ASIA/PAKISTAN - La sociedad civil al gobierno: “el fanatismo religioso devora las bases de la convivencia”

sábado, 17 marzo 2012

Islamabad (Agencia Fides) – “No al uso político de la religión, al abuso de la ley sobre la blasfemia, al fanatismo religioso”, que se ha convertido en “un monstruo que devora los cimientos de la convivencia civil y pacífica”: así dice un apelo lanzado al gobierno de Pakistán por parte de la red “Ciudadanos para la Democracia”, que reúne a varias organizaciones profesionales, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de grupos religiosos minoritarios y grupos cristianos. La red alza su voz en un momento en que en el país “son demolidos lugares de culto, se producen asesinatos y secuestros en nombre de la religión, se asiste a conversiones forzadas y otras actividades que son el resultado del odio religioso”. En el apelo, enviada a la Agencia Fides, se recuerda que “el padre de la nación, Muhammad Ali Jinnah, en su discurso ante la Asamblea Constituyente, el 11 de agosto de 1947, precisó: sois libres de ir a vuestros templos, mezquitas o cualquier otro lugar de culto”.
La sociedad civil invita al gobierno “a detener la matanza de las comunidades religiosas de Pakistán, en especial los asesinatos contra la comunidad sunnita (de la escuela de pensamiento barelvi), hacia la comunidad chií y la de los ahmadíes, que se enfrentan a un genocidio, simplemente porque siguen sus propias creencias y prácticas religiosas”.
La red recuerda los recientes ataques contra procesiones religiosas, invocando una acción gubernamental inmediata y urgente: “Esperamos que el gobierno y todos los partidos políticos se despierten ante estos males de intolerancia y fanatismo, que se están convirtiendo rápidamente en un monstruo, y actúen antes de que devore los cimientos mismos de nuestra sociedad”, afirma el texto.
Entre las medidas concretas para combatir el fanatismo religioso, la red pide al gobierno: establecer un código ético que deben observar todos los partidos políticos u organizaciones religiosas; asegurar que las organizaciones terroristas no puedan operar en el territorio; actuar de inmediato contra la violencia perpetrada en nombre de la religión; establecer un programa de protección de testigos, para llevar ante la justicia a quienes violan los derechos humanos fundamentales; hacer todo lo posible para que los ciudadanos no sean perseguidos a causa de sus creencias religiosas. (Agencia Fides 17/3/2012)


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