Madrid (Agencia Fides) - "La Congregación de las Pías Madres de la Nigrizia, hoy conocidas como Hermanas Misioneras Combonianas, dio sus primeros pasos el 1 de enero de 1872. El día anterior, Maria Caspi había cruzado el umbral de la casa que Luigia Zago e Isabella Zadrich habían puesto parcialmente a disposición en Montorio, un pueblo cercano a Verona, para preparar a las jóvenes ‘que seguirían las huellas y cumplirían las funciones de las piadosas mujeres del Evangelio’, como especificó Daniele Comboni en referencia a las misioneras que trabajarían junto a él en África Central". Así lo afirma la Ecónoma Provincial de Europa de las Hermanas Combonianas, Sor Ángela Colombi, en un video-mensaje enviado a la Agencia Fides, hablando del 150 aniversario del instituto, que se cumple en 2022.
Sor María Teresa Romo, misionera comboniana que trabaja en Portugal, explica: "Recorrer nuestra historia es importante para recordar y agradecer, pero también para encontrar la luz que necesitamos para vivir el presente y el futuro ‘carismáticamente’. El carisma – señala - configura el estilo de vida y los servicios con los que respondemos a las necesidades de un tiempo y un lugar determinados. Vivir carismáticamente es asumir y realizar nuestra tarea en el mundo. El momento actual, tiene su propia complejidad, que la disminución numérica de nuestra congregación exacerba aún más, pero esta complejidad también ofrece nuevas oportunidades: nos insta a reorganizar nuestras presencias, nuestras estructuras de gobierno y nuestra metodología misionera”.
Por ello, una necesaria transformación nos exhorta a compartir más y a "caminar juntos" de forma más inclusiva incluso dentro de la Congregación: "Recordar los 150 años -dice a Fides la hermana Martina Prado Fernández, que trabaja en la animación misionera y vocacional en Madrid- da luz para atravesar este tiempo difícil y marcado por nuevos puntos de inflexión: son necesarios para poder situarnos en el futuro de forma significativa. Este año, por tanto – continúa - se convierte en una oportunidad para releer nuestra historia y encontrar en ella nuevas confirmaciones: éstas son las que dan energía y valor para atravesar la complejidad de nuestro tiempo”. “El Jubileo -concluye- es ciertamente un momento para dar gracias, porque la experiencia de la congregación nos permite reconocer el paso de Dios, que tantas veces nos ha conducido por caminos desconocidos, nos ha protegido, ha fortalecido nuestra fe y ha alimentado en nosotros el valor de seguir adelante”.
(ES-PA)(Agencia Fides 20/4/2022)