Phnom Penh (Agencia Fides) – En la Iglesia del “Niño Jesús” en Phnom Penh se reza todos los días por la reconciliación nacional, por el bien del pueblo camboyano, por el futuro del país. La Iglesia del “Niño Jesús” es una de las primeras iglesias construidas y consagradas luego de la era del “Khmer Rouge” (1975-1979) y el genocidio de cerca de 2 millones de camboyanos.
La comunidad católica (en Camboya los católicos son más de 20 mil) reza mientras la nación vive un momento crucial de su historia, después de años de esperas y postergaciones, el proceso contra los ex-líderes del Khmer Rouge. El 17 de febrero, uno de los cinco imputados, Kaing Guek Eav, conocido como “compañero Duch”, apareció frente a los jueces del Tribunal extraordinario instituido a través de un esfuerzo conjunto el gobierno camboyano y, sobre todo, de las Naciones Unidas. “Duch, de 65 años, ex jefe de los servicios de seguridad del Comité central del partido era el responsable del conocido Centro de detención S-21, donde fueron tenidas prisioneras, torturadas y asesinadas más de diecisiete mil personas.
Con él los otros líderes Khieu Samphan, Ieng Sary y su esposa Ieng Thirith, y Nuon Chea son acusados de genocidio y crímenes de lesa humanidad y están en riego de ir a prisión de por vida. Pero a diferencia de Duch, los otros cuatro serán juzgados después del 2010. Otros dirigentes del Khmer Rough murieron mientras estaban en la cárcel (como Ta Mok, “el carnicero”) mientras Pol Pot (el dictador) y Son Sen murieron en 1998, en los territorios controlados por el Khmer Rouge.
Mientras tanto, los estudiantes camboyanos podrán por primera vez leer sobre sus propios libros de texto lo que sucedió en los cuatro años en los que el país fue gobernado por el régimen instaurado por el Khmer Rouge.
En esta fase delicada de la vida del país, en la que se tocan fibras dolorosas como la memoria de millones de víctimas y de familias, la Iglesia camboyana expresa su cercanía a la población con la oración y con palabras de paz y de reconciliación, siempre en la justicia y en el necesario reconocimiento de las responsabilidades de cada uno. Años de guerra y de luchas internas han dejado cicatrices en el tejido de la sociedad: todas las familias han tenido miembros en el Khmer Rouge y en los partidos que se confrontaron posteriormente. Por ello, la prioridad es la reconciliación en las familias y en las diversas poblaciones. La pequeña comunidad del “Niño Jesús”, en Phnom Penh, floreciente en niños y jóvenes, signo de fe y de esperanza para el futuro del país, ha comenzado a dar el buen ejemplo de comunión, fraternidad y amor. (PA) (Agencia Fides 24/2/2009; líneas 32, palabras 461)