ASIA/PAKISTÁN - La historia de un misionero Camilo: desesperación entre las familias hindúes sin ningún tipo de asistencia.

martes, 19 octubre 2010

Multan (Agencia Fides) - Continúa la misión en Pakistán de la Camillian Task Force (CTF) (ver Fides 14/10/2010). Mustaq Anjum, miembro de la Orden de origen paquistaní, actualmente en una misión en nombre de la CTF, ha enviado a la Agencia Fides un nuevo informe de su reciente visita a una comunidad prevalentemente hindú. "Hace unos días - dice Mustaq - en compañía de padre Aris Miranda m.i., miembro de la Caritas local, nos detuvimos en numerosos campamentos de desplazados internos en la ciudad de Muzaffar Garh, en la diócesis de Multan. Hemos visto a muchas personas, especialmente mujeres y niños en campamentos realizados con lonas. El día era muy caluroso, con polvo por todas partes por el viento. Mientras nos acercamos para hacer algunas fotos como testimonio fotográfico, la gente corría hacia nosotros. Todos han perdido sus hogares.
Me acerqué a una mujer, madre de cinco hijos, el mayor de los cuales tiene sólo diez años. Ella es viuda. Todo lo pude ver fue la desesperación en sus ojos. Entré con ella en la tienda. No tenían nada dentro. Ningún alimento o suministros, nada de ropa y menos aún utensilios. ¡Nada! Sólo un pedazo de tela, un saco en el que están acurrucados. ¡Es sólo una de las miles de víctimas!
Continuamos nuestro viaje y llegamos a Kot Addu, Muzzafargarh. La comunidad hindú se compone de 35/40 familias. Habían sido alertados de las inundaciones la noche en que ocurrió. Abandonaron sus hogares en torno a la medianoche. Cuando llegamos, los hombres se reunieron alrededor de nosotros. Al preguntarles si habían recibido ayuda del gobierno o de grupos musulmanes, la respuesta fue un gran "¡no!". ¡Son hindúes! No se les ha dado ningún tipo de certificado para retirar sus raciones de alimentos, mientras que los vecinos musulmanes reciben ayudas. Sus hijos son discriminados en la escuela, el máximo título escolar que pueden obtener es el segundo año de escuela secundaria. Para los demás, sólo queda la escuela primaria o incluso el analfabetismo. A veces han logrado llegar a un puesto médico, pero al máximo han recibido las recetas médicas y ningún tratamiento.
Se quejan de que sus hijos sufren de gastroenteritis, malaria, fiebres inespecíficas. Mientras tanto, la cosecha de la caña de azúcar, el algodón y el arroz se ha perdido: todavía deben pagar sus deudas. La única ayuda recibida proviene de grupos cristianos, de Caritas y de otras organizaciones. La inminente llegada del invierno les da miedo: no tienen ropa de abrigo. Y también la próxima temporada de cosecha es motivo de preocupación: la tierra no se puede arar y no hay dinero para fertilizantes. Mientras tanto, han comenzado a reconstruir sus hogares, recogiendo ladrillos de aquí y allá ". (AP) (Agencia Fides 19/10/2010).


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