Kara (Agencia Fides) - “Una de las grandes orientaciones existenciales de nuestro mundo actual es querer “anestesiarlo” todo. Muchos cristianos en África sueñan con una vida pacífica, sin sufrimiento ni sacrificios. En la práctica, soñamos con un cristianismo insensible al dolor”, explica el padre Donald Zagore, teólogo de la Sociedad de Misiones Africanas de Costa de Marfil. “Soñamos con una vida humana sin aflicción, dolor y sufrimiento. Este enfoque existencial, purificado de todas las ansiedades y penitencias, también toma forma en la realidad de la experiencia religiosa. Y así, -continúa Zagore-, vivir un cristianismo anestesiado lleva al individuo a convertirse en prisionero de una realidad ilusoria. Es un verdadero espejismo espiritual. Lo que la Iglesia africana tiene que mostrar es que no hay un verdadero cristianismo sin la fuerza y el poder de la cruz, el camino a la redención”.
El misionero prosigue: “Toda la actividad misionera de Cristo, como destacan los Evangelios, de la que fluye la actividad misionera de la Iglesia, abarca la cruz en su corazón. En el sufrimiento, en el dolor, en las lágrimas, en las decepciones, en los malentendidos, en las contradicciones, se manifiesta el poder del Evangelio de Cristo. Esta es la realidad existencial de la fe y la actividad misionera a la que no pueden escapar todos los cristianos, misioneros desde el bautismo. Como no hay actividad misionera sin cruz, no hay misión cristiana sin cruz”.
Concluye el padre Zagore: “El cristianismo anestesiado que se vende en las calles, en África y en partes del mundo y atrae a las masas, no proviene de Jesucristo, sino de una empresa puramente humana, construida en una dinámica esencialmente económica que quiere ser un “producto de mercado” para satisfacer la demanda del consumidor. Por esta razón, el cristianismo anestesiado no puede conducir de ninguna manera a una fe auténtica y profética y a una actividad misionera”.
(DZ/AP) (4/6/2019 Agenzia Fides)