Diocesis de La Rioja
La Rioja (Agencia Fides) - «La pastoral social es una dimensión fundamental de la misión de la Iglesia, que busca hacer presente el Reino de Dios en medio de las dificultades y desafíos de la vida cotidiana». La reflexión es de Dante Braida, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y obispo de la diócesis de La Rioja, quien señala que «actuar de esta manera promueve una Iglesia cercana a la gente, que se hace cargo de los problemas de su comunidad y trabaja por la justicia y la solidaridad». El prelado considera la pastoral social un área fundamental en la interacción de la Iglesia con la sociedad, especialmente en el contexto de una Iglesia en salida.
El objetivo de monseñor Braida es «una pastoral social que fortalezca y promueva cuatro ejes principales: la dimensión social de la fe, para que cada cristiano pueda vivir plenamente su identidad en los compromisos sociales que asume; la participación como ciudadanos, es decir, como parte de la vida social; la protección del medio ambiente y cómo enfrentamos las adicciones, el sentido y cuidado de la vida, y todo lo que la daña, como el narcotráfico».
«Hay muchas razones para tener esperanza», continua el obispo, «cuando una familia se forma, se abre a la vida, crece y educa a sus hijos, es un signo muy fuerte de esperanza. Cuando las personas crean nuevas iniciativas empresariales para prestar un servicio a la sociedad, cuando los niños, adolescentes y jóvenes se dedican a estudiar y cuando buscan crecer profesionalmente en el deporte, las artes y la ciencia. Otros signos de esperanza son cuando la sociedad cuida de sus ancianos. Una sociedad que cultiva su fe, que da espacio a Dios, que busca ser guiada por Él, es una sociedad que es signo de esperanza».
«Las parroquias locales en particular y toda la diócesis, que tiene una población diversa con considerables desafíos sociales, están comprometidas con la realidad social de su comunidad. Es fundamental el apoyo de sacerdotes, religiosas y laicos, así como el apoyo del obispo Braida», dice la hermana Silvia Somaré, misionera de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús (ecj) en La Rioja y miembro de la Oficina de Comunicación de la Diócesis, a la Agencia Fides.
«La presencia de comunidades indígenas es notable, así como la existencia de zonas rurales con altos índices de pobreza y dificultades para acceder a los servicios básicos. Otra precariedad es la desigualdad social, que se manifiesta en la brecha entre los sectores más privilegiados y los más vulnerables. Esta situación se agrava en algunos suburbios de la capital y en las ciudades del interior, donde la falta de oportunidades y la inestabilidad laboral conducen a la exclusión y la marginación».
«Frente a esta realidad -prosigue-, se han iniciado diversas acciones de pastoral social, con el objetivo de apoyar a las comunidades más necesitadas y promover su desarrollo integral. Estas acciones se basan en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, que promueve la dignidad de la persona humana, la justicia social y el bien común. Entre las iniciativas más destacadas se encuentran la distribución de alimentos y la implementación de comedores comunitarios para familias en situación de vulnerabilidad, iniciativas que buscan fortalecer el tejido social y generar oportunidades de desarrollo para las comunidades a través de talleres de capacitación, micro-emprendimientos y proyectos productivos; el apoyo a personas en situación de calle, adictas o víctimas de violencia a través de programas de asistencia integral, acompañamiento personalizado y asistencia de comedores comunitarios; la promoción de la cultura e identidad local y el trabajo en red con otras instituciones».
«Toda la Iglesia riojana sigue trabajando para construir una sociedad más justa y fraterna, donde todos puedan tener la oportunidad de desarrollar sus potencialidades y vivir con dignidad», concluye la hermana Silvia.
(AP) (Agencia Fides 28/3/2025)
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