Freetown (Agencia Fides) - El 25 de julio de 1605, festividad de Santiago Apóstol, desembarcó en Pogam, en las tierras de Sierra Leona, el primer misionero a África Occidental, el iniciador de las misiones africanas en esa zona del planeta: el padre Balthazar Barreira. Un jesuita que ha influido mucho en la historia y sin duda ha marcado el curso de los acontecimientos. Sin la presencia del padre Barreira, la historia de Sierra Leona sería sin duda diferente.
Barreira vino de Portugal en 1604, después de trabajar en el Reino del Congo. Tiene un mandato real, y el Superior General de la Compañía de Jesús lo ofrece en el archipiélago de Cabo Verde. Con él, responsable, hay otros tres compañeros con la tarea de organizar un colegio y cuidar de los habitantes de esas tierras.
Uno del grupo no llegó, por esto el padre Barreira decidió hacer una exploración de la costa, visitar los asentamientos, y, finalmente, llegó a Sierra Leona, donde permaneció durante tres años. En esta tierra - descrita desde la antigüedad por los exploradores fenicios - encontró los brillantes herederos de los conquistadores Mani (un pueblo guerrero, que provienen del Imperio de Malí), que lo recibieron con entusiasmo y fueron especialmente disponibles para seguir la religión cristiana. En poco tiempo, varios reyes, las familias y las autoridades de estas comunidades, leales a un emperador situado en Cape Mount, fueron bautizados.
Así que para estas personas de la costa del Océano Atlántico, inició una época de vida feliz y de influencia cristiana particularmente intensa. Esta nueva forma de vida, condiciona y modifica - de diferentes maneras - muchos aspectos de la vida social y cultural de los pueblos e introduce la semilla indeleble del cristianismo. Una semilla que no siempre tendrá una vida fácil y muchas veces tendrá que soportar el duro enfrentamiento con el implacable y, a menudo despiadado, adversario musulmán (la guerra de la yihad de la espada).
El padre Barreira, con sus informes enviados anualmente a sus superiores, contaba y difundía las voces de la maravillosa transformación de esos reinos africanos en la comunidad cristiana, abierta y dinámica. Estos informes se han publicado y traducido al francés, con el fin de llegar a cada rincón de la tierra.
En el aniversario de su llegada, la Iglesia de Sierra Leona está especialmente agradecida a su "patriarca misionero" y lo recuerda con especial cariño. Tantos signos de vida y de historia de hoy en día, tienen en el padre Barreira una conexión o una justificación, sin olvidar la escuela. Que el ejemplo de su experiencia estimule a los nuevos participantes cristianos que hoy animan la Iglesia de Sierra Leona. (G.C.) (Agencia Fides 11/7/2011)