en tres años.
En la actualidad, la única iglesia católica de Biškek se encuentra en una zona extremadamente periférica. “En un país de mayoría musulmana, hay gente que ni siquiera sabe de la existencia de la parroquia alejada del centro, sobre todo porque no está conectada por transporte y sólo hace un año que pavimentaron la carretera que lleva a la iglesia”, dice a la Agencia Fides Damian Wojciechowski SJ, hermano jesuita y ecónomo de la Administración Apostólica de Kirguistán. La construcción de la pequeña iglesia en los suburbios se produjo gracias a un permiso concedido en 1969 por las autoridades soviéticas a algunos católicos alemanes, una comunidad formada por los que habían sido deportados allí durante la Segunda Guerra Mundial. El terreno para la construcción, aislado y de difícil acceso, fue elegido para evitar dar excesiva visibilidad a la iglesia. “Los espacios de los que disponemos ahora - continúa el jesuita - son muy pequeños y no nos permiten realizar todas las actividades que nos gustaría. Gracias a los nuevos locales adyacentes a la catedral, de los que dispondremos en futuro, podremos proponer una serie de iniciativas culturales, encuentros de oración y lecturas bíblicas, dirigidas a diferentes grupos de edad”.
El proyecto de construcción de la catedral católica forma parte del considerable desarrollo urbanístico que ha caracterizado a la capital Biškek en los últimos años. En la presentación del proyecto también ha intervenido Valerij Dil', asesor del Presidente de la República Kirguisa, Sadir Japarov. “La construcción de la nueva iglesia también tendrá importancia internacional. Nuestra República se adhiere a los principios democráticos y a la libertad de profesar la propia fe. La construcción de la iglesia catedral es una prueba de ello”, ha dicho el consejero Dil', subrayando la importancia del acontecimiento no sólo para los católicos del país, sino para todo el pueblo kirguís.
En un país en el que la pobreza y la corrupción están muy extendidas, la Iglesia católica siempre ha mostrado su voluntad de trabajar al servicio de toda la población. “Las actividades benéficas nunca han cesado - dice Damian Wojciechowski - ni siquiera durante la guerra civil de 2010 o la reciente pandemia. Actualmente, entre otras actividades en el país, también tenemos un hogar para madres solteras y otro para niños y jóvenes discapacitados. Anunciar el Evangelio significa ayudar a las nuevas generaciones a orientar su vida hacia la construcción de una sociedad más justa y acogedora para todos”.
La cercanía a la población y la puesta en común de las expectativas y los problemas de todos lleva naturalmente a una confrontación y un diálogo permanentes con el Islam, profesado por la mayoría de los ciudadanos de forma activa o simplemente como una afiliación tradicional y cultural. El administrador apostólico, el padre Anthony James Corcoran SJ, durante la rueda de prensa de presentación del proyecto ha dicho que el papa Francisco bendijo la primera piedra de la futura catedral cuando estuvo en Nur Sultán, durante su reciente viaje apostólico a Kazajistán. En esa ocasión – ha señalado el jesuita Padre Corcoran - el Pontífice recordó a todos los presentes la importancia de la misión encomendada a la presencia católica en la sociedad kirguisa: ayudar a los muchos necesitados. El Administrador Apostólico también ha subrayado que los católicos kirguises comparten con sus conciudadanos musulmanes el objetivo de “hacer del mundo que nos rodea un lugar mejor”.
Después de unos ocho años en los que la parroquia de Biškek estuvo bajo la jurisdicción de la Administración Apostólica de Karaganda, en 1999, Juan Pablo II erigió una misión sui iuris en Kirguistán, y en 2006, Benedicto XVI estableció la Administración Apostólica, que sigue funcionando en la actualidad. Hoy en día, varios miles de católicos viven en Kirguistán, de los cuales unos 500 asisten asiduamente a las siete parroquias de la República. Las tres iglesias principales se encuentran en Biškek, Jalal-Abad y Talas. Los católicos que viven lejos de las parroquias se reúnen para rezar en casas particulares y reciben periódicamente visitas de los misioneros que trabajan en Kirguistán. Entre los religiosos católicos, la presencia más significativa desde el punto de vista numérico es la de los jesuitas (10, procedentes de Eslovenia, Vietnam, Estados Unidos, Kazajstán, Kirguistán y Polonia), pero también hay miembros de otros institutos: 5 Hermanas Franciscanas de la Enseñanza (School Sisters of St. Francis), 3 Hermanas Misioneras de la Consolata y un sacerdote diocesano de Eslovaquia. Hace unos días, algunas Hermanas Misioneras de la Caridad, la orden fundada por la Madre Teresa de Calcuta, también llegaron a Biškek y abrirán su propio convento en la capital.
(CD) (Agencia Fides 14/11/2022)