Zamboanga (Agencia Fides) – El secuestro de persona es una práctica contraria a la dignidad humana y lesiva de sus derechos inalienables; es una práctica contraria a cualquier credo religioso, que los creyentes, cristianos y musulmanes, desaprueban y condenan con firmeza: es lo que afirman los líderes religiosos cristianos y musulmanes de las Filipinas del Sur, reunidos en el Interfaith Faith Council of Leader de Zambonaga city, en el extremo sur de la isla de Mindanao.
Los líderes religiosos intervinieron tomando posición sobre un fenómeno que infesta las Filipinas Meridionales (en modo especial Mindanao y las islas Sulu), donde grupos armados y bandas criminales usan el “negocio de los secuestros” con el fin de extorsionar para obtener visibilidad y dinero.
Hace un mes, tres operadores de la Cruz Roja Internacional fueron raptados en la isla de Jolo, rocafuerte del grupo terrorista “Abu Sayyaf”: el italiano, Eugenio Vagni, el suizo Andreas Notter y la filipina Jean Lacaba. El ejército filipino ha dispuesto una caza a los secuestradores, mientras un reciente radiomensaje difundido ha demostrado que los tres están vivos y están bien.
Pero la plaga de los secuestros afecta a Filipinas del Sur, tocando sobre todo a los ciudadanos occidentales, operadores de Ong, religiosos cristianos. “Abu Sayyaf” (“La espada de Dios”), conocido por su actividad de secuestros con el fin de extorsión, es el principal sospechoso del secuestro. En pasado el grupo ha raptado turistas americanos, religiosos y misioneros católicos, empresarios extranjeros, todas categorías de personas, que, en la óptica de los criminales, podía conducir a un retorno en dinero.
Los líderes religiosos afirman en un mensaje común: “Estamos fuertemente preocupados porque los episodios de rapto hacen violencia contra los individuos y amenazan el derecho fundamental, el de la vida. Aún profesando una diversa fe, concordamos plenamente en el hecho de que la violencia contra otro ser humano es una ofensa a Dios y va contra las enseñanzas básicas contenidas en nuestra fe: el amor a Dios y el amor al prójimo”.
Los líderes están asimismo preocupados porque no quieren que “dichos actos traigan divisiones entre las comunidades religiosas”, reafirmando que “los secuestros son un mal por sí mismos”, que las comunidades religiosas, unidas, quieren combatir en modos diversos: con la denuncia; a través de la colaboración con las autoridades; educando y sensibilizando a los miembros de las familias y de las comunidades; difundiendo valores como el respeto del otro, el diálogo y la paz.
Los líderes proponen construir una red de amistad y solidaridad entre diversos pueblos (cristianos y musulmanes) existentes en Filipinas del Sur. “Asimismo seguiremos invocando la Bendición de Dios sobre las personas víctimas de los secuestros”, concluye el mensaje.
En Filipinas del Sur vive desde hace siglos una consistente comunidad musulmana (6 millones de personas) que no se ha integrado nunca del todo en el marco de la República. A finales de los años ’70 el descontento difundido desembocó en el nacimiento de movimientos guerrilleros islámicos que reivindicaban la independencia y, sucesivamente, en el surgimiento de grupos incontrolados (como “Abu Sayyaf” y otras bandas terroristas) que han inquinado la sociedad de Filipinas del Sur. (PA) (Agencia Fides 9/2/2008)