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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - «El rostro y la voz de Dios, se manifiestan en la humanidad de Jesús». El Papa Francisco ha regresado a la Plaza de San Pedro para el rezo dominical del Ángelus en la fiesta del Bautismo del Señor, que según el calendario litúrgico actualmente en uso en la Iglesia católica marca el final del Tiempo de Navidad. La fiesta conmemora el momento en que también Cristo fue a recibir el bautismo de penitencia predicado y administrado por Juan el Bautista en el río Jordán.
Lo que sucedió a orillas del Jordán hace dos mil años, ha subrayado el Pontífice, «nos hace pensar en muchas cosas, también en nuestro bautismo. Jesús se une a su pueblo, que va a recibir el bautismo para el perdón de los pecados» y lo hace «con el alma desnuda y los pies descalzos», ha añadido el Obispo de Roma, citando un himno litúrgico característico de la fiesta de hoy.
Y cuando Jesús recibe el bautismo «se manifiesta el Espíritu y tiene lugar la Epifanía de Dios, que revela su rostro en el Hijo y hace escuchar su voz». Y es precisamente sobre este primer elemento sobre el que el Papa, se ha detenido brevemente. «En el revelarse Padre a través del Hijo, Dios establece un lugar privilegiado para entrar en diálogo y en comunión con la humanidad», es decir, «el rostro del Hijo amado».
De ahí la invitación a la reflexión: «¿Somos capaces de reconocer su rostro en Jesús y en los hermanos? ¿Y estamos acostumbrados a escuchar su voz?». A continuación, el Pontífice ha vuelto a preguntar a todos «¿cada uno de nosotros recuerda la fecha de su bautizo?. ¡Esto es muy importante!... celebramos en esa fecha como un nuevo cumpleaños: la del nacimiento en el Espíritu de Dios».
Tras la bendición, el pensamiento del Pontífice se ha dirigido «a los habitantes del Condado de Los Ángeles, California, donde en los días pasados se han producido incendios devastadores. Rezo por todos vosotros».
Seguidamente el Papa, ha recordado la celebración en la Capilla Sixtina que ha presidido antes del Ángelus, en la que ha bautizado a 21 recién nacidos, hijos de empleados de la Santa Sede y de la Guardia Suiza. «Rezamos por ellos, por sus familias. Y quisiera pedir al Señor, por todas las parejas jóvenes, que tengan la alegría de acoger el don de los hijos y de llevarles al bautismo».
El Obispo de Roma, por último ha llamado la atención sobre la figura de Don Giovanni Merlini, sacerdote de los Misioneros de la Preciosísima Sangre (véase Fides 11/1/2025) beatificado hoy en la Basílica de Letrán: «Dedicado a las misiones con el pueblo, fue consejero prudente de muchas almas y mensajero de paz. Invocamos también su intercesión mientras rezamos por la paz en Ucrania, en Oriente Medio y en todo el mundo».
(F.B.) (Agencia Fides 12/1/2025)