ASIA/INDIA - El impacto de las últimas elecciones en la política exterior india

viernes, 12 julio 2024

(Russia News)

Por Cosimo Graziani

Nueva Delhi (Agencia Fides) - El resultado, nada alentador para el gobierno indio, de las recientes elecciones en la democracia más poblada del mundo ha generado especulaciones entre los observadores de que el primer ministro Narendra Modi podría relanzar la línea fuertemente nacionalista que le permitió asumir el poder hace diez años. Desde el inicio de su mandato, Modi ha sido un ferviente defensor del concepto de la Gran India, o más precisamente de la India Indivisible, que aboga por la reunificación -aunque no está claro en qué términos- de todas las regiones y entidades políticas del subcontinente, incluyendo Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka.
Sin embargo, la posibilidad de un resurgimiento evidente de esta línea nacionalista se enfrenta a una doble contradicción.

En primer lugar, la fallida victoria aplastante en realidad no ha sido más que una caída bastante limitada en el número de votos emitidos, de alrededor del 1%. Por tanto, no se ha tratado de un "batacazo"; las expectativas de Modi se han visto truncadas solo por el efecto multiplicador del sistema mayoritario de la India.

El segundo elemento es que, en diez años, el Partido Bharatiya Janata (BJP) y de su líder, han adoptado una proyección exterior fundamentalmente prudente. Si entre 2020 y 2023 la frontera del Himalaya ha vuelto a recalentarse, o las tensiones con Pakistán han quedado sin resolver, cabe destacar que ninguna crisis ha rebasado el punto de no retorno.

Por otro lado, las relaciones con Pekín se han mantenido estables gracias a un notable desequilibrio en el comercio bilateral, basado en el interés económico mutuo. Esto ha llevado a la llegada a Nueva Delhi de un nuevo embajador chino, algo que no ocurría desde hacía mucho tiempo. Además, India es miembro de pleno derecho de los BRICS y de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), donde el liderazgo está firmemente en manos chinas. Modi es un eficaz exponente de ese Sur del Mundo que mira a Occidente con el peso creciente de una economía en tumultuoso crecimiento (si no fuera por la pandemia de COVID-19, la media anual sería del 7.2%).

Incluso la línea adoptada ante la invasión rusa de Ucrania se muestra como sustancialmente "equidistante" cuando se analiza con criterios objetivos. Con el Kremlin, India ha podido obtener ventajosos contratos petroleros necesarios para impulsar la economía nacional a cambio de una no condena a la invasión. En la otra balanza están los intensos contactos con las potencias occidentales, bien representadas por la pertenencia a la Quad, la iniciativa cuadrilateral que compromete a Nueva Delhi en el Indo-Pacífico junto con Australia, Japón y, sobre todo, Estados Unidos.

Lo que llevará al gobierno indio a adoptar una postura prudente en los próximos años es, sobre todo, la necesidad de garantizar un desarrollo económico constante y controlado. India no es sólo la democracia más poblada del mundo: es el país más poblado de la Tierra, con sus 1.400 millones de habitantes. La edad media de la población india es de 28 años. El crecimiento de la industria, los servicios, las finanzas y la realización de las obras de infraestructura necesarias requieren estabilidad. El Primer Ministro debe apresurarse a producir puestos de trabajo (el empleo masculino es del 36%, el femenino del 12%) y a gestionar la transformación del sector agrícola, que necesita urgentemente una modernización tanto desde el punto de vista técnico como social. Hasta ahora, de hecho, el gobierno indio ha sabido combinar un innegable pragmatismo con una hábil labor diplomática, de modo que el vínculo con Occidente representado por la Quad le ha convertido en el socio preferido no sólo de EEUU sino también de Japón (que promete construir las infraestructuras que Modi necesita).

China no se siente amenazada en una zona como el Indo-Pacífico. Los mercados de los dos gigantes asiáticos siguen abiertos el uno al otro y ambos - en el contexto de la guerra de Ucrania - pueden sacar provecho de los oleoductos rusos y de los poderosos que los dirigen. Este juego de admirables equilibrios, gracias también a una colaboración no oficial con Francia en el océano Índico occidental y a una hábil gestión de las relaciones con Gran Bretaña (huérfana de la UE y cada vez más consciente de lo evanescentes que eran los sueños de una política global autónoma tras el Brexit), se ha materializado en el éxito alcanzado al acoger el G20 en 2023.

India da seguridad, India es aceptada en todas partes. Entonces, ¿por qué debería cambiar su política?
En realidad existe un peligro, aunque está lejos de materializarse. El envío del nuevo embajador chino a Nueva Delhi tuvo lugar pocos días antes de las elecciones, y su aroma era el de un reconocimiento y al mismo tiempo la preparación de futuros entendimientos. Sin embargo, el plebiscito que todos esperaban no llegó a salir de las urnas. Así que quizá no sea Modi quien revise su política exterior, especialmente en las relaciones bilaterales entre China e India, sino el liderazgo de Pekín, quizá precisamente en el Indo-Pacífico.
(Agencia Fides 12/7/2024)


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