Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Las relaciones entre Santa Sede y República Socialista de Vietnam es un camino que ha vivido etapas dolorosas, momentos difíciles, señales de abertura, nuevas esperanzas.
La visita en Vaticano del Presidente de Vietnam, Nguyen Minh-Triet, durante su tour europeo – incierto hasta el último momento – sigue el del Primer Ministro Nguyen Tan Dung en el 2007 que señaló el principio de un fatigoso camino de aproximación. El encuentro del 11 de diciembre, se introduce en el recorrido de cambio, diálogo y provechosa contraste iniciados en los últimos años, y quiere contribuir al proceso de normalización de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam, que no tienen plenas relaciones diplomáticas todavía.
Las relaciones se han mejorado, pero todavía hace falta dar pasos adelante para la normalización definitiva. La Santa Sede ha indicado más veces el estar lista y abierta a establecer relaciones diplomáticas con Vietnam.
Para hacerlo, hace falta una clara voluntad de ambas partes, en un común y recíproco reconocimiento de una igual dignidad. Es este el deseo de la Santa Sede, que se preocupa por la vida de la Iglesia en Vietnam y el bien común de toda la nación.
Según fuentes de Fides, la pregunta que hoy se ponen los más agudos observatorios es: “¿El gobierno vietnamita realmente está interesado en entrelazar las relaciones diplomáticas y está dispuesto por tanto a entender la relación con la Santa Sede como una relación entre iguales?”.
Hasta ahora el estado se ha comportado con la Iglesia de lo alto de su indiscutida autoridad suprema que, en el tiempo - y gracias a un difícil y progresivo camino de abertura y confianza - ha prodigado concesiones referentes a la libertad, al culto, a las actividades pastorales. Pero la dignidad, las libertades, los derechos fundamentales de los hombres no son “concesiones de alguna autoridad humana o estatal”, son sin embargo un patrimonio de cada ser humano, inscrito en la profundidad de su ser en cuanto criatura hecha a imagen de Dios.
Del encuentro de mañana entre el Papa y el Presidente se esperan frutos copiosos no sólo a nivel de enunciaciones de principio - qué a veces quedan como palabras muertas - pero qué, gracias al empeño de todos, se cumplan pasos concretos hacia delante sobre cuestiones fundamentales por la vida misma de la Iglesia en el país como la libertad y la evangelización. La vía está abierta - notan fuentes de Fides - y hoy existe la oportunidad de recorrerla rápidamente, con un esfuerzo de diálogo, comprensión y buena voluntad.
El peligro - notan fuentes de Fides en Vietnam - es que el gobierno vietnamita pueda o quiera utilizar el encuentro con Benedicto XVI sólo como propaganda, dejando inalterada la situación real y las principales cuestiones abiertas en la relación, todavía delicada y controvertida, con la Iglesia católica.
Recientes episodios como la transformación del Pontificio Instituto San Pío X en Dalat en un parque público, la confirmada confiscación del territorio de la Delegación Apostólica en Hanoi, la dura campaña contra los religiosos Redentoristas y contra el Arzobispo de Hanoi, Mons. Joseph Ngo Quang Kiet, crea algunos temores: son episodios que la Iglesia vietnamita quiere superar para establecer relaciones claras, en un diálogo siempre constructivo con el gobierno.
Después de la campaña de hostilidad contra el Arzobispo - iniciada porque el Purpurado había defendido las razones y los derechos de la Iglesia vietnamita a propósito de las propiedades eclesiásticas confiscadas - Mons. Joseph Ngo Quang Kiet ha tenido un discurso de autodefensa, en el que explicaba públicamente sus motivaciones. Este discurso ha sido instrumentalizado ampliamente y manipulado para levantar la opinión pública contra él: un hecho que ha creado en la comunidad católico dolor y amargura.
En una Santa Misa concelebrada con el Arzobispo, en ocasión del Jubileo de la Iglesia vietnamita, el Cardenal Roger Ethegaray ha manifestado a Mons. Joseph Ngo Quang Kiet estima y solidaridad.
Algunos días antes, el Arzobispo de Hanoi había anunciado a sus sacerdotes de haber presentado a la Santa Sede sus dimisiones, por motivos de salud, a pesar de su joven edad (57 años). Según fuentes de Fides en Vietnam, el Arzobispo, con coraje y humildad, ha adoptado esta decisión también porque no quiere ser "piedra de tropiezo" en el camino de acercamiento entre Vietnam y Santa Sede. (PA) (Agencia Fides 10/12/2009)