Roma (Agencia Fides) - “La comunidad cristiana de Tierra Santa, a lo largo de los siglos, “constantemente ha dado testimonio, a través de sus propios sufrimientos, del misterio de la Pasión del Señor”. Con esta singular proximidad al misterio salvífico de la Pasión de Cristo “ha anunciado y sigue anunciando que el Crucificado resucitó, que con los signos de su Pasión apareció a sus discípulos y ascendió al cielo, llevando junto al Padre nuestra humanidad atormentada pero redimida”. Y esto también ocurre “en estos tiempos oscuros, en los que parece que las tinieblas del Viernes Santo recubren vuestra tierra y tantas partes del mundo son desfiguradas por la inútil locura de la guerra, que es siempre y para todos una sangrienta derrota”. Así lo escribe el Papa Francisco, en una carta dirigida a los católicos de Tierra Santa con ocasión de la Semana Santa de 2024. El mensaje papal, hecho público este miércoles 27 de marzo por la Oficina de Prensa del Vaticano, es un acto de agradecimiento y gratitud hacia quienes el Papa describe como “antorchas encendidas en la noche”, “semillas de bien en una tierra desgarrada por los conflictos”.
Desde hace tiempo – escribe el Obispo de Roma en las primeras líneas de su carta - “los llevo en mi pensamiento y rezo cada día por ustedes. Pero ahora, en vísperas de esta Pascua, que para ustedes tiene una fuerte carga de Pasión y todavía poco de Resurrección, siento la necesidad de escribirles y decirles que los llevo en el corazón”. El Papa se dirige en particular “a cuantos, en estos momentos, están sufriendo dolorosamente el drama absurdo de la guerra, a los niños a los que se les niega un futuro, a cuantos lloran y sufren, a cuantos experimentan angustia y desorientación”. Y a todos dirige un “Gracias por su testimonio de fe, gracias por la caridad que existe entre ustedes, gracias porque saben esperar contra toda esperanza”.
El Sucesor de Pedro suplica “Que el Señor Jesús, nuestra Vida, como Buen Samaritano derrame sobre las heridas de sus cuerpos y sus almas el aceite del consuelo y el vino de la esperanza”. El Papa Francisco también cita a su predecesor Pablo VI, que hace cincuenta años en escribió en la Exhortación Apostólica “Nobis in Animo” escribía: «la prolongación del estado de tensión en el Oriente Medio, sin que se hayan dado pasos conclusivos hacia la paz, constituye un grave y permanente peligro que amenaza no sólo la tranquilidad y la seguridad de aquellas poblaciones —y la paz del mundo entero—, sino también ciertos valores sumamente queridos, por distintos motivos, para gran parte de la humanidad».
El Papa Francisco, en la parte final de su mensaje, dirige ulteriores palabras de consuelo y cercanía a los católicos y a todos los cristianos de Tierra Santa: “no están solos y no los dejaremos solos, sino que permaneceremos solidarios con ustedes a través de la oración y la caridad activa, esperando poder volver pronto a ustedes como peregrinos, para mirarlos a los ojos y abrazarlos, para partir el pan de la fraternidad y contemplar aquellos brotes de esperanza nacidos de vuestras semillas, esparcidas en el dolor y cultivadas con paciencia”. Y concluye su carta invocando para los católicos de Tierra Santa “la protección de la Bienaventurada Virgen María, hija de vuestra tierra”, al tiempo que renueva “la invitación a todos los cristianos del mundo a hacer sentir su apoyo concreto y a rezar sin cansarse, para que toda la población de vuestra querida tierra esté por fin en paz”.
(GV) Agencia Fides 27/3/2024)